Ana Mercado y una vida dedicada a la psicología social en Neuquén: atravesar la crisis desde lo colectivo
Hoy, 25 de junio, se conmemora el Día de la Psicología Social en Argentina. Una de las máximas referentes de la región, y conocida por su lucha luego del asesinato de su hijo Juan Caliani, habla sobre el rol de la ciencia y el desafío de dotarnos de una forma de abordar el mundo, que abrace y una, no aísle.
Luego de la tragedia, de la crisis y un calvario sin fin; Ana Mercado –la madre del joven periodista y militante asesinado en Neuquén Juan Caliani– vuelve a brillar con luz propia un día como hoy. Su llama, la llama de la psicología social, se enciende en su voz, en su relato, para hablar de su “guía para acción”, una disciplina científica que le enseñó a ella y muchos otros, una forma de ver el mundo.
Ana es una reconocida psicóloga y psicóloga social. Estudió en la Universidad Nacional de Rosario, donde egresó en el año 1980. Ya tiene una carrera de más de 44 años. En 1991, junto a su colega Nora Vera, fundaron la Escuela de Psicología Social “Vínculo”, en Neuquén, la primera de la ciudad que ya lleva 33 años de trayectoria.
Fruto de su trabajo y empeño por formar, la institución neuquina nació para quedarse, cuando Ana recién era mamá por tercera vez, justamente de Juan, su tercer hijo. Habla y se ilumina. “Me sale la docente”, ironizó. Es que luego de días difíciles, la profesional siempre se impone, sale a flote y emerge la pasión.
Para ella misma, acercarse a la psicología social fue dejar de pensarse “en soledad” en pleno año 1978, “a la deriva” en un contexto donde “ser estudiante de Psicología mujer era una situación de riesgo que vivíamos cotidianamente cuando entrábamos a la facultad”, recordó.
Su formación en la disciplina específica tuvo el punto de partida en Rosario, en el Instituto Rosarino de Estudios Psicosociales. En 1983, con el retorno de la democracia, se mudó a Neuquén, y desde ese momento desarrolló actividades ligadas a la formación.
Los cursos de coordinadores de grupo en la Universidad Nacional del Comahue (UNCo), en convenio con la Primera Escuela Privada de Psicología Social y en la sede Roca y en Neuquén; fueron claves en este recorrido.
La Escuela “Vínculo” de Neuquén es hoy una cooperativa de trabajo y tiene un área de Extensión a la comunidad, donde trabajan en la promoción de la salud mental, interviniendo en situaciones de crisis, en instituciones, acompañando a comisiones vecinales, escuelas; en distintos procesos de crisis por los que se atraviesa. También, brindan talleres de distintas temáticas, una de las cuales es la de la violencia en todos los ámbitos.
No podía pasar un 25 de junio, Día de la Psicología Social, sin hablar del creador de esa disciplina en el país: Enrique Pichón Riviere. En su honor y por su aporte en la mejora del bienestar comunitario, hoy se conmemora la efeméride; en el día de su nacimiento.
El médico psiquiatra Pichón Riviere nació en Suiza en 1907, pero de niño su familia emigró a Argentina. Su aporte más reconocido fue el de la teoría del “grupo operativo”, como una herramienta de suma importancia para el estudio de la psicología social.
“Lo que a mí me atrajo fue encontrar que la psicología no solamente tenía un desarrollo a partir del área psicoterapéutica, sino que, de la mano de Ana Quiroga -la compañera de Pichón Riviere- era posible trabajar desde otra concepción en el campo de lo que es la salud mental y la prevención de salud mental”, aseguró sobre su propia experiencia personal.
Las palabras y la teoría de Pichón Riviere hoy tienen vigencia y se enseñan en una tecnicatura. En psicología social, la tarea de investigación se funde con la de la intervención y operación sobre la realidad de los grupos, los vínculos; en cada momento.
“En los momentos de crisis son los apoyos colectivos los que nos sostienen, nuestros apoyos internos; el barrio, los compañeros de trabajo, la familia, la familia del corazón, las amigas, los amigos, los mensajes que llegan desde distintos lugares que acompañan y que abrazan”.
Ana Mercado, psicóloga social, directora de la escuela Vínculos de Neuquén.
Las crisis y lo colectivo
“El acompañamiento en los procesos que tienen que ver con las crisis, en la vida de los pueblos y en la vida de los sujetos”, dijo Ana.
La psicología social lo hace desde una mirada crítica que se anima a posicionarse sobre los fenómenos, los conflictos, en los procesos sociales –desde la ciencia- pero con una perspectiva que desnaturaliza hechos de la vida cotidiana como la violencia, la pobreza, las cuestiones de clase.
“Como precisamente señalaba Pichón Riviere, hay una relación fundante entre lo personal y lo colectivo”. Dicho en las palabras más “pichonianas”: “No hay nada en el sujeto que no sea el resultado de los vínculos, de las relaciones, y que el sujeto es esencialmente social. Esto es poder entender que la mirada, el énfasis está puesto en esa unión indisoluble entre procesos sociales y subjetividad”, aseveró.
Esta corriente de pensamiento parte de entender que cada lugar y en cada momento hay una problemática específica que abordar. “Hay un marco general pero también hay una especificidad de cómo se expresan las crisis en cada lugar. Es un abordaje que no universaliza, sino que busca la particularidad”, contó Ana.
En las crisis, momentos difíciles de la historia como fue la guerra de Malvinas, las inundaciones en Santa Fe, el asesinato del soldado Carrasco en Neuquén; intervinieron “por el compromiso con el padecimiento y con el sufrimiento social psíquico que hemos transitado y que transitamos”, dijo.
“Los conflictos tienen una dimensión que es personal y también tienen una dimensión que es grupal, social y comunitaria. Si abordamos desde ese lugar, la comprensión va a ser mucho más abarcativa pero también, la intervención va a apuntar a potenciar lo colectivo, a saber que precisamente allí están las herramientas para poder afrontar las situaciones de crisis”, señaló Ana, en la integralidad de quien es hoy, una referente de la psicología social, pero también una madre y mujer en busca de justicia.
La conflictividad social y las patologías de época
Para la profesional, la conflictividad social tiene que ver precisamente con la preponderancia de discursos que son negadores de la humanidad, negadores de la relación empática con el otro, del pensar y realizar los proyectos colectivos.
“Ese pensamiento que está al servicio del sometimiento, del aislamiento de las personas, (el individualismo) donde cada uno tiene que salvarse desde la meritocracia (y sálvese quien pueda), sin tener en cuenta los factores que generan y que producen la desigualdad. Esa desigualdad que hace que enfermemos, que padezcamos, y que además nos responsabilicemos hasta de nuestro propio sufrimiento”, explicó.
“Es fundamental entender esto: el sufrimiento se vive, cada persona lo vive de una manera particular, pero hay una cuestión que tiene que ver con esa profunda unión entre lo social y la subjetividad que hacen que en cada momento social e histórico nos enfermemos de determinadas cosas y no de otras”, aclaró Ana.
En este momento histórico, las patologías predominantes tienen que ver con las «adicciones, la depresión, los trastornos de ansiedad y existe una preocupación creciente por los suicidios», detalló y cerró: «Esto es un sufrimiento de esta época, de este sistema social”.
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