Punta Perdices: descubrí el caribe de la Patagonia, a 65 km de Las Grutas
En el Puerto San Antonio Este, esta maravilla invita a disfrutar
Un mar azul que se distingue desde lejos, y la blancura de una costa que remite a cualquier postal caribeña, pero en un paisaje que tiene texturas, perfumes y sonidos que le ponen su sello patagónico.
Así es Punta Perdices, una playa que se popularizó como el «caribe patagónico» pero tiene un encanto que la diferencia de cualquier otro sitio.
Es que acá la arena está tapizada de conchillas blanqueadas por el sol, que crujen al caminar sobre ellas. Y el mar se vuelve caprichoso al subir y bajar dos veces diarias, mostrando dos fotos diferentes del mismo lugar. Porque todo cambia cuándo el agua está plena, y varía cuándo se aleja, porque la costa se torna infinita.
Y hay más, mucho más… está esa sensación de inmensidad que sólo muestran las playas patagónicas, y una brisa que todo lo recorre. Como un duende libre corriendo por la playa y esparciendo el perfume de la arena caliente, la savia dulzona de la vegetación y el salitre del mar.
Es Patagonia, no Caribe, aunque de lejos lo parezca…Y esa conjunción mágica será difícil de olvidar.
¿Dónde queda esta playa única?
El lugar está enclavado en el Puerto San Antonio Este, que está a 65 km por ruta 3 de Las Grutas.
Para llegar hay que tomar la ruta mencionada, que, como todo aquí, también guarda sorpresas. Es que la chatura de la vegetación y los ocres cansados del camino se despejarán de golpe al tomar el último recodo que conduce a la villa pesquera.
Ahí, de la nada, cuándo todos empiecen a pensar que “los llevaron engañados”, finalmente aparecerá el mar. Y no uno cualquiera. El que asomará será uno gigante que abrazará la vista y se fundirá con un cielo que lo volverá aún más grande. Por si fuera poco, la costa nos encandilará con su blanco imposible, que se repetirá luego, en Perdices. Porque falta para el destino final. Hasta ahora lo que se vio fue “La Conchilla”, un balneario para agendar y visitar con tiempo.
¿Cómo llegar?
La ruta seguirá e ingresará en la pequeña aldea. El camino que conduce a nuestra playa es el que lleva al Mirador Norte. Se atravesará el parador Serena y, tras otro tramo, se podrá ver el ingreso al lugar.
Una vez en la zona, hay que tener en cuenta que el resguardo de la Naturaleza será esencial. Por eso, los vehículos no podrán transitar por el manto de conchillas y los que lleguen deberán llevarse los residuos que generen.
Después, solo que queda es disfrutar. Y entregarse al embrujo de una costa de ensueño.
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