A Valentina, de 11 años, no le diagnosticaron una peritonitis y murió en Neuquén: «Curan para salvar vidas, con nosotras no lo intentaron»

Ocurrió en marzo de 2022 y fueron cuatro días de recorrer guardias sin un diagnóstico certero que pudiera evitar el desenlace. Este jueves arranca el juicio para determinar la responsabilidad de tres médicos.

«Valen era una nena feliz, pero me cuesta mucho recordarla así porque me aparecen automáticamente sus ojos dilatados y todo lo que sufrió. Y vuelvo al enojo. La extraño mucho». Tatiana Baleri es la madre de Valentina Dosantos, la nena de 11 años, que murió cuatro días después de varios ingresos por guardias médicas a causa de una peritonitis que no fue tratada. El cuadro se reveló en su autopsia.

Este jueves comienza el juicio en el que tres médicos que no detectaron el cuadro en la radiografía están acusados de homicidio culposo.

El hecho ocurrió en marzo del 2022. «Llevo dos años y siete meses y llego al juicio como puedo. Rota en mi pedazos, con tratamiento psicológico y psiquiátrico. Mi otra hija es mi ancla para quedarme acá. Por ella estoy en tratamiento. No quiero darle una mamá depresiva o que no puede», confía la mujer con una tristeza desgarradora.

Los dolores de Valentina arrancaron un lunes 20 de marzo. Su madre pensó que se trataba de molestias menstruales y decidió esperar, pero por la noche, el dolor se volvió más intenso y consultó en una guardia privada en el centro de Neuquén. Después de esperar varias horas, una médica manifestó que solo eran dolores menstruales. Sin embargo, le hizo un hisopado de garganta para descartar un cuadro de estreptococo por la fiebre, que dio negativo.

Valentina, junto a su madre. Foto: gentileza

«No era el motivo de consulta, pero como todos los nenes que estaban en la guardia estaban con resfrío, asoció que podía venir por ahí. Claro que dio negativo y nos volvimos a casa. El martes seguía con muchísimo dolor y la llevé a la guardia del poliniclínico para tener una segunda opinión«, detalló Tatiana.

La atención llegó después de una espera de tres horas. En ese momento, a Valentina le dolían mucho las piernas y caminaba encorvada. «Le comenté a la médica que por la anemia, había comenzado un tratamiento de hierro que le generaba constipación. Ordenó una radiografía porque el ecografista no estaba y había que llamarlo y además, le inyectaron dos calmantes analgésicos», comentó.

Una vez que obtuvo el resultado de la radiografía, la médica consultó la imagen con otros dos médicos. «Según ellos, lo que tenía Valen era un depósito fecal. Le diagnoticaron constipación, le dieron enemas y laxantes y nos mandaron a casa. Uno de los doctores me dijo que cualquier cosa, la llevara al día siguiente que estaría de consultorio», planteó.

Valentina arrancó con dolores el 20 de marzo de 2022. Foto: gentileza

Sin diagnóstico

Los dolores se agudizaron a tal punto que, en un momento, Tataiana detectó que la niña estaba «amarilla, tenía los labios morados y vomitaba color café». «Volamos de nuevo a la guardia, pero era por órden de llegada. En la espera, Valen entró en shock. Cuando nos hicieron pasar al consultorio, ella cayó al piso, empezó a pegar patadas del dolor y pidieron una cama de internación. La ecografía dio todo bien, en teoría. Me empezaron a preguntar si consumía drogas, si tenía novio, si había tenido relaciones sexuales y hasta si había sido abusada», subrayó.

Decidieron hacerle un estudio toxicológico que también arrojó un resultado negativo. Luego, para sedarla, debieron agarrarla entre varios ya que incluso se arrancaba el suero del dolor. «Probaron con una tomografía para ver si era algo de la cabeza. Yo veía que entraban y salían un montón de médicos y de pronto, vi que entraban con un respirador. Se la llevaron a terapia intensiva. Entre cada una de estas cosas, teníamos que esperar horas y horas«, señaló.

Valentina, junto a su madre. Foto: gentileza

En ese momento, el cirujano explicó a la familia que la niña «estaba en estado crítico» y debía someterla a una intervención de exploración para descartar posibles cuadros. «Intentaron ingresar por el año para ver si era algo del intestino y estaba todo bien. Cuando intentaron entrar por el ombligo, no pudieron porque estaba todo inflamado. Le abrieron el abdomen y encontraron muchos líquidos. Drenaron, pero no encontraron qué podía ser. Estuvo 12 horas en terapia hasta que entró en paro«, detalló.

Recuerda con precisión la cara del médico, al salir de la sala, y simplemente hacerle un gesto de negación. Ya no había nada por hacer. «Entré en crisis. Grité, me desmayé, vomité, pateé las camillas, los corrí a todos. Supe que salía de ahí directamente a hacer la denuncia», reconoció.

Dos días después, la autopsia determinó una peritonitis. «La medicación que le dieron le aceleró todo. Está contraindicada para abdomen agudo», agregó.

Con el paso del tiempo, la familia fue contactada por mucha gente, a través de las redes sociales, que afirmaba haber atravesado situaciones muy similares a la de Valentina. Hoy Tatiana integra la organización civil «Por la vida y la Salud» que pone el foco en el sistema de salud.

De hecho, meses atrás presentaron «La Ley Nicolás» e nel Congreso, un proyecto de ley vinculado a la Calidad y Seguridad Sanitaria que lleva el nombre de Nicolás Deanna, una víctima de mala praxis. La finalidad es establecer un “marco jurídico e institucional para el ejercicio del derecho a una asistencia sanitaria de calidad y segura” para mejorar la atención de los pacientes, las condiciones de trabajo en los centros salud y reducir los eventos médicos inesperados durante la atención médica.

Valentina arrancó con dolores el 20 de marzo de 2022. Foto: gentileza

«¿Qué me planteo hoy? Como no fui a consultar a otro lado. Pero uno confía. Ni siquiera la llevé a una salita donde hay un solo médico o no tiene recursos. Esto se podría haber evitado: esta gente que la atendió es profesional de la salud, estudió y tiene un título. Ellos curan para salvar vidas o, al menos, intentarlo. Con nosotras ni siquiera lo intentaron. Nos ignoraron y nos mandaron a casa», fustigó.

Consideró que la situación que les tocó atravesar en la guardia «se reitera, muchas veces, pero para no hacer quilombo, uno no dice nada. No es justo cuando se trata de la salud. Después te dicen que fue sin querer. Busco que esto sea un antecedente: un antes y un después en la atención médica».


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