La historia de Arroyito Dúo, que celebra sus diez años de música con un show en Bariloche

Arroyito Dúo, el proyecto musical integrado por Victoria de la Puente y Nehuen Rapoport, cumple diez años y lo celebra con un espectáculo, este sábado a las 19, en la Sala Rauntestrauch del Campus de Artes y Música Bariloche (Vivaldi 1000 – Llao Llao). Las entradas están disponibles, por sistema, a través de passline.com.

Serán ellos, su música, hecha de delicadas canciones de raíz folclórica, con particular atención en ciertas sonoridades patagónicas; y con ellos, una generosa lista de invitados: Gabriela Franco (flauta), Damián Ortega (guitarra), Ignacio Nicolao (guitarra), Diego Díaz (cello), Alejandro Otsubo (bandoneón), Marcelo Bragagnolo (teclado) y Patricio Caracoche (batería).

Todos estos años de música

Es cierto que Arroyito Dúo cumple diez años, pero, solo si tomamos la edición del EP Todo tan calmo (2014) porque la historia musical de Victoria y Nehuen había comenzado mucho antes, en las aulas de la Escuela de Música Popular de Avellaneda, donde ambos se formaron y de la cual son egresados.

También es cierto que el dúo es barilochense, pues allí viven desde hace más o menos una década. Más aún, Nehuen mismo es barilochense. Pero no menos cierto es que Arroyito Dúo como proyecto nació en Buenos Aires y luego de mucho viajar por el país y por Latinoamérica se afincó en Bariloche.

«Huahuais», último single de Arroyito Dúo, editado el 13 de septiembre

“Terminamos la carrera en 2012 y la idea fue empezar a generar un proyecto con una actitud bien dinámica, salir de la zona de confort, de los lugares que transitamos durante la carrera, las peñas, los escenarios de la ciudad de Buenos Aires, donde uno ya manejaba el código, digamos, y ver qué pasaba con la música y con todo lo aprendido en otros espacios”, cuenta Victoria de la Puente, en una extensa charla con Diario RÍO NEGRO.

En el 2014, ambos emprendieron un largo viaje que los sacara de esa zona de confort ubicada, principalmente en el barrio porteño de Boedo donde estaban las peñas de las que eran habitués y donde tocaban y cantaban buena parte del repertorio clásico de la música popular argentina y latinoamericana aprendida en las aulas de Avellaneda, la otra zona de confort de la que se querían salir.

Tras un viaje al norte argentino, que se extendió casi dos años porque sencillamente se extendió la geografía, pues llegaron por tierra hasta México, llegaron a Bariloche y allí se les encendió la idea de querer vivir en un lugar un poco más tranquilo, que les permitiera estar más conectados con otras cosas. “La ciudad es muy linda y muy estimulante, pero a veces falta como un silencio para poder asimilar y para poder encontrarse uno, pero bueno, eso es algo muy personal digamos”, reflexiona Victoria.

“Canto todo el repertorio salteño, sí, pero estoy en un barrio porteño. ¿Qué pasa en Salta con estas músicas? ¿Cómo suenan, cómo se sienten? Te fuiste a Salta, te fuiste a Cachi y de pronto la música que suena allí es otra”, recuerda Victoria que se preguntaba con Nehuen. “Bueno, de eso se trataba un poco, ¿no? De ver qué es lo que estaba pasando en todos esos lugares y en todos esos escenarios a los que les estábamos cantando en el imaginario desde la city porteña, ¿qué pasa cuando nos vamos realmente hacia ahí, hacia el Cerro Colorado, donde cantó Atahualpa”.

Lo que pasó durante ese viaje que terminó de sellar la identidad musical de ambos que confluyó en Arroyito Dúo fue el reencuentro con esa parte de la música popular que no estaba, o sí, pero diluida, en las peñas y las aulas. “Cada lugar como tiene su identidad y cada lugar chiquito tiene su código, uno que está hecho de tonadas, geografías, modos de vivir… la ciudad tiene mucho estímulo, mucha gente cantando lo mismo, mucha cosa, mucho estudio(so), pero cuando vas para afuera de repente también te encontrás con el tipo que está cantando en el campo esa misma canción que se la sabe de principio a fin, no porque estudió la partitura, sino porque es su legado familiar”.

Bariloche, un lugar en el mundo

Arroyito Dúo nació en Buenos Aires, apenas terminaron la carrera en la Escuela de Música Popular, pero estuvo muy poco en la gran ciudad. “La idea siempre fue que nuestro proyecto sea un arroyito, que sea livianito, chiquito y que circule por todas las geografías posibles, digamos. Y que mute lo más que pueda”.

De todas las formas de la música popular, Victoria y Nehuen optaron por el folclore. “En mi historia personal el folclore siempre estuvo porque mi familia es La Rioja y como buena familia del interior que se muda a la Capital se junta con otras familias del interior que han hecho lo mismo. Entonces siempre las guitarreras en mi casa fueron un mix de todo eso. Pero después en mi casa, por ejemplo, se escuchaba un montón de ópera”, rememora Victoria.

Por el lado de Nehuen hay que decir a esta altura que se trata de uno de los hijos de Diego Rapoport, tecladista y pianista de la escena del jazz rock de los 70 y 80. Fue, entre otras cosas, uno de los músicos más cercanos a Luis Alberto Spinetta, con quien compartió el proyecto Spinetta Jade y varios discos solistas del Flaco.

Aunque hayan tocado de todo y escuchado de todo, fue el folclore lo terminó decantando y mucho tuvo que ver la Escuela de Música Popular donde ambos se formaron.

Primer disco, año I

En 2014, luego de haber experimentado un largo viaje por el país y el continente, el dúo decidió grabar su primer trabajo, que es el punto de partida de una suma que hoy da diez y que (los) motivó a la celebración de la década. Aunque el proyecto recién tomaba vuelo, Victoria y Nehuen no tanto: venían haciendo música juntos desde hacía bastante más tiempo.

“Nosotros ya veníamos tocando, imagínate que hicimos toda la carrera juntos, más las guitarreadas… era una efervescencia todo el tiempo estar tocando un montón de canciones, compartirlas hacer arreglos, alguien te canta una segunda voz y queda, y un día te juntaste a tomar mate y terminaste de darle forma y así empezaste a generar repertorio y canciones y arreglos con un montón de personas”, rememora Victoria. “Nosotros empezamos a sentir que teníamos ahí ya armado en un disco, nosotros ya teníamos también mucho repertorio en común. Pensá que estás tocando con tu compañero temas y temas durante ocho años que dura la carrera”.

Todo calmo, editado en 2014 fue el comienzo de una discografía que continuó con un segundo EP, Moray (México, 2015) y los discos Grupo Cayú/Conjuntamente (2016), Escenarios (2018), Raigal (2021) y Celeste (2023); además de una decena de singles, el último de ellos, la bellísima versión de “Huahuais”, editado hace dos semanas a modo de adelanto del próximo disco del dúo.

De aquel primer EP que dio comienzo a la discografía de Arroyito Dúo y, de alguna manera, también a un repertorio más acabado, Victoria sostiene que el cambio más significativo se dio en la composición: fue ganando cada vez más espacio la composición. “Al principio era sobre todo como recolectar repertorio un poco más perdido o no tan conocido de autores que nos gustaba al que le sumábamos algunas composiciones nuestras. A medida que empezamos a darle más peso a lo compositivo y que de hecho empezamos a componer juntos, que es como lo más distintivo de este último tiempo, ahí empezó a ganar más lugar lo compositivo y los arreglos de los discos también”. Raigal, de 2021, es el primer disco de Arroyito Dúo hecho solo de composiciones propias.

“Es una apuesta fuerte”, reconoce Victoria al pensar en un disco como Raigal, hecho solo de canciones propias. “Porque existe esta especie de necesidad de parte del público de escuchar al artista cantar algo conocido para darse cuenta si realmente tenés afinidad o no con ese músico. Entonces es una apuesta fuerte tener un disco entero de composiciones. Y Raigal fue como, bueno, soltemos porque, de alguna manera, ya tenemos un recorrido, ya tenemos discos, la gente, por lo menos de acá en Bariloche, la mayoría nos conoce, y vamos a jugárnosla y hacer un disco entero con nuestra palabra”.

El espectáculo de mañana será como un recorrido musical por el repertorio de toda la vida de Arroyito Dúo, un recorrido que incluirá canciones nuevas, “porque estamos grabando un disco nuevo”, adelanta Victoria. Y junto a ellos, Gabriela Franco (flauta), Damián Ortega (guitarra), Ignacio Nicolao (guitarra), Diego Díaz (cello), Alejandro Otsubo (bandoneón), Marcelo Bragagnolo (teclado) y Patricio Caracoche (batería), músicos invitados que sumarán una instrumentación que hará de este espectáculo una verdadera celebración de la música popular. “Y todos conviviendo en el repertorio”, se entusiasma Victoria, “y eso me encanta”.