El impacto de la desregulación del transporte en la región cordillerana
Los prestadores turísticos tienen desde hace años su ley especial y aseguran que los cambios no los afectan. La expectativa es que algunos puedan incursionar en el mercado hoy reservado a las empresas "de línea".
Los transportistas de la región esperan conocer más precisiones sobre la desregulación del sector. (archivo)
El decreto del gobierno nacional que simplifica las reglas para la prestación de servicios de transporte no implica ningún cambio de escenario para el mercado de excursiones y traslados turísticos en la región, aseguró Hernán Jaraj, referente de la Asociación de Empresas de Transporte Automotor de Bariloche.
Recordó que en 2010. y luego de arduas gestiones, el sector consiguió la aprobación por ley de un régimen especial para el transporte interjurisdiccional en el Corredor de los Lagos, donde basta con la habilitación de cualquiera de las provincias involucradas, cuando antes los permisos eran nacionales, y de corta duración.
Según Jaraj, “a los transportistas locales no les modifica absolutamente nada”, salvo que podrán también incursionar en viajes de larga distancia, hoy monopolizados por “las líneas”, como Vía Bariloche, Andesrmar o Chevalier. Les bastará con tener vehículos y choferes habilitados por Nación.
“A partir de ahora habrá un solo registro nacional y desaparece una montaña de requisitos que en la práctica eran incumplibles. Por eso a Buenos Aires solo viajan las grandes empresas, y con precios regulados por una banda”, explicó el empresario.
Dijo que “a los que sí afecta el decreto es a los servicios regulares de línea”, porque ahora cualquiera podrá inscribirse y ofrecer viajes de ese tipo. Opinó que “no va a ser mañana”, pero gradualmente el nuevo régimen debería producir una “competencia por precios”, que beneficie al usuario. Señaló que el principal cambio conceptual es que el transporte de larga distancia deja de ser considerado un servicio público, para ser una prestación que se pacta entre privados.
Indicó por ejemplo que hoy todas las compañías que cubren la ruta Bariloche/Buenos Aires tienen tarifas similares porque “hay una cartelización” y también porque Nación “fija una banda de precios, mínimo y máximo”, que ahora debería desaparecer, “si el gobierno es coherente en su política de desregulación”.
Flexibilidad y menores costos
Para Jaraj, el cambio permitirá incluso que empresas distintas agrupen servicios y no dupliquen salidas si vendieron pocos pasajes. Algo que hoy está prohibido. También ante un desperfecto podrán reemplazar un bus propio con el de otra compañía. Dijo que son cambios “que bajan costos” y valoró que la provincia “en esa misma línea” haya eliminado tasas al transporte y también el cobro de Ingresos Brutos por transferencia y patentamiento de vehículos de uso comercial.
Otro de los cambios que apuntó Jaraj es que ya no será obligatorio el uso de las terminales como punto de partida y llegada de los servicios. “Las empresas que tengan dársena en sus galpones los podrán usar, en lugar de ir a la terminal, que en algunas ciudades como Buenos Aires o Neuquén tienen un costo altísimo”, explicó.
La terminal que Bariloche tiene a medio construir, con un costo millonario, podría quedar obsoleta o fuera de circuito antes de su inauguración.
Entendió que la desregulación no perjudicará de por sí a los pueblos chicos, con poca demanda, porque la escasez de servicios de transporte en esos casos “es algo que hoy ya ocurre”. Dijo que salvo excepciones no quedarán desatendidos porque “porque se permite el ascenso y descenso” durante el recorrido en servicios más largos, cuando esas localidades están ubicadas en rutas habituales para otros destinos.
Para el empresario barilochense los cambios son positivos porque bajan los costos en los viajes interjurisdiccionales y también porque -a su juicio- “facilitan la fiscalización”. Dijo que “uno puede estar de acuerdo o no con el gobierno nacional”, pero hacía falta redefinir las condiciones para la actividad porque “hoy los obstáculos son muchísimos y el país tiene un costo argentino que es monstruoso”.
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