Un arquero de Andacollo

Las primeras pruebas de fatiga de materiales está a la orden del día en el gabinete plural que eligió el gobernador Rolando Figueroa en su primer semestre. El gobernador se imagina como un arquero al que le agrandan el arco, le embarran el área chica que no está marcada y con el árbitro en contra.

En el gabinete pluriideológico de Rolando Figueroa hay conjeturas respecto a qué papel le cabe a cada uno, en una comparación con un equipo de fútbol. No al estilo del Arsenal de la liga de Inglaterra que pretende Javier Milei, sino más de cabotaje y neuquino.

El equipo de colaboradores que eligieron los tres últimos gobernadores tuvo su impronta. Jorge Sobisch y Omar Gutiérrez le pusieron su toque personalista, y no había detalle, desde el día de pago a los estatales hasta una inversión relevante, que no pasara por ellos. Si alguno se atrevía a generar una mínima molestia, tenía su pasaje fuera, como cuando José Brillo blanqueó que su deseo era ser candidato a un cargo electivo.

Gutiérrez fue “el articulador” y sus ministros no debían salirse de los parámetros que indefinía con certeza. Le costaba enderezar y hasta se entretenía con decisiones que no tenían conocimiento público. Sostuvo a la ministra Vanina Merlo cuando desoyó el reclamo de los autoconvocados el día del acto por Malvinas. También mantuvo a Abel Di Luca hasta que le fue posible con la investigación que se estaba llevando a cabo en Desarrollo Social.

Jorge Sapag, en cambio, daba cierta libertad de acción a sus ministros (para lo bueno y para lo malo) y, fiel a su estilo diplomático, cuando quería cambiar, les pedía la renuncia a todos y solo aceptaba la de uno o dos. Se recuerda el desalojo de una toma donde el actual ministro Jorge Tobares estaba de un lado y su par de Seguridad, el actual concejal del MPN de Cutral Co, César Pérez, estaba del otro. El gobernador, en este caso, estaba al frente de lo que él consideraba de hiperimportancia, que es la obtención de fondos, y así consiguió anotarse en la historia como el facilitador de Vaca Muerta.

En el gabinete de Figueroa hubo dudas en relación con la convivencia en la diversidad y, en el primer semestre, se convino que hay una respetuosa armonía. Un detalle que lo diferencia de los tres mandatarios anteriores es que intentan estar en la trinchera. De esta forma, un problema chico no crece hasta tornarse inmanejable, como fue el tema gremial con Sobisch, el político partidario de Sapag y el de las minorías intensas ignoradas de Gutiérrez.

Todos creen, nadie lo dice por las dudas, que el 11 de Figueroa es el ministro de Energía, Gustavo Medele. En la mitad de la cancha está Rubén Etcheverry, aunque a él le gustaría ser, sin ambages, la cancha en sí, pero ya le dijeron que no.

Dicen que el encargado de las relaciones públicas es Tobares, quien no le esquiva a atender desde una protesta de trabajadores de una aplicación hasta los capitanes gremiales en el Estado. También hay un banco de suplentes (para que no se entusiasmen los titulares) compuesto por algunos de los secretarios y secretarias, y también por dirigentes que hoy no revisten en el gobierno.

El prestar atención a los detalles internos hizo que, mientras comenzaba a circular el carro, los melones no se acomodaban solos y, entonces, tuvo que levantar el cartel en el partido y hacer cambios en la cartera de Luciana Ortiz Luna y en la de Corroza.

Nadie duda que de dos y tres, sin distinción, están Juan Luis Ousset y Julieta Corroza. Esto último en función del arquero.

¿Quién es el arquero en su gabinete?”, preguntó Diario Río Negro. “El arquero soy yo, no me queda otra. De vez en cuando me gustaría pegar un cabezazo en un córner, a ver si hago un gol, pero soy el arquero. Y me eligieron para administrar y gestionar”, respondió.

Reconoció que hay un mito que pinta “de color de rosa” los vaivenes del poder, pero dijo que en su caso no es así porque debe hacer frente al estrés de crecimiento que sufre la provincia todos los días.

Adujo que le ponía buen humor y que todos los días se pregunta qué problema resolver en la jornada. Describió también que para ser un buen arquero se lo evalúa con el arco un poco más grande, con el piso embarrado, con el área no marcada y a veces quizá con el árbitro no muy a favor. Un arquero nacido en Andacollo.


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