El día del femicidio de Gisela en Centenario, las cámaras registraron cuatro estruendos y una voz: «dejalo por favor»
El jurado popular escuchó toda la prueba de la fiscalía. Mañana será el turno de los testigos de la defensa y el jueves habrá alegatos.
El defensor, Gustavo Palmieri, anticipó que Figueroa dará su versión de los hechos. Foto Matías Subat.
A las 7.13 del 1 de octubre de 2023 dos cámaras, ubicadas en cercanías al predio en el que vivía Gisela Fuentes en Centenario, registraron la llegada de un auto. A las 7.14.23 se oyó un primer estruendo, de «baja intensidad», señaló la licenciada en criminalística, Julia Villalba, de la Unidad de Servicios Periciales del Poder Judicial. El jurado popular observó las imágenes en las pantallas de la sala. A las 7.14.44 uno de los videos mostró a dos personas corriendo.
El fiscal jefe, Agustín García, intenta demostrar que ese es el momento de la persecución, que lo que ven ahí es a Roberto Figueroa, la expareja de Gisela, corriendo a Alejandro Cabrera, el hombre que se encontraba con ella en la casa.
Villalba continuó con el análisis de las dos piezas audiovisuales. A las 7.14.53 se escuchó la segunda detonación. A las 7.15.16 apareció una voz femenina: «ey che, no estábamos haciendo nada, dejalo por favor», «no estaba haciendo nada». Una de las dos personas regresó. La perito identificó las expresiones: «no, no, no» y «¡ay!». Dos estruendos más. A las 7.17.25 la cámara tomó a un Duna color blanco alejándose del lugar. El auto volvió a las 7.19.28.
Los sonidos, dijo, se asemejaban a «detonaciones de arma de fuego».
García cerró con este testimonio su ofrecimiento de prueba. En cuatro días se sentaron 18 testigos. El de Villalba completa el rompecabezas de la fiscalía: Figueroa entró a la fuerza ese domingo con un revolver calibre 38 y le disparó a Cabrera, que logró escapar, herido. Como no pudo alcanzarlo, caminó de nuevo hacia la casa y ahí hirió a Gisela. Se subió al auto para ver si encontraba a Cabrera.
La acusación además se encargó hoy de remarcar que Figueroa comprendía cabalmente sus actos. Para eso se valió del testimonio del psiquiatra Mauro Masini, del gabinete de psiquiatría forense del Poder Judicial, que analizó la investigación. Concluyó que su conducta fue «motivada, coordinada, con lógica y con voluntad a la agresión». Muy lejos de un caso de emoción violenta.
Masini aclaró que no entrevistó a Figueroa, que está en su derecho de negarse a esta pericia.
Cómo sigue el juicio
Mañana el jurado popular escuchará a los testigos de la defensa. Está previsto que declaren seis. El jueves será la última jornada de audiencias. Allí las partes harán sus alegatos de cierre.
Luego el juez, Lucas Yancarelli, instruirá al tribunal para que pase a deliberar.
La fiscalía pedirá la declaración de responsabilidad de Figueroa por dos delitos: el femicidio de Gisela y el intento de asesinato de Cabrera.
El defensor Gustavo Palmieri aseguró que su asistido dará una versión de lo ocurrido. El acusado puede hablar en cualquier momento del juicio e incluso tiene la oportunidad de manifestarse en lo que se conoce como «últimas palabras», antes de que el jurado defina su caso. A diferencia de los testigos, no está obligado a hablar con la verdad.
Palmieri indicó en la primera jornada que reconoce que Figueroa ingresó a la casa esa mañana de domingo, pero cuestiona la imputación. Se refirió a una relación «tóxica».
El trabajador social de la Oficina de Violencia del Poder Judicial que los entrevistó a ambos, después del primer ataque a tiros del imputado a la víctima en 2021, y que declaró ayer, calificó a la situación como de alto riesgo. Afirmó que Gisela temía por su vida.
Enfatizó en que Figueroa, en cambio, se quejó porque por culpa de la tobillera electrónica que le habían puesto (una de las medidas cautelares) «no podía usar bermudas» y estaba «escasamente implicado en la trama de la pareja, adjudicaba todo a la otra persona».
Comentarios