Por qué las estrategias para cuidar biodiversidad enfrentan problemas

Un estudio científico reveló una brecha entre las políticas públicas y la aplicación de las medidas

Cerca de un millón de especies se encuentran actualmente en peligro de extinción, y expertos de las Naciones Unidas (ONU) han determinado una interconexión de riesgos. Esto es porque si se altera la población de una especie en un ecosistema puede desencadenar un efecto dominó de pérdida de biodiversidad.

Hay un problema global, pero a veces las personas pueden encontrar dificultades para contribuir a resolverlo. Según un estudio publicado en la revista Environmental Science & Policy, el 90% de los países con políticas de conservación de la biodiversidad no especifican las acciones necesarias para que individuos o grupos cambien su comportamiento.

Esa falta podría explicar la falta de progreso en los objetivos globales de conservación, de acuerdo con los autores del estudio, que fue presentado en el marco de la reciente Conferencia de Biodiversidad de las Naciones Unidas que se hizo en Cali, Colombia.

Una de las coautoras, Melissa Marselle, investigadora de la Universidad de Surrey, en el Reino Unido, destacó que es importante integrar el cambio de comportamiento individual en las políticas de conservación de la biodiversidad.

Se brinda aún escasa atención al cambio conductual individual en políticas de biodiversidad

El análisis reveló que solo el 11% de las políticas nacionales de biodiversidad reconocen explícitamente el papel crucial del cambio de comportamiento individual para lograr una conservación efectiva. Además, apenas un 3% de estas políticas ofrecen directrices específicas sobre cómo diseñar intervenciones que aborden factores motivacionales, tanto reflejos como automáticos.

Los investigadores sugieren que para mejorar la efectividad de estas políticas es necesario especificar claramente los elementos clave del cambio de comportamiento, como identificar las conductas que deben modificarse, los grupos responsables y los factores que influyen en sus decisiones.

Para hacer el estudio tuvieron en cuenta 1.306 políticas de las Estrategias y Planes de Acción Nacionales para la Biodiversidad (NBSAPs) de diez países. Los «actores individuales» se definen como personas en roles como agricultores, consumidores, cazadores o pescadores, voluntarios y comunidades locales.

Para Marselle, se debería considerar que la pérdida de biodiversidad no es solo un problema distante sino que afecta a todos. Desde los alimentos que se consumen hasta el aire que se respira, la naturaleza sostiene las vidas diarias y es urgente actuar para protegerla. Si no se integra rápidamente el cambio de comportamiento en las políticas de biodiversidad, se corre el riesgo de causar más daños ambientales que impactarán a las generaciones futuras, advirtió.

El estudio también destaca que existen herramientas y técnicas establecidas para lograr los cambios necesarios en el comportamiento, pero no se están utilizando de manera sistemática en este elemento clave de la sostenibilidad.

El proyecto de investigación contó con la colaboración de varias instituciones, entre ellas el Centro Helmholtz para la Investigación Ambiental en Alemania, la Universidad de Río de Janeiro en Brasil, la Universidad de Rouen-Normandía en Francia, Ecoscope en Israel y el Centro para el Cambio de Comportamiento del University College London en Inglaterra.


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