Qué es la tenia de los peces y cómo se puede evitar en Patagonia

Se trata de una infección parasitaria que puede ser transmitida al comer sushi y ceviche contaminados.

La moda del consumo de sushi y de ceviche impactó en un aumento de casos de una enfermedad conocida como la tenia de los peces odifilobotriasis. Se trata de una infección causada por un parásito intestinal y se puede adquirir al consumir truchas crudas o insuficientemente cocidas que provienen de los cuerpos de agua dulce de la región de los lagos cercana a la ciudad de Bariloche.

Si bien no hay reportes oficiales, la detección casual de esa parasitosis lleva a los investigadores a suponer un incremento notable en el último tiempo.

«Como la enfermedad se empezó a conocer un poco más, empezamos a recibir más notificaciones. Este parásito no es nativo de la Argentina sino de una zona boreal del Hemisferio Norte. En el sur de Sudamérica, no tiene otra zona endémica que la zona cordillerana de la Patagonia Argentina y Chilena», especificó a Diario RIO NEGRO Gustavo Viozzi, investigador independiente del Conicet y docente de la Universidad Nacional del Comahue en Bariloche.

Se estima que el gusano, que provoca la enfermedad en los carnívoros, aves, peces y humanos, ingresó a través de los inmigrantes europeos. Los primeros casos se reportaron a principios de 1900 y correspondían a personas que recientemente habían descendido de los barcos en el puerto de Buenos Aires.

El parásito de los peces no es originario de Argentina, pero se detecta en la Patagonia. Foto: gentileza

«Adquirimos el parásito comiendo carne de pescado crudo, insuficientemente cocido o ahumado. Sucede que las truchas tienen unas larvitas -unos gusanos de unos pocos milímetros- y cuando ingerimos esa carne, se desarrolla una tenia, un gusano plano, chato y largo que se agarra a la pared interna del intestino», manifestó Viozzi, quien es profesor de parasitología en las carreras de Biología y Enfermería del Centro Regional Universitario Bariloche (CRUB).

Dónde se encuentra el parásito

El parásito puede medir hasta 20 metros de largo. De hecho, Viozzi recordó haber visto uno en Bariloche que alcanzaba los 11 metros.

Los salmónidos son los más infectados por el parásito, en especial la trucha arco iris. Aunque también se han registrado unos pocos casos en percas. Abunda también en gaviotas y perros. Sucede que, en ocasiones, los pescadores arrojan las vísceras cerca de las costas que terminan siendo comidas por esos animales.

El diagnóstico es difícil en los humanos

Los síntomas de la difilobotriasis son leves e inespecíficos. Por eso la infección por el parásito es muy difícil de detectar. Por lo general, las personas afectadas sienten molestias gástricas e intestinales.

«Suele haber diarrea, sequedad y dolores intestinales. Pasa desapercibido, enmascarado con otros síntomas. Recuerdo el caso de una persona que estaba recibiendo tratamiento por colon irritable desde hacía dos años hasta que finalmente, eliminó el parásito. En otro caso el diagnóstico fue de intestino permeable», detalló.

El científico admitió que «se suele detectar el parásito recién en el inodoro. Por lo general, la gente ve un pedazo de tenia, se asusta, tira la cadena de inmediato y va al médico. Pero lo recomendable es conservar eso en un frasco con alcohol a fin de poder identificarlo luego en el laboratorio».

Este parásito, aclaró, muchas veces, no se desprende por completo sino que simplemente se corta y se expulsa una parte. Lo que queda se termina regenerando en el intestino. Cuando se diagnostica la infección, la persona afectada puede recibir un antiparasitario llamado praziquantel.

Cuando se cocina el pescado a más de 60 grados elimina la amenaza del parásito. Foto: gentileza

Los 70 casos reportados en el país

Luego de los primeros ocho casos detectados en el país, no volvieron a registrarse otros en años. Pero en 1984 un profesor de la Universidad de Buenos Aires notificó sobre la situación de un hombre que había eliminado el parásito. Se logró determinar que el contagio había ocurrido en Bariloche ya que «venía todos los veranos a pescar y comía pescados», comentó Viozzi.

Si bien en el último tiempo se han detectado frecuentes casos en humanos en Bariloche y la región, muy pocos son reportados. «Sucede que no es una enfermedad que los médicos deban notificar, como pasa con la hidatidosis o la triquinosis que se deben informar al Ministerio de Salud. Como las parasitosis intestinales no son de declaración obligatoria en el sistema de vigilancia epidemiológica, aún no se sabe cuántos casos se producen anualmente», dijo. Aseguró que se enteran «casi de casualidad al tener conocidos en la Salud que ya saben que trabajamos este tema y nos hacen llegar el caso y el parásito».

Los especialistas aseguran que la mayoría de los casos de personas con Difilobotriosis provienen de Bariloche, San Martín de los Andes y Villa La Angostura. «Hay algunos registros en Mendoza, Buenos Aires, Mar del Plata y Olavarría, pero corresponden a personas que han venido a pescar a la zona cordillerana o que han comido sushi. La gente que ha eliminado el parásito en otras provincias es porque ha comido truchas aquí», sentenció y reiteró que el aumento de casos está vinculado a la creciente moda de comer pescado crudo.

Si bien hubo dos casos de parasitosis registrados en Buenos Aires, esas personas manifestaron no haber salido de la ciudad, aunque admitieron que periódicamente comían sushi. «En estos casos, no se pudo determinar el origen del pescado con el que hacían sushi», dijo.

En el último tiempo, los investigadores habían empezado a recolectar datos a través de una búsqueda activa con laboratorios. Hasta el momento, llevan registrados 70 casos en total de humanos en Argentina desde los años 80. Pero estiman que son muchos más. «Fuimos a dar charlas al hospital y los mismos médicos nos decían: ‘Yo tuve dos pacientes, tres, cuatro’. Pero nadie se enteró de eso», argumentó.

Chile tampoco es ajeno al problema. En 2018 se reportó un brote de Difilobotriasis en Puerto Octay y la Secretaría de Salud de la Región de los Lagos emitió una alerta sanitaria.

El estudio de los peces

En la década de 1950, un parasitólogo alemán detectó el parásito en gaviotas y peces del lago Nahuel Huapi. Décadas después, personal del Laboratorio de Parasitología de la Universidad Nacional del Comahue empezó a estudiar la parasitosis en peces a fin de determinar cómo eran las larvas para identificarlos.

Ese estudio permitió concluir que solo los salmónidos de los lagos cordilleranos estaban infectados. En cambio, los otros peces nativos no lo estaban. Además, Viozzi recordó: «Las truchas no son nativas sino que fueron traídas de Estados Unidos en 1904. De modo que el parásito importado encontró en un pez importado el sitio ideal para desarrollar el ciclo de vida».

El investigador detalló que las truchas pueden tener cientos de larvas: «algunas están distribuidas en la cavidad abdominal aunque lo más peligroso es cuando se ponen en la musculatura (porque es lo que comemos)».

El estudio aportó que la mayor cantidad de truchas infectadas están en los lagos Nahuel Huapi, Moreno y Gutiérrez, alrededor de Bariloche. Se encontró también la parasitosis en «algunos peces del embalse Alicurá, Piedra del Águila, el lago Traful y los lagos cercanos, aunque en menor cantidad». Admitió que se requieren más campañas de muestreo «para lo cual se necesita dinero» y los subsidios están paralizados.

Cuáles son las medidas de prevención

Viozzi aclaró que al cocinar el pescado, se mata el parásito y por lo tanto, desaparece el peligro. Admitió que hubo casos de pescado ahumado aunque se trataba de personas que lo elaboraban casero. «El ahumado no mata el parásito», expresó.

¿Cuáles son las medidas de prevención? La profilaxis al cocinar el pescado: el espesor de la carne debe estar a más de 60 grados por más de un minuto ya que eso basta para matar al parásito. «Si alguien quiere comer pescado crudo, debe congelarlo una semana al menos».

Cuál es la situación de los perros

El investigador Viozzi consideró que habría que profundizar en la situación de los perros con el parásito en Bariloche. Se han tomado muestras de heces de perros en 13 barrios de la ciudad y en 9 encontraron casos positivos de huevos del parásito de la difilobotriosis.

«En algunos barrios encontramos el 66% de las cacas parasitadas, es decir que eran positivas. Sucede que muchas veces la gente va acompañada de los perros al lugar para pescar. Se tiran las vísceras y el perro las come. Algunos veterinarios lo han detectado, pero muchas veces, esto pasa desapercibido. Según una encuesta que hicimos en veterinarias, muchos no saben que el parásito está en la zona», manifestó.

Viozzi recomendó a los pescadores quemar las vísceras y no dejarlas al alcance de los perros o las gaviotas. De esta forma, se evita la transmisión de la enfermedad a esos animales. Recordó que el reglamento de pesca alerta sobre este parásito en los salmónidos que habitan los lagos cordilleranos. También sugirió desparasitar a los perros.

Por último, consideró que quienes trabajan en salud o en gastronomía deben reportar casos al Laboratorio de Parasitología del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma), que depende del Conicet y la Universidad Nacional del Comahue o a través del mail gviozzi@gmail o, el celular (0294) 15435-6610.


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