“Muchachos, vuélvanse”, el llamado a los gendarmes que fueron a rescatar al piloto que aterrizó sobre una laguna en Chubut

Ayer al mediodía se logró dar con Ezequiel “Queque” Parodi, un experimentado aviador que debió aterrizar de emergencia en una zona de alta montaña, cerca de Lago Puelo. Te contamos cómo fue el rescate que se había planificado vía terrestre para rescatarlo.

 “Hoy estamos muchos más tranquilos que el fin de semana”, arranca Marcelo Debrabandere, autoridad a cargo del rescate del piloto Ezequiel “Queque” Parodi. El sábado por la tarde, en el Escuadrón Nº35 de El Bolsón recibieron un llamado del SAR de Comodoro Rivadavia (Búsqueda y Rescate por sus siglas en inglés): un avión de menor porte, un Piper PA-18, había caído en la planicie del Plataforma, un cerro que, en línea recta, está a 30 kilómetros al sur este de Lago Puelo. Estaba localizado en la ZR, en su zona de responsabilidad.

Inmediatamente Marcelo Debrabandere, segundo jefe del escuadrón Nº35 El Bolsón de Gendarmería Nacional, se reunió con autoridades y dispusieron empezar con el operativo. “Sabíamos que iba a entrar un helicóptero a buscarlo”, cuenta, “pero teníamos que pensar un plan B, porque si el clima no lo permitía, si las nubes estaban bajas, si empezaba a caer nieve o lluvia el helicóptero no podía volar. Teníamos que dar otra respuesta. Y nuestra opción fue un rescate terrestre”.  Los cuatro gendarmes especializados en rescates habían estado durante el sábado en el Cerro Perito Moreno, haciendo patrullas en las pistas de cerro, mejorando sus técnicas en la nieve. Al regresar se encontraron con esta noticia: tenían que subir de nuevo a la montaña.

Y así fue. A primera hora del domingo, a las seis de la mañana, la patrulla especializada en rescates de alta montaña, empezaron el camino vía terrestre para encontrar al piloto que estaba perdido en el medio de la montaña. “El equipo incluso llevaban una mochila demás en caso de tomar contacto con el piloto y poder brindarle toda la atención que él requiera”, cuenta Debrabandere. “Queque” Parodi estuvo 36 horas, rodeado de nieve, posiblemente deshidratado “sabíamos que estaba bien que lo habían visto desde otro avión, que estaba vivo, estaba caminando. Así que emprendimos el rescate para traerlo con vida”.

Ezequiel “Queque” Parodi es un piloto con experiencia y eso lo ayudó a sobrevivir. Al caer su aeronave, quedó sobre la superficie de una laguna congelada, pero lo primero que hizo fue buscar terreno firme. Se apartó inmediatamente para no hundirse con la aeronave, en caso de que se quiebre la capa de hielo.

El piloto viajaba con otra aeronave, que, al momento de caer, le tiraron mochilas con elementos que fueron indispensables para su supervivencia: una bolsa de dormir y víveres. “Queque” Parodi conocía el terreno contra el que se enfrentaba, por eso, emprendió la marcha hacia el sur hacia Cholila.

Lugar donde cayó la aeronave del piloto Ezequiel “Queque” Parodi. Foto: Gentileza

Prefectura Naval Argentina llevó a los cuatro gendarmes desde el Lago Puelo hasta el paraje Río Turbio. Los cruzó de punta a punta en una lancha. Ahí se juntaron con un baqueano que también participó del rescate. El plan de los gendarmes era rescatar a “Queque” Parodi, guarecerse, pasar la noche en la montaña si era necesario y emprender el camino de regreso al otro día. Pero los planes cambiaron. Cerca de las 14 el equipo de rescate empezó a escuchar a un helicóptero que sobrevolaba la zona. Con un teléfono satelital se comunican con la base de Defensa civil de Golondrinas. Del otro lado les dijeron: “Muchachos, vuélvanse, retírense porque ya fue rescatado el piloto”.

Caminata durante el rescate vía terrestre al piloto Ezequiel “Queque” Parodi. Foto: Gentileza

Una empresa privada de San Martin de los Andes había hecho lo propio.  “Gracias a Dios salió todo bien”, dice Debrabandere, “se pudo hacer mucho más rápido”. “Queque” Parodi es un empresario conocido en el ámbito de la aviación. Tiene amigos y una escuela de vuelo de pilotos de montaña. “Me imagino que la participación de esta aeronave viene por ahí”, reflexiona Debrabandere, “o él afrontó el costo. El que lo rescató fue un Bell 429, que sale 1.500 dólares la hora de vuelo o son sus amigos que dijeron lo vamos a rescatar”.

El equipo de rescate volvió a la base cerca de las 21 horas. Estuvieron desde las 6 de la mañana. “Queque” Parodi, está a salvo, se recupera de lo que debe haber sido una de las experiencias más extremas en su vida.  Para Debrabandere el rescate fallido fue todo un éxito. “Mi gente realizó esa travesía”, cierra, “regresando sin ningún tipo de novedad”.


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