Una escuela que les pone raíces a los más chicos en el campo
El Centro Educativo Rural de Pilca Viejo es una iniciativa de la Fundación Cruzada que cumple dos años. Su desafío es evitar la migración del campo a la ciudad.
El Centro Educativo Rural Pilca Viejo, un paraje ubicado a 80 kilómetros de Bariloche, nació dos años atrás con el desafío de frenar la migración del campo por parte de los jóvenes. Hoy con 63 alumnos, inició el tercer ciclo lectivo.
Se trata de la tercera escuela agrotécnica de la Fundación Cruzada Patagónica, una organización que acompaña el desarrollo de los pobladores rurales de la Patagonia.
El Centro Educativo Integral San Ignacio, en Junín de los Andes, fue la primera escuela agrotécnica. Muchos chicos de la Línea Sur viajaban hasta ese lugar donde quedaban internados dos meses hasta que finalmente regresaban a sus pueblos. Ya desde ese momento, surgió la inquietud de hacer pié en esa región rionegrina.
La fundación abrió una segunda escuela en Cholila. Y finalmente llegó el colegio de Pilca Viejo, ubicado sobre la ruta nacional 23 y el cruce con la vieja ruta 40, el camino que conduce a Alicura, a 16 kilómetros de Pilcaniyeu.
“Hace 10 años se hizo un estudio de factibilidad para evaluar el impacto de una escuela de modalidad agrotécnica en la zona. Se entrevistó a muchos actores sociales, desde políticos hasta pobladores. Dio como un lugar posible Pilca Viejo”, sintetizó Federico Mutti, director del colegio secundario en Pilca Viejo.
¿Cuál fue el objetivo? Fomentar el arraigo de muchos chicos en el campo, a través de una educación de calidad. La idea fue que los jóvenes entiendan que el campo puede ser una fuente de ingresos y no solo de subsistencia. “Pretendemos que, a futuro, esos chicos puedan volver a sus campos. Que puedan vivir bien y mejor, generando valor agregado o agroturismo, un proyecto formativo que la escuela ofrece para el ciclo superior. Hoy cuando les preguntas, muchos te dicen que sueñan con volver a vivir en el campo”, se enorgulleció Mutti.
El docente reconoció que algunos chicos no ven al campo como una opción y, por lo tanto, optan por otras alternativas en la ciudad. La matrícula en las escuelas primarias rurales es un claro termómetro. “Hoy hay multigrados de cuatro chicos, de primero a séptimo grado. Lamentablemente muchas escuelas están al borde del cierre por la falta de chicos. Que no haya chicos tiene que ver con una generación de padres que traspasan los 20 o 30 años que migraron del campo a la ciudad porque no veían un futuro mejor en el campo”, indicó al tiempo que insistió: “Queremos mostrar que hay un futuro mejor viviendo en el campo y que tengan herramientas que quizás sus papás o abuelos no tuvieron”.
Los estudiantes del centro educativo egresan como técnicos agropecuarios. Más allá de tener una formación general en el área humanística, científico y tecnológica, se pone el foco en una formación técnica específica y en diversas materias relacionadas con el campo.
El programa
En primer año, se aborda la granja familiar, huertas e invernáculos, a pequeña escala. En relación a los animales de granja, se trabaja con gallinas ponedoras y conejos. “Hacemos hincapié en que consumimos lo que producimos. En segundo año, el foco está puesto en el excedente que se puede vender, generando valor agregado. Hacen dulces, por ejemplo”, aclaró Mutti.
En el ciclo superior, las materias comienzan a ser más técnicas. Los estudiantes de tercer año se abocarán a la apicultura y a la producción de cerdos, “dos producciones que, en la zona no tienen gran difusión y brinda una oportunidad para diversificar la producción”.
“Durante el ciclo superior nuestra escuela propone dos trayectos formativos optativos: en agroturismo y cooperativismo. La idea es que los chicos elijan en función de donde viven y que el día de mañana, sean técnicos con ese trayecto formativo que les da un plus”, afirmó.
Los 63 estudiantes cursarán clases de lunes a viernes, durante todo el día. Alrededor de 33 alumnos oriundos de parajes más alejados, como Mencué, Laguna Blanca, Pilquiniyeu del Limay, Corralito, Las Bayas, Arroyo Chacay, Villa Llanquín, Paso Miranda y La Fragua, se establecerán en la residencia. El resto no, ya que vive en localidades cercanas como Comallo y Pilcaniyeu.
“Hasta ahora, la única posibilidad que tenían era no estudiar (aunque esto no debería ser una opción) o bien participar de la escuela secundaria rionegrina en formato virtual que genera inconvenientes por la conectividad en la zona. Muchos chicos terminan, pero todo depende de su voluntad. Estos chicos buscan una oportunidad educativa”, dijo.
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