Desde Cipolletti, mujeres textiles diseñaron los buzos de Arsat
De 25 a 67 años, las integrantes de la cooperativa "Septiembre" luchan día a día por sostener su salida laboral y ser independientes. Presentaron en sociedad los buzos de la nueva cápsula que confeccionaron. La historia detrás de las maquinas de coser.
“Queremos promover la conciencia sobre la importancia de apoyar y valorar lo hecho en Argentina”. Con estas palabras, un grupo de trabajadoras textiles presentó los buzos de su cápsula «Arsat», colección que para ellas representa un homenaje al trabajo de una empresa nacional, de calidad.
La empresa fue creada por el gobierno nacional en 2006 para proporcionar soluciones satelitales. A través de los satélites Arsat I y II, brinda servicios de telecomunicaciones desde la tundra canadiense hasta la península Antártica y las Islas Malvinas. Así se genera soberanía tecnológica.
Chiara La Rosa tiene 25 años y estudia Diseño Visual en la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN). Integra la cooperativa y dentro de la asociación, se desempeña en el sector de producción de corte, redes sociales y ventas, además de administrar la página web.
“Siempre se ve en la calle alguien con la remera de la NASA; pero nos gustaría que sea algo nuestro, de acá”, dijo Chiara a Diario RIO NEGRO. Reconoció que hay argentinos que no saben lo que es Arsat y lo que significa para el país. “Gracias a estos satélites tenemos fibra óptica», dijo la joven. Y esto es crucial para mejorar la cobertura de internet en Argentina.
La cooperativa de trabajo se llama «Septiembre» y nuclea a once asociadas de entre 25 y 67 años, abarcando un amplio abanico de edades y perfiles, todas unidas por un mismo objetivo: la dignidad del trabajo y el desarrollo de la autonomía económica. Es un espacio abierto, plural, inclusivo.
«Nuestra cooperativa y nuestro trabajo nos identifica. Tenemos muy buena calidad de confección, y un ambiente laboral de compañerismo, un espacio de solidaridad”.
Chiara La Rosa, referente de la Cooperativa textil Septiembre.
Todo surgió en 2008 cuando Marcela, la presidenta, quien tenía su propio taller, decidió abrir las puertas a un proyectivo colectivo. Así, lo terminó reconvirtiendo para que se trasforme en cooperativa de la mano de otras mujeres. Finalmente, luego de una tarea administrativa, en el 2009 consiguieron la matrícula y formalizaron su personería.
“Nuestro fuerte siempre fueron las camperas de egresados o los trabajos para empresas, pero a partir del 2020, que fue la pandemia, todo eso se paralizó, por lo que tuvimos que recurrir a otros recursos. Ahí fue cuando empezamos a vender online, incorporamos la página web, empezamos a vender acolchados con los retazos de frisa que nos quedaban de los egresados”, contó Chiara.
Así empezaron a hacer cuadraditos y los acolchados, y con eso pudieron salir de la pandemia. “La herramienta de venta online es ahora lo que nos sigue ayudando a crecer, porque todas saben coser, todas pueden producir un montón, son súper ágiles y muy prolijas, pero lo que más cuesta siempre es la venta”, reconoció la joven.
Hacen prendas urbanas del talle XS al XXXXL, del 0 al 8. Buzos, jardineros, camperas. Ahora con los buzos piensan destinar parte de lo recaudado al espacio socio comunitario “Construyendo Sonrisas” de barrios Los Hornos de Roca, donde funciona un comedor. En el Día de la Bandera, el 20 de junio, largaron la preventa en homenaje a Manuel Belgrano. Los buzos se venden a través de la página web y hay precio especial de preventa.
Si no se vende no se cobra, es la vida de cualquier emprendedor. Todo lo que hacen es autogestionado. «Hemos hecho talleres de redes, capacitaciones de ventas, es una buena herramienta que nos queda”, sintetizó.
Toallitas de tela
En el último tiempo también sumaron un nuevo producto que han sabido perfeccionar desde la experiencia: toallitas de tela para higiene menstrual, confeccionadas con algodón y libres de químicos, sin tratamientos, con insumos que le compran a una cooperativa en Chaco.
«Al no tener tratamientos químicos no es abrasivo para nosotras, y es ecológico», contó la referente. Estas toallitas se hicieron conocidas luego de que la municipalidad de Neuquén las adquiriera para un proyecto del área de la Mujer.
Las clientas más fieles de los productos que confecciona Septiembre son mujeres del movimiento feminista. Como cooperativa participan hace años de los Encuentros de Mujeres que circulan por el país. «Sentimos que es nuestro espacio», aseguró.
Resurgir de los cimientos
En 2013, cuatro años después de haber logrado afianzarse, las mujeres de la cooperativa perdieron todo. Fue tras un incendio que azotó su taller, sus instalaciones en Cipolletti.
“Fue un momento de quiebre, tuvimos que decidir si seguíamos o cerrábamos la cooperativa. Las compañeras de ese momento, que después de todo eso quedaron dos o tres, quisieron seguir, y le pusieron toda la garra para que surja de nuevo”, contó Chiara, once años después de aquel suceso. Poco a poco, se fueron encaminando.
Si bien hasta el momento son todas mujeres, en poco tiempo se incorporaría un varón. “El rubro textil siempre ha sido la labor de la mujer, históricamente, pero eso se ha ido deconstruyendo. Pero siempre es la mujer la que mantiene todo este trabajo»
Chiara planteó la importancia del reconocimiento del rubro textil como un trabajo legal. “Sigue habiendo muchos talleres clandestinos, sobre todo en Buenos Aires, y tiene que haber condiciones de trabajo dignas, porque esto es un trabajo”, planteó.
El próximo paso de la cooperativa es mudarse a Roca, donde consiguieron un alquiler más accesible en la terminal de ómnibus para montar su local e iniciar una nueva etapa, luego de más de 15 años de trayectoria.
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