Homenajes con vencimiento: evalúan cómo remediar la tala del árbol dedicado a Hugo Berbel
Lo sucedido fue dado a conocer por un hermano del notable artista neuquino. No es la primera vez que se deja sin efecto un reconocimiento: en Allen también pasó.
La noticia de la tala del aguaribay plantado en Neuquén capital, en homenaje a Hugo Berbel, causó impotencia entre muchos. Lamentablemente, no es el primer ejemplo de decisiones u olvidos de este tipo, por eso desde su entorno buscan remediarlo.
Ubicado en la esquina de Colón y justamente la calle que lleva su nombre, a metros del Consejo Provincial de Educación, el añoso árbol había sido colocado a principios de los ‘90, tras el fallecimiento del cantante y compositor, ocurrido el 14 de junio de 1992. La maniobra se realizó en un sentido acto en el que la familia estuvo presente, encabezada por su padre Marcelo, y acompañados por otro gran artista del cancionero popular nacional, Alberto Cortez, entre quienes existía contacto y admiración mutuos.
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El libro del INAMU, “Desde la Patagonia”, recuerda que ese día, mientras se lo colocaba en tierra, se cantaron los versos de “Mi árbol y yo”, la emblemática obra de Cortez. “Abonamos bien la tierra/ Y lo cubrimos de agua/ Con trocitos de madera/ Hicimos una barrera/ Para que no se dañara”, dice la letra. Esa labor se hizo realidad en Neuquén gracias a una vecina, contó Marite Berbel a RÍO NEGRO. La mujer fue quien custodió desde entonces al tierno ejemplar hasta que se convirtió en una frondosa estructura. Sin embargo, la partida de esta señora, ocurrida hace algunos meses, dejó al árbol sin escolta.
Con este panorama, fue Dante, otro de los hermanos de Hugo, quien salió a difundir la sorpresa de la tala que terminó derribando por completo al aguaribay del recordado músico. Testigo de su colocación y ahora impotente ante lo sucedido, este descendiente de Don Marcelo contó que la extracción fue de raíz, lo que les impide cualquier intento de rescate de la planta.
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Para mantener vivo el reconocimiento, desde el entorno de Marite Berbel y su hijo Traful, amigos y seguidores de la obra de la familia propusieron una alternativa: colocar allí un pehuén, emblema de la flora del interior neuquino al que tantas canciones le dedicaron. Con esta iniciativa buscarían llegar a los actuales dueños de esa vereda y, de lograr un acuerdo, recién allí coordinar para aplicarla próximamente.
Lamentablemente, la falta de resguardo a este tipo de reconocimientos no es una novedad. En la histórica Escuela N°23 de Allen, un cartel tallado en madera recordaba que en 1996 se designó una sala del edificio para la actividad cultural, bautizada también con el nombre de Hugo Berbel. Tanto Marcelo como Marité cursaron años de la Escuela Primaria en ese establecimiento. Sin embargo, con el paso de los años el cartel desapareció y la designación quedó sólo en los registros históricos. El espacio hoy funciona como aula de sexto grado.
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