La Bombonerita: cómo transformó la muerte de su hijo en una canchita para los chicos de Loncopué
Bladimiro Molina impulsó la construcción de una plaza, pero se transformó en un proyecto más ambicioso que espera brindar apoyo y contención a los chicos del barrio.
Bladimiro, el vecino de Loncopué que transformó el dolor en contención. Foto: gentileza
Bladimiro Molina es conocido por su dedicación y compromiso con la comunidad de Loncopué. Hace ocho años la pérdida de su hijo lo llevó a encontrar un nuevo propósito en el servicio a su comunidad. Lo que comenzó con la construcción de una plaza se transformó en un proyecto aún más ambicioso: ‘La Bombonerita’, un espacio que espera brindar apoyo y contención a los chicos del barrio.
Bladimiro Molina tiene 47 años, nació y se crió en Loncopué. La perdida irreparable de su hijo, que decidió quitarse la vida a los 17 años, cambió su propósito de vida.
En 2023 se propuso que un predio sobre la calle Huarenchenque que solo juntaba basura al costado de la ruta, sea un espacio para los chicos del barrio. «Empecé a trabajar sobre ese lugar y con los vecinos comenzamos a transformar el terreno«, relató Molina.
Las plantas y los juegos le dieron vida a la plaza. La bautizaron «Rosita Dinamarca» en honor a una loncopuesina que con mucha dedicación recibió y contuvo a niños de todas las edades.
Al costado quedó un pequeño terreno inhabitado. «Un día aproveché y le pedí a un maquinista que empareje el terreno», contó Molina. La primera propuesta era una cancha de voley y otra de tenis, sin embargo, el destino tenía otros planes.
«Veía que los chicos lo usaban para jugar a la pelota, y me di cuenta de que debíamos hacer una canchita para ellos, y la íbamos a llamar La Bombonerita», mencionó el impulsor del proyecto. «La teníamos que llamar así porque toda la familia de Rosa es fanática de Boca», comentó. Además, el terraplén recuerda a la famosa Bombonera del club Boca Juniors.
Hasta ahora, el terreno ha sido nivelado, se han colocado arcos, y se está trabajando en la forestación y el cierre del espacio. «Los chicos dejaron el celular para ir a jugar un rato a la pelota y eso me pone muy feliz», contó.
La pérdida de su hijo le dio un nuevo sentido a su vida. «Él está siempre conmigo», manifestó. «No sé por qué no habló conmigo«, lamentó. «Por eso hago esto, por los chicos». Molina aspira a que estos espacios permitan a los jóvenes aprender a comunicarse y relacionarse, contribuyendo a su bienestar emocional.
Los proyectos comunitarios para Loncopué
No es la primera vez que Bladimiro Andrés Molina impulsa un proyecto comunitario, ya que le ha dedicado prácticamente toda su vida «a satisfacer los deseos del corazón», señaló.
Es miembro del reconocido grupo Rek’clutas que lleva adelante el ascenso al volcán Copahue en homenaje a caídos y veteranos de Malvinas todos los años.
Además, presentó un proyecto en el Concejo Deliberante para que el 15 de septiembre se declare el día del buen vecino con el propósito de entregar plantas para «mantener viva la memoria de aquellos que perdieron la vida durante la pandemia».
Actualmente, se encuentra gestando otro proyecto a corto plazo para que el 7 de octubre se inaugure un mástil para la escuela 168, la más antigua de Loncopué.
«Hoy en día tienen un mástil de cuatro metros para todas las banderas, pero tiene que haber un mástil para cada una. Por esto, con varios vecinos logramos conseguir todo para hacer uno de 12 metros y una bandera más grande«, contó.
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