Milei en Tucumán: de la obstinación presidencial al blef patriótico
Si bien quedó claro que de refundacional no tuvo nada, tampoco pareció ser una oportunidad de apertura al diálogo. Una suerte de turismo histórico que dejó poco contenido.
El presidente Javier Milei, quien ya no tiene tantos actos públicos en el país, reapareció esta madrugada desde Tucumán y mostró que sigue siendo el mismo ¿Debería ser distinto? El presidente llegó a la firma del Pacto de Mayo -anunciada el 1 de marzo– mucho tiempo después de lo que él esperaba, pero lo hizo con la Ley Bases aprobada. Es cierto, una ley con muchos cambios. Si bien quedó claro que de refundacional no tuvo nada, tampoco fue una oportunidad de apertura al diálogo. Solo morigeró el tono de su discurso (leído), mesura que quedó opacada por la parafernalia telúrica oficial del acto, que hasta pareció dejar en segundo plano el Día de la Independencia.
Como ya se mencionó en este medio, las ausencias marcaron el pulso político de un acto que para el oficialismo pareció solo ser el cierre de otra obsesión más del presidente. Desde la vice Victoria Villarruel, por problemas de salud, hasta legisladores que acompañaron sus proyectos pero que se cansaron de las puestas en escena del Gobierno, hasta la oposición que concentra gobierna para más del 40% del país, pasando por la Corte, la CGT y la Mesa de Enlace. Las ausencias lijaron el contenido del pacto.
Las presencias maquillaron contrapuntos. El expresidente Mauricio Macri, el único elegido en las urnas que asistió, viene de romper con la ministra Patricia Bullrich. Varios gobernadores, incluidos Alberto Weretilneck y Rolando Figueroa, participaron pero también dejaron en claro que mantendrían sus reclamos a Nación. Las diferencias con éstos últimos se notaron con claridad en el saludo al mandatario durante las escenas emitidas por cadena nacional.
Los 10 puntos del acta del Pacto de Mayo, que parecen más generalidades que un proyecto político, fueron leídos en extenso entrada la madrugada por el presidente y comenzaron a impacientar a más de uno de los presentes, que estaban desde antes de las 20 y que pasaron varias horas con una temperatura de 5°. «Mucho frío», reconoció escuetamente un asistente. Quizá la fatiga hizo pasar por alto algunos detalles que dio Milei cuando desarrollaba cada uno de los puntos. Pero es probable que el bálsamo, no haya sido el café que sirvieron, sino la idea de que parece ser un acta que pasará al olvido.
Mal que le pese al presidente Milei, que suele darle a todos sus actos un tono épico y refundacional, su esperado Pacto de Mayo parece solo una declaración de principios, decorado con un acto telúrico de una baja profundidad histórica y con momentos que hasta parecieron ofensivos, como la utilización del salón de la jura para intentar imitar la foto de 1816, casi como si fuese un reto de redes sociales.
Hasta el Gabinete se mostró algo incómodo, más allá de que tienen motivos por fuera de lo ocurrido ayer, y solo la ministra de Capital Humano, Sandra Petovello, lució distendida en la cadena nacional. El resto entendió que el viaje, la extendida espera y la participación secundaria fueron necesarios para darle un cierre a otra obstinación presidencial. Es entendible para los asesores del mandatario y hasta necesario para que la gestión avance y supere un tema fechado hace 120 días, más la mitad de la gestión Milei.
Ahora bien, ¿Qué habrán pensado los invitados? Ese blef patriótico, esa puesta en escena con el 9 de Julio de fondo, del que poco importaba porque dio la sensación que el Gobierno buscaba el telón de fondo de cualquier fecha patria. Esa proyección recargada de gestos históricos desconectados comienza a correr el velo de una gestión a la que los adjetivos se le empiezan a desgastar.
Los gestos del acto que parecieron redundar en una suerte de turismo patriótico fueron varios: la cadena nacional empezó antes de la medianoche para que el presidente llegará al Sala de la Jura apenas iniciado el 9 de julio, la foto en el lugar histórico, el uso de la Casa de Tucumán y las referencias al hecho de 1816. Todo eso ocurrió, lo que no se dijo es que se eligió ese horario porque esta noche juega la selección por la semifinales de la Copa América.
El presidente anticipó que llegarán muchas transformaciones y «un nuevo orden para el país», sin embargo, por lo visto anoche donde el consenso no pudo salir airoso es difícil imaginar el alcance de los cambios. Hasta el momento el Gobierno ha demostrado una firme y sostenida decisión de ajustar gastos y, entre otras cosas, eso fue lo que le pidió ayer a los gobernadores que decidieron tenderle una mano.
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