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El municipio de Bariloche lanzó un bono por $3.000 millones para achicar la deuda con proveedores

Los incumplimientos se acumularon durante la gestión del exintendente Gennuso. La actual administración busca encaminar la relación con los proveedores para evitar sobrecostos en las nuevas compras y contrataciones.

El gobierno municipal emitió títulos de deuda por 3.000 millones de pesos para afrontar incumplimientos con proveedores heredados del gobierno anterior, que dejó un abultado lote de facturas impagas por alquileres, obras, provisión de servicios y otras contrataciones.

La operatoria está dirigida a acreedores por montos superiores a los 400 mil pesos y los bonos podrán ser negociados con terceros, si media previa conformidad del municipio.

La resolución que fija las condiciones fue firmada esta semana por el intendente Walter Cortés y el municipio ejecutará el plan de regularización a través de su propia dirección de Contaduría, sin intervención de ningún banco.

La propuesta para atender la llamada “deuda emergente” es un derivado de la emergencia “económica, financiera, fiscal y de servicios” que el Concejo aprobó por ordenanza en febrero pasado y que habilitó al Ejecutivo a emitir “instrumentos financieros” destinados a la cancelación de deuda tomada por el gobierno anterior, y a garantizarlos con la coparticipación de impuestos provinciales.

Este medio intentó conseguir más precisiones en la secretaría de Hacienda municipal, pero no obtuvo respuestas. El presidente de la Federación de Empresas y Entidades de Bariloche, Leonardo Marcasciano, dijo que el título es una herramienta aceptable para atender la deuda de arrastre del municipio.

Dijo que no conoce casos puntuales de proveedores que hayan quedado con acreencias importantes, pero sí descuenta que el monto global es alto porque durante la gestión del exintendente Gustavo Gennuso, cuyo responsable en Hacienda era Diego Quintana, “cobrar en término era muy complejo”.

Dijo que esa situación “cambió a partir de diciembre pasado y ahora son mucho más prolijos: comprometen el pago en 30 días y lo cumplen. Antes decían también 30 días y había que esperar seis meses”.

Según Marcasciano, por esa razón muchas empresas y comercios dejaron de venderle a la municipalidad y quienes lo hacían era “porque tenían más espaldas, pero también cotizaban a un precio mayor, para cubrirse de la demora en los pagos”.

Dijo que ahora el manejo del municipio es distinto, “empezaron a hacer buena letra porque necesitan proveerse en plazo y a costo razonable”.

Las condiciones de pago

El título se denomina “bono de pago a proveedores 2023” y se emite enteramente en pesos. El régimen de financiamiento ofrecido a los proveedores prevé una amortización de capital e intereses en doce pagos de frecuencia trimestral, con un primer desembolso este 30 de junio.

Antes de calificar para la toma de los títulos los acreedores debieron pasar por un proceso de “verificación de créditos”, que venció el pasado 30 de abril.

La tasa de interés aplicable será la “badlar” que publica el banco Central “en base a una encuesta diaria a bancos privados para los depósitos a plazo fijo en pesos” de hasta un millón, con vencimiento a 30 ó 35 días.

La misma resolución, en los artículos reglamentarios, establece que los titulares de acreencias con el municipio que suscriban los bonos podrán transferirlos a terceros “con previa conformidad del municipio” o usarlos para la cancelación de obligaciones tributarias vencidas antes del último 8 de diciembre, cuando se produjo el cambio de gobierno.

Otro destino que podrán darle a los bonos es el de constituir garantías para participar de procesos de licitación o nuevas contrataciones de obras y servicios por parte del municipio.


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