Las Grutas: tenés que conocer siete playas que están hacia el sur, alejadas del centro
Sin aglomeraciones y espaciosas aun cuando sube la marea, Piedras Coloradas, Morella, Los Chañares, El Buque, El Sótano, el Cañadón de las Ostras y Fuerte Argentino son ideales para relajarse a pleno, en este 2024 que arrancó complicado. Llevate todo y cuidate: después de la primera no hay servicios.
El 2024 arrancó complicado y nada mejor que aprovechar las vacaciones para desconectarse. En ese plan, hay playas agrestes que tenés que conocer, de ésas ideales para despejarse y pensar, por un momento, que uno está en soledad con la Naturaleza. Además, siempre hay costa de sobra para que cada uno se relaje a su modo, aunque las gobierna el mismo sistema de mareas que rige para todo el Golfo San Matías, y hace que el mar ascienda y descienda dos veces por día.
Algo para tener en cuenta es que el camino que lleva hacia ellas, que es de arena y ripio y parte de la zona de la séptima bajada (frente al barrio de los pulperos) no está en las mejores condiciones, por falta de mantenimiento. Por lo cual aventuráte si tenés un vehículo adecuado, para evitar contratiempos.
Con estas previsiones, ya se puede iniciar la recorrida por estos sectores agrestes que parecen detenidos en el tiempo, donde contactarse con la naturaleza es mágico.
Piedras Coloradas, a 5 km de Las Grutas
Para llegar, justamente hay que recorrer los 5 km en dirección al sur que separan estos rincones del ruido de la ciudad. La primera en aparecer es Piedras Coloradas, que, a través de los años, se fue popularizando, y suele estar muy concurrida. Este balneario es el único del sector que cuenta con servicios.
Después, los que se suceden hasta llegar a Fuerte Argentino, la meseta que sigue sorprendiendo por sus dimensiones, no tienen paradores, baños ni lugares cercanos para aprovisionarse de agua o comestibles. Por eso, antes de aventurarse, es necesario tener en cuenta este dato, y llevar lo necesario para pasar el día.
Tampoco, pese a que se está recomendando visitarlas, cuentan con servicio de guardavidas (excepto Las Coloradas). Para tener en cuenta, y después sí, lanzarse a la aventura.
En Piedras Coloradas, unas enormes rocas, rojizas por la presencia de un mineral llamado feldespato, le dan nombre al lugar y lo llenan de encanto. Se ven aquí y allá, dispuestas caprichosamente sobre una arena fina y brillante que invita al relax.
Allí funciona una pequeña biblioteca construida en adobe, en la que se ofrecen libros para disfrutar en la playa. También hay paradores para comer algo rico junto al mar y, por la tarde, puede verse la actividad de las lanchas de pesca artesanal, que ingresan a la costa tras la jornada de trabajo con los mariscos y pescados obtenidos mar adentro.
Morella, un poco más al sur
Alejándose un poco más hacia el sur se encuentra Morella, una hermosa playita en la que ya los servicios están ausentes. Aunque los fanáticos del suspenso asocien su nombre al cuento de Edgar Allan Poe, la “Morella” que inspiró que fuera bautizada así es de Las Grutas.
Es que, hace décadas, funcionaba allí un parador rústico que se llamaba como la hija del prestador. Y esa referencia se quedó para siempre, para designar un rincón que, hasta hace unos años, visitaban pocos turistas y muchos locales. Justamente, esas referencias e historias tan de “entrecasa” que sirven para identificar estos sectores les dan un encanto aún mayor. Y no son pocas.
Los Chañares, una playa con vegetación típica
La playa que sigue es Los Chañares, un lugar donde el mar parece escoltado por esa típica vegetación patagónica, que elige “agacharse” para lidiar con el viento. Entre el verde, el oro de la arena y el azul del mar, es imposible dejar de maravillarse con ese espacio único.
El Buque, una de las playas clásicas al sur de Las Grutas
Luego, le toca el turno a El Buque. En bajamar, en la superficie de roca que queda al descubierto se forman una suerte de piletas, en las que chicos y grandes se sumergen. Es que el agua queda atrapada en los desniveles, y es un placer bañarse ahí.
Le dicen Buque porque una de las piedras que puede observarse cuando el mar se retira tiene esa forma, que parece emerger a medida que la espuma se retrae.
El Sótano, la playa de las cavernas enormes
En El Sótano, la playa que sigue, hay enormes cavernas que la naturaleza labró en los acantilados. En ellas, los pulperos o recolectores costeros de los tradicionales pulpitos, dejaban, hace años, los baldes con las capturas que iban obteniendo.
Ocurre que, como en un sótano, la frescura que reina en la penumbra de esas cuevas garantizaba que los ejemplares se mantuvieran frescos. Hoy, son el marco obligado para una divertida selfie.
El Cañadón de las Ostras, una playa única
Otra playa única es el Cañadón de las Ostras, ubicada muy cerca de El Sótano, Allí, formando parte del acantilado, se ven miles de ostras fosilizadas. Algunas, incluso, están cristalizadas, y deslumbran con un brillo vidrioso.
El lugar es como un museo al aire libre, que nos puede transportar a 12 millones de años atrás, cuando el mar ocupaba espacios que fue ganando la arena, a medida que el agua se retrajo.
Playa Fuerte Argentino, otro clásico
Con respecto al Fuerte Argentino, conocerlo es toda una experiencia.
La meseta de 100 metros de altura posee, a sus pies, una hermosa laguna, en la que se puede nadar y practicar snorkeling.
Al visitar cualquiera de estos rincones costeros hay que recordar que los servicios más cercanos están en el balneario Piedras Coloradas. Por eso, no hay que olvidarse nada antes de iniciar viaje. Desde el agua para el mate, hasta las bebidas frescas y el protector solar, todo debe calcularse para que el día al aire libre se disfrute a pleno.
Las playas son agrestes y encantadoras. Por eso, como en cualquier sitio que nos regala la naturaleza, hay que ser respetuosos del entorno. Llevarse los desechos generados una vez que se abandona el lugar y tener en cuenta que no existe servicio de guardavidas. Debido a esto, hay que gozar del mar con cautela, porque no hay personal en el área para efectuar rescates.
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