La asunción presidencial de Nicolás Avellaneda

*Armando Mario Márquez, miembro de la Junta de Estudios Constitucionales del Neuquén.Presidente del Centro de Estudios Constitucionales del Comahue.

Tal cual como lo hicieran sus predecesores en el cargo, Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento, un 12 de octubre, en este caso del año 1874, asumía la presidencia de la Nación Argentina Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda, un tucumano nacido en la capital provincial el 3 de octubre de 1837, en el seno del hogar conformado por Marco Avellaneda, quien fuera gobernador provincial en 1841 y de Dolores de Silva y Zavaleta, hija de otro ex gobernador de la provincia entre 1828-29: José Manuel Silva. Falleció en alta mar, de regreso al país, el 25 de noviembre de 1885.

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Era su compañero de fórmula y, a la sazón, Vicepresidente de la República, el porteño Mariano Acosta, nacido en Buenos Aires el 8 de setiembre de 1825, quienes llegaron integrando la fórmula del Partido Autonomista Nacional (PAN), que se impuso en las elecciones celebradas el 12 de abril de 1874.

Sus seis años de gobierno estuvieron atravesados por cuestiones diversas tal las campañas al desierto (Patagonia y NorEste), las cuestiones de límites que entretuvieron al canciller Bernardo de Irigoyen, la creación de la Casa de la Moneda, la ampliación de la red ferroviaria, la erección del Palacio de Correos, el incremento de la industrialización de materias primas, entre otras más.

Aunque lo mas destacado y trascendente de su gobierno lo advertimos con la sanción por el Congreso Nacional, en ambos casos accediendo a sus propuestas de dos normas de sumas trascendencia institucional. A saber.

La ley 954, sancionada el 9 de octubre de 1878, intitulada de la “Gobernación de la Patagonia”, creando esa unidad política en el extremo sur de nuestro territorio, estableciendo su capital en Mercedes de Patagones, hoy ciudad de Viedma, primer antecedente legislativo directo de las actuales provincias patagónicas.

La ley 1029 sancionada el 20 de septiembre de 1880 por la que se declaraba a la ciudad de Buenos Aires Capital Federal de la Nación, instaurando un régimen que ponía fin a años de desencuentros y peleas, el que se mantuvo por más de una centuria, hasta que la reforma practicada a nuestra Constitución Nacional en 1994, clausuró ese esquema institucional con la instauración de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (cfr. artículo 129 de nuestra Ley Mayor).

El 12 de octubre de 1880, Avellaneda dejaría la Presidencia de la Nación en manos de otro tucumano: Julio Roca.