Se viene el 9 de Julio: la comida patria que atenta contra la dieta saludable
Locro, empanadas, pastelitos y tortas fritas son las delicias que no pueden faltar en las mesa de los feriados argentinos. Pero el exceso de grasa y azúcares disparan las calorías diarias recomendables por los nutricionistas. ¿Se puede llegar a un almuerzo más saludable sin evitar estas exquisiteces? Los profesionales aseguran que sí.
El invierno es la época del año en la que por razones que explicarán los especialistas, el ser humano tiene más hambre y requiere de una ingesta mayor de calorías. Y sí a eso le sumamos que de mayo a julio se presentan las tradicionales fechas patrias que obligan al locro, la empanada y los pastelitos, no hay plan de alimentación que resista.
La ingesta diaria saludable de un varón, según los que saben, es de 2.000 calorías por día, para las mujeres el parámetro llega a 1.800 calorías. Una comida patria completa puede sumar 2.000 calorías. Todos dirían que «son tres veces al año, que no pasa nada, que después se recupera». Y es verdad, los nutricionistas confirman que el «gustito» hay que dárselo siempre. Pero ponen en foco no solo en hábitos saludables de alimentación, sino también en el cuidado de la salud.
«El consumir un locro con altos de niveles de sal y grasas que luego vienen acompañados de pastelitos fritos, empanadas, y ni hablar si se le suma alcohol. la vesícula va a sufrir mucho y en eso también hay que poder el foco y la atención«, detalló el nutricionista Samuel García.
Cuerito de chancho, un bocado delicioso y super azucarado frito en grasa, harinas, carnes altas en contenido graso. Contra esto no hay quien pueda. Pero existe una manera, a la que hay que ponerle garra, «pero tranqui que se puede», dicen los promotores del programa Puestos Saludables del ministerio de Salud de la provincia de Neuquén.
Pero vamos por parte. ¿Por qué en invierno tenemos más hambre que en otras estaciones del año?. «En invierno, es posible que tengamos más apetito, es decir, más ganas de comer un alimento que nos resulte placentero como golosinas, chocolates y productos de panadería, por su elevado contenido en grasas y azúcares», comentó el nutricionista Samuel García, que justamente se encuentra en una zona de frío «áspero», la cordillera patagónica.
Pero aclara algo que es importante. Tener hambre y tener apetito no es lo mismo. Hambre, según explicó, es una sensación física asociada al déficit de energía (si al cuerpo le falta energía es que le falta glucosa) en el cerebro. El hambre es una necesidad biológica, no es selectiva. En cambio, el apetito se asocia al placer o la recompensa y es selectivo. Los seres humanos con apetito van a comer lo que le de un mínimo de satisfacción luego de un día complicado, antes situaciones de estrés o por cualquier cuestión que les resulte difícil de resolver por otros medios. A eso, se le suma que las bajas temperaturas quitan el entusiasmo por salir a moverse o ir al gimnasio, una excusa más para que nos invada el sedentarismo.
Y esto, en épocas de bajas temperaturas tiene una explicación científica. «Todo está relacionado con la producción de dos neurotransmisores: serotonina y melatonina, que regulan el apetito y el ciclo del sueño. Durante los meses de frío, desde mayo hasta agosto, coincidiendo con los días más cortos y de menos luz del año, se produce una disminución en la síntesis de serotonina en el cerebro, un neurotransmisor clave en la regulación del apetito, que da sensación de saciedad», aseguran los profesionales.
Pero eso no es todo. «Hay un aumento en la síntesis de melatonina en el cerebro, que juega un rol importante en el sueño. Esto ocurre en fase oscura, es decir, aumenta cuando está oscuro y disminuye cuando hay luz. Este incremento de melatonina provoca que se forme menos serotonina, ocasionando un aumento del sueño y del hambre«, agregó García.
Y las fechas patrias no ayudan
Y encima se suman las fechas patrias asociadas directamente al locro, entre otras comidas tradicionales, como para empezar a hablar de todo lo que se consume un feriado por el 25 de mayo, 20 de junio o la que se viene, 9 de julio. Demasiada información que el cuerpo tiene que procesar y sobre todo digerir.
La mesa del día de la Independencia está servida. «Muchos elegirán de entrada una empanada, de plato principal el locro (que si hace frío y está rico se repite) y a la tarde o en el desayuno no puede faltar un pastelito de batata o de membrillo o tortas fritas. Lo que no todos saben es que una comida de tales proporciones, a la que se le sumará vino, gaseosas y pan, podría implicar la ingesta de casi 2.000 calorías», detalló el especialistas.
Los especialistas en nutrición adelantan que sí se puede establecer un ranking calórico de las comidas patrias, sin duda el locro se quedaría con el primer lugar. Una porción de 300 gramos aportan más de 550 calorías. «Esto se debe a que el tradicional tiene cortes de carne grasos, que junto al chorizo colorado y la panceta aportan mucho lípido. Es rico, sí; saludable, no.
Y en este punto, se avecina la pregunta de si se puede comer un tradicional locro argentino saludable. «La respuesta es sí. Para ello es necesario aumentar el volumen a expensa del agua de cocción, aumentar la fibra y disminuir las grasas reemplazando algunos cortes de carnes», recomendó García. Agregarle más verduras y reducir las cantidades, serían otras de las recomendaciones.
Vamos con las empanadas que vienen en la previa. Cada una tiene 350 calorías, que si se suman a las que tiene la porción de locro estamos a muy pocos pasos de llegar a la cantidad de calorías máximas que se deberían consumir por día. Y aún ni siquiera llegamos al postre ni al mate. «Acá se podría elegir un corte de carne magro para el relleno, retirar el exceso de grasa y hacerlas al horno en lugar de fritas», recomendó el nutricionista.
Y llegamos a la tardecita con amargos. Se viene los pastelitos. Cada uno de ellos representan unas 250 calorías. Y por supuesto, al igual que con las empañadas los profesionales recomiendan cocinarlos al horno y preferentemente elegir la harina integral para realizar la masa.
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