IA, un asistente personal y a la medida ¿mayordomo en casa?

*Por Luis Emilio Ducoin, miembro del Instituto de Derecho e Inteligencia Artificial del Colegio de Abogados de Neuquén

Pensar que podemos tener un mayordomo un asistente personal parece algo sacado de las películas de millonarios. Si nos detenemos por unos instantes y dejamos que muestra imaginación fantaseé en la sintonía del célebre físico Albert Einstein que “Una imaginación activa es la clave para resolver cualquier problema” o de un modo más coloquial “La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado, pero la imaginación circunda el mundo”…

Dejaríamos de ver a la IA como un rival y pasaríamos a verla como una poderosa herramienta acorde a las necesidades específicas en postdel desarrollo personal o profesión. Destacando sobre todo ese elemento de personalización individual a casa usuario.

Si en algún momento las computadoras fueron toda una revolución, las que pasaron de grandes armatostes disponibles solamente para un sector de la sociedad a transformarse a lo que hoy día son. La accesibilidad a la tecnología al igual que a la información es clave, ya que la información y su manejo siempre fueron instrumento que funcionan como elementos de negociación entre la parte más fuerte y más débil de una relación de intereses.

El antecedente de Encarta

El poder es como la aparición inesperada de la Encarta 98 en la vida de los curiosos. Un torrente de saber encapsulado, un río digital que irrumpió como la promesa de que todo el conocimiento del mundo cabía en un solo CD.

Era como si, de golpe, el acceso al saber se democratizara, pero también, bajo esa superficie brillante, se ocultaba la corriente invisible de un control más sutil. El poder de definir lo que es conocimiento y lo que no.

A modo de ejemplo podemos relacionarlo con el acceso a una biblioteca, cuanta mayor más bibliografía se consulta mayor es el poder de argumentación. Que tienen el mismo problema, es chequear que dicha información sea verídica.

Pero, ¿acaso ese poder era realmente de quien lo usaba? Al igual que las corrientes invisibles que arrastran montañas, la Encarta 98 no solo ofrecía información; definía qué era lo que debía saberse, cuáles eran las respuestas correctas.

El usuario creía navegar en libertad, cuando en realidad flotaba en una corriente predeterminada, limitada por los bordes invisibles de los datos seleccionados.

Un río subterráneo

Como un río que parece calmo pero oculta su caudal .

Es por ello que las IA hoy nos proporciona un nuevo paradigma en las relaciones humanas y las máquinas, donde su principal característica es la facilidad a su accesibilidad

El poder es como un río subterráneo, serpenteando bajo la tierra que todos pisan, invisible, pero inevitable. Es un cauce que no se ve, pero su fuerza arrastra todo a su paso.

Algunos se creen los dueños del agua, como si controlaran su dirección, pero en realidad, son solo hojas secas flotando en su superficie, empujadas por la corriente sin saberlo.

Es por ello que las IA hoy nos proporciona un nuevo paradigma en las relaciones humanas y las maquinas, donde su principal característica es la facilidad a su accesibilidad.

El principales aspecto es la innovación que nos brinda la IA al potenciar el propio desarrollo personal, logrando así un mayor grado de eficiencia personal.

Una herramienta

Es una herramienta tanto para el crecimiento personal como profesional, dado que puede simplificar la sinterización de información y precisando la objetividad de la misma.

Actuando como una novedosa y potente forma de aprendizaje personalizado acorde a las necesidades específicas de cada usuario, mejora los recursos disponibles tan imprescindible como es el tiempo en post de mayor productividad.

En conclusión, el resultado que podemos obtener de la IA como herramienta es una mayor eficiencia y control en la automatización de ciertas tareas repetitivas.

Ya que, en el fondo, la IA es esa herramienta que nos propone un equilibrio mental y físico, eso que todo buscamos diariamente acorde a nuestra semejanza y necesidades propias a cada ser humano.

La IA se situará en el futuro en un contexto social, conviviendo e interactuado con humanos y otras inteligencias artificiales, con sensores y actuadores ubicados en nuestra vivienda y ciudades.