El paraíso de los fósiles vivientes más maravillosos en Villa Pehuenia Moquehue
Las araucarias son árboles únicos y emblemáticos de la zona de Pehuenia Moquehue, donde se pueden encontrar en gran cantidad. Su forma característica y su antigüedad las convierten en seres casi mágicos que parecen tener un mensaje oculto para aquellos que las contemplan con detenimiento.
El camino serpenteaba, el sol se filtraba a través de la copa de los arboles más antiguos, la imponente araucaria, el árbol milenario considerado fósil viviente era la protagonista del día en ese rincón maravilloso y de cuento llamado Villa Pehuenia Moquehue. La villa se encuentra en plena cordillera de los Andes, rodeada del lago Aluminé y Moquehue, un lugar que es imposible que no te guste y si vas, siempre tengas ganas de regresar y fotografiar.
El nuevo día comenzaba y mis ganas de caminar y fotografiar el paisaje cordillerano estaba a pleno. Salí de la cabaña temprano, el aire fresco pegaba en mi cara, mientras buscaba algo que me sorprendiera.
Lo que tenía frente a mis ojos era conocido, lo fotografié muchas veces, pero siempre me pongo un objetivo: encontrar algo diferente para mostrar. Si bien el lugar siempre está igual, cada vez que voy algo me regala para captar. Mirar y sentir, ese era el objetivo.
Al recorrer sus senderos, me sumergí en un mundo de paz y armonía con la naturaleza. Los lagos me invitaban a relajarme y disfrutar. Las montañas ofrecían la posibilidad de practicar senderismo, trekking o escalada, para los más aventureros.
En todo el recorrido me acompañaban las araucarias, también conocidas como araucanas o pino araucaria, que es un tipo de árbol conífero que se encuentra en diferentes partes del mundo, particularmente en América del Sur. Su nombre científico es Araucaria araucana y son conocidas por su imponente altura, su tronco recto y su forma de parasol o paraguas.
Estos árboles son verdaderas joyas, ya que han sobrevivido durante miles de años y son considerados fósiles vivientes.
Además, las araucarias son importantes para el ecosistema, ya que son el hogar de una diversidad de especies de animales y plantas. En Villa Pehuenia Moquehue son verdaderas obras maestras de la naturaleza cuando las iluminan los primeros rayos del sol en el amanecer o por las cálidas luces del atardecer. Estaba en el momento ideal.
Las araucarias se fundían con el sol, y generaba una atmósfera mística que invitaba a la contemplación. Sus imponentes formas se destacaban aún más en contraluces, en un espectáculo visual de belleza incomparable. Su silueta que se recortaba contra el cielo, creaban paisajes de ensueño que me conectaban con el ambiente en su estado más puro. Parecían cobrar vida y daban la bienvenida a un nuevo día lleno de posibilidades.
Lo había visto muchas veces, pero en esta ocasión, puse todo mi esfuerzo para contar una historia con sus formas. Al ver ese espectáculo comencé a fotografiar, trataba de captar con mi cámara esa sensación que sentía en mi interior, esa energía que me regalaban esas imágenes que están ahí hace millones de años.
Por la tarde, cuando el sol se ponía y las sombras se alargaban, su silueta se volvía aún más misteriosa y evocadora, invitándome a reflexionar sobre la conexión con la naturaleza y con el universo. Cada araucaria es única en su forma y estructura, y en conjunto forman un paisaje fascinante que cautiva a los que tenemos la suerte de presenciarlo.
Sus frutos
En esta época del año, en otoño, los piñones que son la semilla o fruto de las araucarias empiezan a caer de las copas de los árboles. Son comestibles, muy similares a las almendras y tienen un sabor suave y cremoso.
Conocidas localmente como piñón o ngelliu, en el lenguaje Mapuche, una vez cosechados, los piñones de las araucarias se pueden consumir crudos, tostados o cocidos.
Son ricos en nutrientes como ácidos grasos, proteínas, minerales y antioxidantes, por lo que son una excelente opción para incluir en una dieta equilibrada. Se pueden utilizar en ensaladas, pesto, sopas, guisos, postres y una variedad de platos.
Sin duda, Villa Pehuenia Moquehue es un lugar privilegiado y la belleza de las araucarias se convierte en una experiencia inolvidable para los sentidos. Son verdaderas obras de arte de la naturaleza que regalan momentos de paz y contemplación.
Su presencia nos recuerda la importancia de cuidar y preservar nuestro entorno natural, así como de aprender a valorar la belleza y la serenidad que nos brinda.
La misma araucaria 23 años después
El centro de esquí del cerro Batea Mahuida fue inaugurado en julio del 2000 un año mas tarde fui a conocerlo. En el cerro te encontrás con bosques de araucarias que se distribuyen en distintos lugares, pero hay una que se destaca del resto, porque está sola frente al parque de nieve.
En ese invierno, el del 2001, la fotografié rodeada de nieve, sola en el medio de un manto blanco. La gente llegaba al centro y yo la contemplaba a ella con su verdadera belleza minimalista como un gran cuadro.
En este último viaje, 23 años después regresé al mismo lugar y ahí seguía ella sola y soberbia. Esta vez el paisaje era distinto, en esta época del año no estaba rodeada de nieve, estaba rodeada de pinos mas pequeños y una vegetación baja cambiando el paisaje totalmente, era otro paisaje pero la mística de esta araucaria era la misma.
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