Claudia Briones, una de las pocas mujeres en llegar a la cúspide de la carrera científica en la Patagonia
En el Día de la Ciencia, la historia de una antropóloga de Bariloche que dedicó su vida a investigar los pueblos originarios y abrió puertas a debates transversales desde el Conicet. Fue fundadora de la carrera de Antropología más austral del país.
En la actualidad, solo cuatro mujeres científicas llegaron a la máxima categoría de investigación de Conicet en gran parte de la Patagonia: Claudia Briones en Ciencias Sociales; Beatriz Modenutti, doctora en Ciencias Naturales; la doctora en Ciencias Forestales Mónica Bertiller, del Centro Nacional Patagónico; y en Patagonia Sur, Mónica Salemme, arqueóloga de Tierra del Fuego.
En el Día del Investigador y la Investigadora Científica, la historia de Claudia Briones es de destacar. Antropóloga con orientación en Etnología, a sus 64 años fue distinguida como «investigadora superior» en Conicet, la cúspide de la carrera de investigación.
Hace 15 años reside en Bariloche. Fue parte de la fundación de a Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) y abrió en la provincia la carrera de Antropología más austral de las ocho del país. Además de sus aportes teóricos, Claudia fue pieza clave en la creación del Instituto de Investigaciones en Diversidad Cultural y Procesos de Cambio, que depende de la universidad y del Conicet.
Se licenció en la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde trabajó como ayudante alumna, pero decidió dejar la gran ciudad para dedicarse de lleno al estudio de los pueblos originarios en la Patagonia, principalmente de las comunidades mapuche tehuelche, primero en Neuquén, luego en Río Negro y Chubut. Hizo un doctorado en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos; uno de sus mayores hitos.
En el Conicet hizo toda la carrera, desde investigadora asistente hasta investigadora superior. Hoy goza de su jubilación, pero con la inquietud y la curiosidad que la caracterizan desde su juventud, intactas. La Universidad Nacional de Río Negro la nombró profesora emérita.
“Haber llegado a investigadora superior, es un reconocimiento que valoro mucho porque somos mucho menos los investigadores del área de ciencias sociales y humanidades que llegamos a la categoría de investigador superior y, a su vez, somos mucho menos las mujeres”
Claudia Briones, investigadora superior
Transitó los caminos de la maternidad con sus tres hijas, la familia, que sumados a los propios procesos de las ciencias sociales, en ocasiones dilatan los tiempos y complican la producción. “En general, las mujeres llegamos menos porque nos jubilamos antes”, agregó.
Claudia desarrolló pericias antropológicas en distintos casos judicializados de la región, lo que llevó a crear bajo la órbita de la universidad, la especialización en peritajes antropológicos, que es la única en el país.
Entre sus aportes al campo, se destacan el haber podido poner en contexto a los pueblos indígenas con el proceso de construcción de “nación” y conocer cuáles son las prácticas estatales, los conceptos de formación nacional de alteridad y formaciones provinciales de alteridad. Para hacerlo, la especialista combinó técnicas típicamente antropológicas con prácticas de análisis del discurso y las puso al servicio de la creación de normas, debates legislativos y la comprensión de discursos y prácticas sociales.
“A medida que se fueron dando una serie de movilizaciones y organizaciones en lucha por los derechos, empecé a trabajar las políticas indigenistas y los mismos derechos indígenas y los movimientos de organización y reclamo”, comentó.
Según sus propias palabras, Claudia eligió el camino de la investigación por comprometerse con “diferentes realidades” y a partir de allí, la forma que encontró de seguir vinculada a estas situaciones que la movilizaron, fue iniciar una carrera en el Conicet. Las becas de investigación y la docencia universitaria le dieron el envión en el camino de su vocación.
“Haber pasado un tiempo en Estados Unidos para doctorarme, me dio acceso a bibliografías, lecturas, discusiones, redes internacionales de debate que no tenía antes, y eso me permitió traer al país distintas lecturas que no se solían hacer aquí, incorporarlas a las clases y formar también mi manera de encarar los temas de investigación”, aseguró Claudia en una entrevista con Diario RIO NEGRO.
“Es un camino de aprendizaje que no acaba nunca”, aseguró Claudia, sobre lo que significa para ella, ser investigadora científica. Es tener una enorme “curiosidad” y soportar la incertidumbre de hacerse preguntas que no se pueden responder inmediatamente y que requieren mucho trabajo de campo y de análisis.
Conicet, reservorio de crecimiento futuro
“Conicet está entre las 20 mejores instituciones de investigación en el mundo, sobre un total de más de 1.800. Tenemos siempre un lugar destacado en América Latina”, resaltó Claudia. Dijo que se logra ese lugar en el ranking porque se producen trabajos con reconocimiento internacional.
Luego de que el gobierno nacional decretara una nueva tanda despidos en Conicet y los trabajadores del organismo salieran a la calle en todo el país para expresar su rechazo, la científica se posicionó en defensa del organismo.
“No valorar lo que a través de Conicet se logra en distintas áreas de conocimiento (…) es realmente una política suicida para el país. La posibilidad que tenemos de sostenernos a pesar de nuestras recurrentes crisis económicas es seguir produciendo más y mejores investigaciones y tener caminos de investigación autónoma”, aseguró la antropóloga.
“Esperemos que este gobierno y los que vengan se den cuenta de lo que significa tener un Conicet en un país como Argentina, un reservorio de crecimiento futuro y de desarrollo para el país”.
Claudia Briones, investigadora superior Bariloche
Por eso es necesario el becario y toda la estructura administrativa. “Pensar que el Conicet tiene demasiados trabajadores es no saber la cantidad de trabajo en muy diferentes niveles y de controles cruzados para garantizar la pertinencia y la calidad de las investigaciones”.
10 de abril: Día del Investigador y la Investigadora Científica
“No deseo estatuas, placas, premios, calles o institutos cuando muera (…) Deseo que mi país contribuya al adelanto científico y cultural del mundo actual, que tenga artistas, pensadores y científicos que enriquezcan nuestra cultura y cuya obra sea beneficiosa para nuestro país, nuestros compatriotas y la especie humana”.
Con estas palabras el científico Bernardo Houssay, flamante ganador del primer Premio Nobel de Ciencias de América Latina en 1947 pasó a la historia, y en su honor, hoy 10 de abril se conmemora el Día del Investigador y de la Investigadora Científica en la Argentina.
Fue el primer latinoamericano en recibir la distinción en ciencias e impulsor de la creación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Este 2024, viejas y nuevas generaciones de investigadores afortunadamente se suman y dejan con distinciones, la nómina de profesionales que realizan grandes aportes de conocimiento a la región.
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