Historia de un viaje «De Neuquén a Rusia», en un libro con mil sensaciones
Rubén Fernández Seppi hace unos años viajó a Europa, en una libreta anotó sus impresiones y ahora presenta el libro “De Neuquén a Rusia”, el miércoles en el Museo Nacional de Bellas Artes.
En el año 2018 Rubén y Mirna comenzaron a trazar la ruta de lo que sería un gran viaje. La idea fundacional era llegar a Rusia para ver el mundial de fútbol. Empezaron a planearlo, se anotaron para adquirir las enteradas en la FIFA, alquilaron un auto en Alemania, reservaron algunos hospedajes, pero en pocos días, desde la FIFA les avisaron que se habían quedado sin entradas, el auto alquilado no podía pasar la frontera y ante la demanda, los alquileres querían cobrarles más. Todo parecía derrumbarse, pero la magia iluminó el camino que recorrieron durante 36 días, sin parar. De esas experiencias surgió el libro “De Neuquén a Rusia”. El viaje de las mil sensaciones.
Por estos días Rubén Fernández Seppi prepara la presentación de su segundo libro de viajes. Será el miércoles 24 a partir de las 19 en el Museo Nacional de Bellas Artes. El libro fue declarado “De interés Municipal” en Neuquén, en la sesión del 11 de abril de este año, con la presencia de los 18 Concejales.
Para empezar a hablar del viaje, Rubén hace números, dice recorrieron 36 mil kilómetros en avión y 8 mil en auto, “una vuelva al mundo”. Volaron de Neuquén, a Buenos Aires y de ahí a Toronto (Canadá), recorrieron las Cataratas del Niagara, Detroit y Chicago (Estados Unidos). Luego volaron a Frakfurt (Alemania), y desde allí en auto fueron a Praga (República Checa), Viena (Austria), Bratislava (Eslovaquia), Berlín (Alemania), Elblag (Polonia), Kaliningrado (Rusia), Oslo (Noruega), Estocolmo (Suecia), Helsinki (Finlandia), San Petersburgo (Rusia), Tallin (Estonia), Copenhague (Dinamarca), para retomar a Alemania, Canadá y Argentina.
“El libro nace en el momento que comenzamos el viaje junto a Mirna, mi pareja. Recuerdo que en el aeropuerto de Ezeiza compré un cuaderno, y mientras esperábamos el embarque comencé a escribir lo que vivíamos y las sensaciones que afloraban, primero en forma de títulos o cuadro sinóptico, y después, a medida que el tiempo lo permitía, en el desarrollo y profundización de cada tema”, relata.
El libro presenta una visión general de Neuquén, con mapas y fotografías incluidas. A medida que se avanza en la lectura, desarrolla temas inherentes a cada país que visitaron, y ahí comienza una suerte de juego en la lectura.
“Al igual que “Rayuela”, de Julio Cortázar, podemos adelantar capítulos para después retomar la lectura desde donde la dejamos. Adopte esta modalidad por el agregado de temas (del pasado o hasta el año 2.023) que fueron surgiendo después de terminada la parte narrativa y correlativa, y que incorporaba datos, hechos históricos o personajes que enriquecen el libro, invitándonos a pensar y reflexionar sobre nuestra tierra y nuestra realidad”, destaca el escritor.
Tres ejes trazan la esencia de este libro. El primero, es mostrar al mundo de modo general, qué es Neuquén. En los últimos 10 años Rubén recorrió muchos países, en viajes relacionados con el desarrollo de Vaca Muerta. Estuvo en Houston, en varios Estados de Canadá, como Alberta. Dice que cuando va a otros países, siempre le preguntan ?¿Qué es Neuquén?”.
“No saben si es la mitad de la Argentina, una parte de la Patagonia. Por eso, con el libro quiero presentar qué es, donde está ubicado y cuales son sus riquezas naturales y sus bellezas. Puse mucho foco en ese tema de mostrar la provincia al mundo, aunque parezca ambicioso el enunciado”, relata y asegura que quiere traducirlo al inglés.
En segundo lugar, busca dar una visión de los países recorridos, y evaluar que se puede aprender de ellos. “Hay muchas cosas que podemos aplicar. Yo digo las comparaciones son odiosas, pero si se hace con el ánimo de ver adonde estás parado y dónde podés llegar está bueno, por supuesto adaptándolo a nuestra realidad y posibilidades”.
El viajero, hace un recorrido por esas cosas que lo marcaron en el viaje. En Detroit vio una ciudad con sectores abandonados, por la migración de miles de personas al emigrar muchas fábricas automotrices, aunque en franca recuperación por la llegada de otras industrias, con planes gubernamentales, y la imagen de Henry Ford como bandera. En Noruega conoció sobre la implementación del Fondo anticíclico, que después se analizó para crear el fondo anticíclico en Neuquén.
La belleza de las Capitales Imperiales a orillas del Rio Danubio los enamoró. En Berlín participaron de una capacitación sobre Eficiencia Energética, visitaron en Wolfburg la fábrica de Volkswagen (la más grande del mundo, con más de 5.000 robots actualmente). En San Petersburgo se deslumbraron con la arquitectura de catedrales y edificios a orillas de Rio Neva (con sus puentes levadizos), resaltando el Hermitage y el palacio de Catalina en Pushkin.
Y se dieron el gran gusto, fundador del viaje, de ver el partido mundialista entre Argentina, Nigeria, con el triunfo y clasificación de la selección. “Con lo de las entradas, el viaje parecía caerse pero pensamos en permanecer solo 4 días. Llegamos, buscamos entradas y cuando estaba por pagar 700 dólares, se acercaron unas personas y nos regalaron dos entradas en un lugar privilegiado”, la suerte había cambiado en el comienzo y también lo hizo al volver.
En el último destino recorrieron la “ciudad subterránea” en Montreal, y llegaron sin planearlo, al Festival Internacional de Jazz. “Justo nos encontramos con el festival. Lo mejor del Jazz del mundo estaba ahí, en Montreal. El viaje fue tremendo”, concluye e invita a pasear por sus páginas.
Ingeniero, escritor, con espíritu viajero
Rubén Fernández Seppi, forma parte de diferentes instituciones de Neuquén, es presidente del Cluster Pymes Neuquinas y si bien es ingeniero, tiene la profesión en pausa, porque “surgieron estas actividades que me complementan más como ser humano”.
Este es su segundo libro, el primero se titula “América y Nuestras Almas al Desnudo”, y nació de tres cuadernos o bitácoras de viajes que redactó a medida que viajaba. Relata que ”siempre fue muy lector y con gran atracción por la escritura, influenciado fundamentalmente por mi madre, docente por vocación de castellano y latín, quien ha escrito 22 libros hasta la fecha, y con sus 85 años sigue escribiendo”.
Con respecto a los viajes, es algo que lo apasiona. Desde chico comenzó a viajar, a veces en familia y otras solo o con amigos. “Supongo que el haber conocido a Rubén Cherry (quien a la postre sería un gran amigo y con el que compartimos muchos y arriesgados viajes, como el de “América”), en complemento con la formación, libertad y confianza que me brindaron mis padres, prepararon el campo fértil para desplegar mi espíritu”.
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