Un joven cambió su apellido paterno en Viedma: argumentó que su padre está preso por abuso

Tanto el muchacho como su madre fueron víctimas de violencia física y psicológica por parte del hombre. En 2017 se conoció que había abusado de su hija y fue condenado a 12 años de prisión.

Un joven de Viedma pidió reemplazar su apellido paterno por el materno ya que su padre cumple una condena por abusar de su hija, la hermana del demandante. La presentación fue el 28 de junio y cuatro meses después, la jueza de Familia, María Laura Dumpe, hizo lugar al pedido.

El muchacho explicó que tanto él como su mamá fueron víctimas de violencia física y psicológica por parte del hombre. En 2017 tomó conocimiento del abuso que sufrió su hermana. Por ese hecho, fue condenado a 12 años de prisión y actualmente continúa detenido en el Penal 1 de Viedma.

Desde ese momento, el joven no utilizó más su apellido paterno ya que padeció “un estado profundo de depresión”. Manifestó que no podía concurrir al colegio y permanecía encerrado en su habitación pro vergüenza.

A través de distintas publicaciones, se enteró de la posibilidad de cambiar su apellido y “a partir de ahí, resurgió la esperanza de poder cambiar su vida”. Para reeemplazar su segundo nombre eligió uno de origen japonés, cultura que admira estudia el idioma y proyecta vivir en ese país algún día.

En relación al pedido de suprimir el apellido paterno y reemplazarlo por el apellido materno, destacó el orgullo que siente por su madre, que también fue víctima de los malos tratos de su progenitor.

«Sé que sólo voy a poder volver a ser feliz cuando deje atrás esa identidad que no me representa y me pueda llamar como deseo. De mi papá sólo tengo recuerdos muy duros y tristes, porque también fue autoritario y violento en la crianza conmigo y también ejerció violencia de género con mi mamá. Nos causó un daño inmenso e irreparable a mi familia. Muchas veces me pregunto por qué me tuvo que tocar un padre así«, argumentó al hacer la presentación.

Dumpe explicó que “el apellido se corresponde con la identidad de un grupo de personas que integra una familia y que la distingue de otras familias de la sociedad”. Sin embargo, para cambiarlo, la ley plantea “justos motivos” que deben ser evaluados judicialmente. La jueza tuvo en cuenta diversos testimonios de la familia que fueron coincidentes con lo manifestado por el joven.

“El proceso de cambio de nombre debe ser visto como un mecanismo reparador de esa identidad dañada. No solo se repara con un proceso de daños y perjuicios, o con dinero por el daño moral sufrido, sino también con procedimientos que calan más hondo, ya que se ocupan de sanar identidades estáticas y dinámicas«, indicó la magistrada. Dijo que, de esta forma, «permite dejar de lado aquellas identificaciones rígidas, que tanto sufrimiento nos ocasionan, para portar aquella identidad social que nos dignifique como ser humano”.


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