Inteligencia artificial: ¿Qué habilidades estamos dispuestos a perder?
Es esencial equilibrar el uso de la IA con un esfuerzo temprano y consciente para preservar y desarrollar nuestras habilidades cognitivas, técnicas y sociales.
Esa fue la inquietante pregunta planteada durante una entrevista a un destacado periodista argentino. La cuestión surgió tras una discusión sobre las bondades de la Inteligencia Artificial (IA) y la creciente posibilidad de delegarle tareas. Pero el interrogante quedó suspendido en el aire, sin respuestas, por lo que generó repiense en mis propias habilidades y las que delegó en la IA, sea por el uso de Chatgpt, Dall-e, Gamma, Dola AI, Canva con ia, Notion y tantas otras que evalúo utilizar en mi vida diaria o recomiendo para su uso a quienes me consultan según sus necesidades, sobre el límite del uso de la IA y su impacto en nuestras capacidades humanas.
Las habilidades que hemos aprendido o poseemos, al dejar de usarlas, también las vamos perdiendo. Al igual que el cuerpo humano, el cerebro también requiere ejercicio constante para mantener su agilidad. Así como los músculos se debilitan sin uso, el cerebro pierde su agudeza si no se estimula. ‘Úsalo o piérdelo’, es una máxima que podría aplicarse al cerebro. Esta idea está respaldada por estudios que sugieren que una estimulación cognitiva prolongada puede retrasar el deterioro neurodegenerativo. Investigaciones previas indican que el ejercicio físico, una mente activa y la interacción social ayudan a postergar el Alzheimer.
La I.A se ha convertido en una herramienta omnipresente, transformando desde cómo trabajamos hasta cómo interactuamos. Las plataformas mencionadas prometen mejorar nuestra eficiencia y abrir nuevas posibilidades, pero también traen consigo un riesgo significativo: la posible pérdida de habilidades fundamentales. Depender cada vez más para generar texto y respuestas automáticas, puede llevar a una dependencia que erosione nuestra capacidad para el pensamiento crítico y la redacción profunda.
En el ámbito académico, por ejemplo, estudiantes y profesionales podrían recurrir a estas herramientas para resolver dudas o redactar documentos en lugar de desarrollar habilidades investigativas y de escritura crítica. Esto nos plantea una pregunta crucial: ¿estamos sacrificando nuestra capacidad de pensamiento profundo por la conveniencia de soluciones instantáneas?
Para contrarrestar este efecto, es fundamental que las instituciones educativas diseñen currículos que equilibren el uso de herramientas tecnológicas con ejercicios que promuevan el pensamiento crítico y la investigación independiente. Incluir debates, redacciones y proyectos que fortalezcan la capacidad de resolución de problemas es esencial para preservar estas habilidades.
El impacto de la automatización también se extiende al ámbito técnico y manual. En sectores como el financiero, la automatización de procesos de contabilidad reduce la necesidad de habilidades manuales en la gestión de datos y el análisis financiero, o manufacturero, la automatización a través de procesos robóticos reduce la necesidad de habilidades técnicas especializadas. Esto ha creado una brecha en la formación de nuevos trabajadores, ya que se requiere menos experiencia manual. Para abordar este desafío, los empleadores deben implementar políticas de formación continua que incluyan capacitación para adaptarse a los cambios tecnológicos, mientras que las instituciones educativas deben actualizar sus programas para ofrecer habilidades técnicas complementarias a la automatización.
Otro aspecto crítico es el efecto de la IA en nuestras habilidades sociales y de comunicación. Los chatbots diseñados para interactuar emocionalmente pueden influir en nuestra capacidad para establecer conexiones genuinas. Aunque ofrecen compañía y soporte, también pueden afectar la calidad de nuestras interacciones humanas. La comunicación asistida por IA puede disminuir la empatía y las habilidades necesarias para manejar interacciones humanas complejas.
Por lo tanto, es crucial fomentar el desarrollo de habilidades sociales desde una edad temprana. Incorporar ya en la educación primaria actividades que promuevan la empatía, la comunicación efectiva y el trabajo en equipo, lo que ayudará a mantener nuestras habilidades interpersonales fuertes, incluso en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología.
A medida que avanzamos hacia un futuro automatizado, debemos reflexionar sobre las habilidades que estamos dispuestos a sacrificar por la eficiencia. Es esencial equilibrar el uso de la IA con un esfuerzo consciente para preservar y desarrollar nuestras habilidades cognitivas, técnicas y sociales. Tal como se recomienda cambiar el trayecto de casa al trabajo, para no automatizar su conducción, o leer, jugar juegos de mesa, hacer manualidades o dedicarse a un nuevo pasatiempo, aprender una nueva habilidad, trabajar, hacer voluntariado y socializar, hacer sudokus o crucigramas para prevenir el Alzheimer o patologías relacionadas. Es que una educación y capacitación continua que incluya el desarrollo de habilidades críticas, junto con el aprovechamiento de las innovaciones tecnológicas, nos permitirá asegurar que la IA complemente nuestras capacidades en lugar de reemplazarlas, enriqueciendo nuestras vidas sin comprometer nuestras habilidades fundamentales.
*Directora del Instituto de Derecho e I.A del Colegio de Procuradores y Abogados de Neuquen
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