Bariloche también alzó el grito de “memoria, verdad y justicia”
La memoria por las víctimas de la última dictadura, el pedido de justicia por los secuestros, torturas y crímenes, así como la puja por el número desapariciones -"son 30.000" fue una de las consignas centrales- dominaron la movilización.
Miles de barilochenses se volcaron este domingo a las calles céntricas de Bariloche para recordar un nuevo aniversario del golpe cívico militar de marzo de 1976 y reivindicar la memoria de las víctimas de aquella dictadura, que se extendió hasta 1983.
Una enorme variedad de organizaciones políticas, sindicales, barriales, estudiantiles, de derechos humanos, movimientos sociales agrupaciones indígenas, colectivos de artistas y de mujeres se sumaron a la movilización, que arrancó a las 17 desde Onelli y 25 de Mayo para recorrer unas 20 cuadras hasta el Centro Cívico.
“Esta demostración de unidad y rebeldía es el mejor documento que podemos hacer” dijo Germán Schwartz en el primero de los mensajes escuchado desde el palco, montado de espaldas al lago, y frente a una plaza colmada. Esa misma plaza horas antes fue escenario de la pintada de pañuelos, otro clásico de cada 24 de marzo.
La multitud fue estimada por algunos en unas 5.000 personas. Hubo quienes participan todos los años y dijeron no recordar una marcha tan numerosa, al menos en las citas más recientes. El dato es difícil de chequear, pero lo que sí se notó -y muchos subrayaron-, fue el espíritu de rechazo frontal que sobrevoló esta vez hacia las posturas asumidas por el gobierno nacional en torno a la última dictadura y sus consecuencias.
“Los asesinos de ayer son los negadores de hoy”, decía el cartel portado por una joven militante. En la misma línea hubo referencias bien directas al presidente Javier Milei, como el canto repetido de “no te lo decimos más, si liberan genocidas, qué quilombo se va a armar”.
La marcha avanzó con lentitud por Onelli hacia el norte, dobló por Moreno y uno de los momentos más significativos se produjo en la puerta del Hospital Zonal, donde esperaban muchos trabajadores de salud que mantienen una prolongada lucha por sus salarios y que recibieron la emocionada solidaridad de los manifestantes.
La percusión murguera tuvo fuerte protagonismo en la movilización, que convocó a decenas de parches y bailarines. La presencia de organizaciones de artistas fue muy notoria, con una colorida bandera del Frente Cultural Bariloche y otra de la Asamblea de Poetas.
Algunos de ellos portaban máscaras, también grandes pañuelos blancos alusivos a las Madres, y otros artistas aportaron luego performances en el escenario, intercalados con los comunicados.
La marcha convocó a organizaciones políticas y sociales; grupos de jubilados; entidades gremiales como la Unter, Sitrajur, la CTA, Adunc, Aeronáuticos y el Sindicato de Trabajadores de Prensa; organismos de derechos humanos como Hijos y la APDH; la Unión de Estudiantes Secundarios; bibliotecas barriales; partidos de izquierda; la Multisectorial contra la Represión y el Encuentro de Mujeres, entre muchas otras.
Los mensajes principales
“Son 30.000”, en alusión al número de desaparecidos y en desafío al gobierno -que lo considera exagerado-, fue una de las consignas unificadoras en discursos y carteles. También muchos remarcaron el concepto de “genocidio” para calificar la ola represiva desatada por los militares y colaboradores civiles en los años negros de la dictadura.
El Espacio de Articulación Mapuche dio la nota en ese punto con una bandera de rechazo a los “genocidios”, en plural, y una referencia a los años 1879 y 1976/83, por la llamada campaña del desierto, como antecedente ideológico y metodológico del último gobierno militar.
Además de los mensajes relacionados con la condena a la dictadura, la marcha sirvió como caja de resonancia del más variado abanico de reclamos. Hubo desde carteles que exigían “¡paro general ya!”, hasta banderas ambientalistas como “agua es vida”.
Ya desde la tribuna emplazada de cara al edificio municipal, Schwartz invocó la memoria de “los 30 mil, que querían algo diferente” entre ellos su padre, que era trabajador y delegado en el banco Nación, fue secuestrado en El Bolsón y permanece desaparecido.
Referentes de la APDH también leyeron un documento firmado con otras organizaciones en el que subrayaron “lo importante que es este año levantar la bandera de los compañeros desaparecidos, que lucharon por una sociedad más justa, más libre y soberana”.
Y dedicaron además varios párrafos al momento presente, con descalificaciones a “un gobierno que produce despidos de a miles”, que favorece al poder económico concentrado, que “enarbola una política negacionista” de los crímenes de la dictadura y que despliega “un aparato represivo dirigido a cercenar el derecho a la protesta”.
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