El plan perfecto
Estudiantes gritó campeón por cuarta vez. Proceso exitoso que terminó de la mejor manera.
Estudiantes marca el camino. Estudiantes es más que un gran equipo, es un modelo a seguir. No es sorprendente que Estudiantes se haya consagrado anoche en un Mineirão que hervía como el mismísimo infierno. Es consecuencia de un proceso, una palabra que le gustó acuñar a César Luis Menotti antes, durante y después del Mundial ´78, justo el «Flaco», una de las personas más odiadas por los hinchas Pinchas.
El equipo de Alejandro Sabella dejó bien en alto el fútbol argentino a nivel continental, una tarea que desde hace años sólo parecía estar encomendada exclusivamente a Boca. Exceptuando al Xeneize, Estudiantes es el primer equipo en llegar a una final de Libertadores desde aquel River del ´96. Pero también es el primer conjunto sudamericano en disputar el último partido de las dos copas continentales la misma temporada.
Nada tiene de asombroso esto. Estudiantes se viene preparando para desde hace años, al menos cinco temporadas. Porque en el 2004 y el 2005 el Pincha, dirigido por Mostaza Merlo, peleó el torneo doméstico y comenzó a hacer ruido con apariciones como las de Mambrú Angeleri, el Principito Sosa, el Tanque Pavone, Leandro Benítez y Carrusca.
Ya en el 2006 se clasificó a la Libertadores después de 23 años y llegó hasta cuartos, donde cayó ante San Pablo con varias particularidades: la ida se jugó en La Plata, con Jorge Burruchaga de DT y se jugó antes del Mundial. La vuelta fue después de Alemania, con Diego Simeone y una definición que terminó en amargura, por penales. Ya a esa altura se había concretado la vuelta del hijo dilecto, de JS Verón.
Desde ahí Estudiantes se transformó en un equipo compacto y sin fisuras, implacable en la faz defensiva, preciso, bastante fino (estaba el Principito Sosa, el Chino Benítez, Pavone, Calderón) y dispuesto a ser manejado por los designios de una Bruja.
Así, la terminó de la mejor forma con el título en el Apertura ´06, una corona que se basó en el tesón y la osadía, sobre todo recordando que siempre corrió de atrás al Boca de Basile/Lavolpe y que después lo venció en una finalísima en, que todos recordarán por el resultado y el cortocircuito entre los amigos Verón y Palermo, que dejaron de serlo.
14 meses después, ya con Sensini en el banco, el campeón Liga de Quito eliminó al Pincha en octavos de la Libertadores y desde ahí se produjo un quiebre institucional que se llevó a varios, entre ellos a «Boquita». Leo Astrada llegó bien, perdió la Sudamericana contra Inter de Porto Alegre y se tuvo que ir después de perder en Quito por la Copa y con el equipo último en el torneo local.
Con Alejandro Sabella volvió la pertenencia porque éste era el primer DT nacido y criado en el Pincha en cinco años (desde Bilardo). También regresaron los éxitos, la mística copera (en casa ganó 10 y empató 1) y la sensación de estar por el buen camino. Estudiantes superó algunas crisis y lo hizo porque tenía un plan, porque no renunció a las ideas. Eso es tener mística y convencimiento. Lo dijo Sabella antes de pisar el Mineirão: «En seis meses se llegó a las finales de las copas y en el torneo local siempre estuvimos entre los primeros seis puestos. Por eso nos respetan».
Sin miedo a la equivocación, esta Copa y la del ´68 son las más importante porque en el ´69 y el ´70 el Pincha entró directamente en semis. Salud a Verón, a la Gata Fernández, a Boselli, a todo Estudiantes, al mejor equipo argentino.
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