Jubilados, el drama de tener que elegir entre comer o comprar medicamentos

Los medicamentos estuvieron por encima de la inflación los últimos cuatro meses y el Pami ya no brinda cobertura del 100% en muchos remedios. Cómo incide.

Aníbal tiene 74 años y luego de concurrir a una farmacia en Bariloche en busca de medicamentos, sufrió un pico de hipertensión. Sucede que del largo listado de medicamentos que le que le indicó su médica de cabecera, tuvo que definir cuál llevaba. No pudo comprar todos. Sin embargo, terminó gastando 120 mil pesos. Por su jubilación, percibe apenas 238 mil pesos por mes.

«Ayer vino Aníbal al consultorio porque le subió la presión por el enojo. Después de ir a la farmacia, tuvo una crisis de nervios«, detalló Mara López Wortzman, médica especialista en Medicina Interna y Geriatría.

El paciente es hipertenso, diabético, tiene colesterol alto, hipotiroidismo e hiperpasia de próstata. La mayoría de los medicamentos que le fueron indicados ya no cuentan con una cobertura del 100% sino del 50%.

«¿Cómo no va a estar nervioso? -agregó la profesional-. Las personas mayores están eligiendo entre comer o tomar los remedios. En este caso, le dije que la semana próxima trataría de conseguirle muestras gratis pero es una solución paliativa. Acá se necesita una decisión gubernamental».

Según el Centro de Profesionales Farmacéuticos (Ceprofar), los medicamentos estuvieron por encima de la inflación los últimos cuatro meses. Desde la entidad ya habían advertido respecto a una caída anual del 18,5% de las ventas de fármacos, incluídos los que se usan para tratamientos prolongados. Este porcentaje representa 11.500.000 unidades menos compradas.

A los medicamentos recetados, le corresponde una caída del 17%, es decir, 8.050.000 unidades.

La organización admitió que, en este contexto, mucha gente está dejando de usar medicamentos para enfermedades crónicas, como hipertensión arterial, prediabetes, enfermedades metabólicas, disminución del colesterol y tratamientos oftalmológicos, entre otras.

Al impacto del incremento le siguió una drástica medida del Pami: la obra social aplicó un ajuste en el listado de medicamentos con cobertura al 100% en su vademécum. De esta forma, se recortó 11 de las 167 moléculas farmacológicas en junio y a mediados de agosto, sacó 44 moléculas más.

«Aumentó mucho el valor de los remedios desde diciembre hasta ahora. Y ahora nos encontramos con esta maniobra de sacar el 100% de cobertura. Lo que se necesita es un cruce de datos: muchas personas tenían el 100% de cobertura en remedios teniendo prepagas«, dijo López Wortzman y agregó: «Los países del tercer mundo deben cuidar los recursos. Pero acá hablamos de una persona que tiene que elegir qué medicamentos comprarse. Dijo que cuando sus hijos le puedan dar una manito, comprará los otros. Eso no debería suceder».

Los médicos estiman que las personas mayores de 65 años toman en promedio tres fármacos.

«¿Cómo repercute esta situación de abandonar tratamientos?», consultó este diario. La médica de Bariloche es contundente: «En una mala calidad de vida«. Puso como ejemplo un remedio para la incontinencia urinaria. «Si la persona no lo puede comprar, el problema volverá a aparecer e irá asociado a la depresión. No es lujo; es una necesidad».

Del mismo modo, mencionó la imposibilidad de acceder a medicamentos para estabilizar la presión: «Se pueden generar problemas vasculares, accidentes cerebrovasculares, infartos. Más allá de alterar la calidad de vida de la gente, es más caro para todos como sociedad. Esa persona por alguna razón debe tomar ese remedio. No hablamos de remedios para la artrosis -que inciden en la calidad de vida- o analgésicos o antiinflamatorios, hablamos de enfermedades crónicas«.

«Alzar la voz«

Los medicamentos para enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes o el colesterol elevado, no sólo son fundamentales para el manejo de estas condiciones. López Wortzman los definió como «claves para evitar complicaciones graves que podrían resultar en hospitalizaciones y un deterioro significativo de la salud».

«La falta de acceso a estos tratamientos puede llevar a un ciclo de enfermedades no controladas, que, a su vez, incrementa la carga económica tanto para las familias como para el sistema de salud pública», subrayó la médica.

Consideró que «como profesionales de la salud, tenemos la responsabilidad de alzar nuestras voces y poner de manifiesto la situación crítica que enfrentan muchos de nuestros pacientes. Es momento de unir esfuerzos para generar cambios significativos en el acceso a la medicación, asegurando un futuro más saludable para nuestros mayores».


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