Alberto Weretilneck y qué fue del Gran Acuerdo del año pasado
Expectativas y presentes distintos para los aliados electorales del gobernador. Cerca y lejos del poder provincial.
Se cumplen tres meses del gobierno de Alberto Weretilneck, estrujado financieramente por los pleitos provinciales y agravado por las medidas nacionales.
Todo el proceso electoral estuvo cruzado por el denominado Gran Acuerdo Rionegrino, que el oficialismo cristalizó en acuerdos con parte del PJ y del radicalismo, alineados con la postulación del hoy gobernador.
Esas alianzas políticas -que se promocionaron entre enero y febrero del 2023- progresaron y también involucionaron en este año de marchas conjuntas.
La etapa gubernamental tiene partícipes del original Gran Acuerdo adentro y afuera del poder.
Previamente, los aliados de Weretilneck asumieron actitudes distintas. Así, la UCR integra el equipo provincial mientras que el PJ no participa, está distante y su oposición se acrecienta, con cruces subterráneos con el oficialismo.
Para el gobernador, «es muy prematuro definir el alcance del Gran Acuerdo» y recuerda que «es un espacio concebido como expresión de unidad provincial y mirando los cambios que registra la sociedad. Nunca fue pensado para que los distintos sectores tengan cargos en el Poder Ejecutivo», completa.
Evidentemente, esta afirmación está direccionada -sin mención- a la disconformidad pública expuesta por el senador Martín Doñate por la instrumentación del entendimiento que ambos gestaron en el 2022.
«Falta mucho más diálogo», «un camino largo para recorrer» y «coincidir en los grandes temas», declaró el senador, con tono crítico, en diciembre.
Nada parece haberse modificado, salvo que emergen intercambios de hostilidades, camufladas, pero hostilidades al fin.
No hay dudas del enfriamiento del vínculo entre Weretilneck y Doñate, después de una sucesión de desencantos recíprocos que se refleja además en el desacople -particularmente- entre el oficialismo y el bloque del PJ y, también, algunos jefes comunales.
El presente de los aliados podría explicarse con la crónica posterior al triunfo de abril. Los socios asumieron dispares roles. La UCR -que preside Pedro Sánchez, pero siempre con el accionar del exministro Daniel Sartor- se ajustó a las estrategias electorales con JSRN, especialmente de los escenarios locales. La atención estuvo en dos municipios: Jacobacci y Sierra Grande, que todavía eran conducidos por opositores y donde el hoy gobernador no quería resistencias al desarrollo de la minería y al oleoducto de YPF. Tampoco confrontó en el proceso para la Cámara Baja.
En cambio, la primera división de Weretilneck y de Doñate se advirtió en la instancia nacional. El peronista propuso una lista conjunta, detrás del oficialismo, pero el líder de JSRN optó por la autonomía electoral y la boleta corta.
Esa ramificación se profundizó con el pacto del senador y Martín Soria, ubicando al roquense a la cabeza de la boleta para la Cámara Baja. Fue la fisura que nunca luego lograron sellar. Otra desavenencia estuvo en las estrategias municipales.
La relación nunca se cortó aunque se hizo más espaciada y, personalmente, más distante. Pero, la rotura se hizo evidente con la inicial maniobra pública de Weretilneck para su gobierno. Ocurrió cuando, en octubre, designó a una Comisión de Transición e incorporó a Daniel Belloso por el doñatismo. Avanzó, sin más que una charla superficial, cuando Doñate creía que esa instancia sería la ocasión para empezar una evaluación más profunda de lo que se haría en conjunto. Fue una lectura errada del historial del cipoleño.
La respuesta fue de rebeldía, pues Belloso no se integró a la designación. Con ese desplante, Weretilneck fue por el plan B y acentuó el alzamiento de otros referentes de Nos Une, en directo desmedro de su senador. El elegido fue Pedro Dantas, hoy constituido en el único interlocutor del mandatario con los aliados del PJ.
Los intendentes detectan esa revisión. «Habla con Pedro», es la frase recurrente que escuchan.
Algunos aceptaron la alteración y otros se resisten por su alineamiento con el senador. Así, el jefe comunal de Lamarque y presidente del PJ; Sergio Hernández insistió en febrero que el camino es un llamado partidario, más allá de aquellas convocatorias «individuales».
Ese nuevo reclamo coincidía con el aislado nombramiento de Daiana Neri como subsecretaria provincial. La roquense hizo su camino, si bien fue una referente clave de Doñate en Río Negro, logrando la Coordinación del PAMI y la candidatura en la lista de JSRN para legisladora del Valle Centro, en el tejido del Gran Acuerdo.
Es muy prematuro definir su alcance. Es una expresión de unidad y de cambios. Nunca fue pensado para tener cargos en el Ejecutivo».
El gobernador Weretilneck, en relación al resultado del Gran Acuerdo.
La dinámica de los enfrentamientos siguió, pasando de los mensajes a los embates. El bloque doñatista, que preside Belloso, toma distancia y marca autonomía del oficialismo. Alista a su presidente Belloso, Ana Marks y, también, a Leandro García.
Dantas, acercando a Luis Ivancich, ya poco tiene que ver con esa bancada y lo suyo está ligado al andar oficialista.
Doñate, desde el Senado, alienta proyectos provinciales, que incomodan y, además, desde X, apura a JSRN para que abandonen «fotos y palabras» y actúe para el rechazo al DNU. Repite, en otros ámbitos, su «preocupación» por las crecientes dificultades financieras y los riesgos para Río Negro, advirtiendo por una «crisis de gobernabilidad» y, también, entremezcla un peligro adicional por «el internismo» en el oficialismo.
El abroquelamiento pensado por Weretilneck, recientemente renovado en la Legislatura con su llamado a la «unidad provincial», muestra -hasta ahora- fallas de origen con el Gran Acuerdo.
Cargos para los radicales y una inviable pretensión peronista
La integración del radicalismo a la gestión de JSRN es fuerte, a partir de que su presidente, Pedro Sánchez está al frente del Departamento Provincial de Aguas. Es un organismo clave, pero lo será más en las épocas que llegan por las concesiones hidroeléctricas y los proyectos mineros.
Como secretario de Derechos Humanos se designó a Roberto Ferrero, también alentado por la UCR, y el extitular del Comité roquense y excandidato a intendente, Daniel Balduini asumió la titularidad del Registro de la Propiedad Inmueble. No son los únicos, son los más importantes.
Intendentes y legisladores de la UCR reciben tratos de aliados, que se hacen más evidentes cuando se los cotejan con los accionistas peronistas.
La inexistente incorporación de Nos Une al equipo provincial tuvo etapas y, además, versiones enfrentadas.
Doñate nunca admitió pedidos u ofrecimiento de cargos por sí mismo, pero en ese sector del PJ siempre se especuló con la inclusión de dirigentes. Posiblemente, no se profundizó en el armado por el contraste que emergió encima para el abordaje del futuro del Gran Acuerdo: el senador preveía participación activa en el gobierno cuando el gobernador descree de la conducción horizontal.
Así, cualquier ilusión del PJ de ministros se frustró. El radicalismo tuvo sus planes cuando imaginó mando pleno en organismos, sufrió su desencanto, se recompuso y, más pragmático y tolerante, se acomodó a los designios de Weretilneck.
El oficialismo acercó ofertas al PJ, como empresas o en secretarías. Fueron simples ensayos, que se extraviaron en los desencuentros.
Al final, dañadas las habituales vías comunicacionales, existió una reunión del gobernador y la legisladora Ana Marks. La dirigente barilochense, entre sugerencias, habría acercado una nómina de potenciales funcionarios. El objetivo central era encarrilar el proceso y el resultado no fue bueno.
Tal vez, ya era tarde. Para Weretilneck, el apoderamiento del PJ aliado se trasladó -por ahora- a Dantas.
El Congreso del PJ y su demorado llamado
Entre viejos socios y críticos de Weretilneck, el PJ busca su reparación y convocó para el 30 de marzo en Lamarque a su Congreso que se integrará seguramente con la vuelta de Martín Soria a la presidencia.
Esta demorada conformación completará el acuerdo del año pasado entre el roquense y Doñate, que apuntaló una lista para Diputados, liderada por Soria , y la renovación del Consejo, con la reelección de Sergio Hernández y mayoría doñatista. En ese reparto, el Congreso recayó en el sorismo o, mejor dicho, en el ahora exministro de Justicia, pues la intendenta María Emilia Soria no compartió esa unidad.
La jefa municipal sostendría esa distancia, pues se negó a constituirse en congresal nacional por el PJ rionegrino.
Doñate también aún tiene sus detractores internos y ellos reaccionan cuando se vigoriza esa alianza. «No nos podemos quedar solos», les replica.
Soria presidirá el Congreso y será diputado hasta el 2027 mientras que el mandato del senador terminará el próximo año.
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