“Esto ya lo vivimos”: jubilados de Allen impulsaron una Multisectorial para no rendirse ante la crisis

La idea del adulto mayor, pasivo y que vive tranquilo hasta que recibe la visita de sus nietos, es un prejuicio casi de cuento, cada vez más en desuso. Queda a la vista en las reuniones de cada miércoles en la plaza central de Allen, a las 19, desde Enero de este año, donde se puede ver a gente activa, a pesar de algunas dolencias lógicas, pero que se animó a hacer uso del espacio público para que alguien escuche su voz. 

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“Nos empezamos a nuclear cuando se hizo una juntada de firmas nacional para rechazar el uso del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del ANSES”, contaron en diálogo con RÍO NEGRO. Ya no son los “nonos” que tejen y cuidan plantas, sino los extrabajadores que pasaron la hiperinflación de fines de los ‘80, la privatización y los paros de los ‘90, la crisis del 2001, la falta de aumentos dignos hasta hoy y que ven cómo la historia se repite ante sus ojos, como una pesadilla recurrente. 

Integrantes de distintos rubros son los que participan de esta Multisectorial de Vecinos Autoconvocados, que se organizan en un grupo de Whatsapp y otros tantos van siguiendo las novedades en una página de Facebook. De a poco va creciendo la adhesión, que esperan que aumente, para fortalecer el reclamo, porque en definitiva, es una realidad que afecta a todos.

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“Es muy injusto, todos los días con una amenaza, de cuánto nos van a dar de aumento, qué medidas van a tomar, yo estoy muy asustada”, reconoció Clotilde Rojas de Saa, retirada como auxiliar de enfermería y conocida líder, en el pasado, de dos “clubes de abuelos”. Como ella, compartieron su mirada con este medio Carlos Schefer (exmunicipal), Graciela Cancellieri (jubilada docente), Sandy Inostroza (artista independiente) y Lidia Campos, que aportó como empleada de comercio.

Con una ideología política diversa y experiencias previas de participación, defienden que la salida a las crisis, antes y ahora, es desde lo colectivo. Los acompañan gremios como Unter y ATE, además de integrantes de grupos también afectados por las decisiones de la actual gestión, como es el caso de los empleados de Banco Nación y los estudiantes que temen por la continuidad de sus clases ante el desfinanciamiento de las universidades públicas. 

Para invitar a los transeúntes a tomar conciencia, en las juntadas de cada miércoles, a modo de radio abierta, van expresándose sobre los acontecimientos de dominio público y sobre lo que viven en sus propias casas. “La crisis llega para todos, desde los alimentos más básicos, como los lácteos, las verduras, hasta la compra de útiles, materiales para el arte, todo por la estratósfera, ni hablar de la indumentaria”, dijo Sandy, referente de un colectivo de artistas regional.

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Carlos, junto a su esposa, atraviesan una situación parecida: “Tuvimos que reorganizar los gastos semanales, ella cobra la mínima y yo un punto más, si se efectivizan las medidas, no se cómo vamos a hacer”. Para Graciela el impacto viene siendo “en la pérdida de derechos, derechos que tienen años de lucha y muertos que dieron su vida por les otres. Se metieron en nuestras casas y en nuestros proyectos. En nuestras zonas de seguridad: ir a la farmacia, al supermercado, son decisiones que hoy las tenes que pensar, viajar pasó a ser un lujo”, repudió. 

De aquí en más, el día a día es tan cambiante que cuesta anticipar cómo seguirá el proceso, pero ya pensaban ir a visitar a la gente a los barrios para seguir motivando la movilización. «Veo un futuro intenso, arduo, porque vamos a ver llegar las facturas, el combustible aumenta y automáticamente sube todo. La gente cree que esto va a pasar, pero van a quedar en el camino muchos vecinos. Los que no pueden comprar sus medicamentos, ¿cómo sobreviven? Si antes PAMI tenía tantas vueltas, ahora los estudios van a demorar más. Por eso, nos tenemos que organizar a nivel país», planteó Lidia.