Remodelaron la globa que refugia a cien artesanos en Bariloche
Los emprendedores de la Feria Ecosureños funciona de lunes a lunes de 10 a 21 horas detrás del Centro Cívico.
Gladys Huemil aprendió a tejer de niña. Pero nunca se abocó de lleno a la actividad. Cuando tuvo a su tercer hija, su madre sufrió una discapacidad y trabajar en relación de dependencia resultaba toda una complicación. «En ese momento, me pregunté: ¿por qué si tengo el conocimiento no empiezo de nuevo? Me volví a amigar con el tejido y acá estamos», relata la mujer que atiende un puesto de tejidos a máquina, croche, aguja y telar en la globa ubicada en el Boulevard Independencia, detrás del Centro Cívico en Bariloche.
Gracias a un aporte de 40 millones de pesos del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, a través de una gestión de la exlegisladora María Eugenia Martini, se logró la renovación total de la globa de emprendedores de la Feria EcoSureños.
Está conformada por 84 puestos y 100 productores artesanos que se turnan en la atención para poder producir bijouterie, marroquinería, cerámica, dulces, chocolates, chacinados, textiles, mates. La variedad es inmensa. Atienden de lunes a lunes de 10 a 21 en temporada alta (y de 10 a 20 fuera de temporada).
El emprendimiento surgió en el gobierno municipal de Omar Goye cuando se creó la Dirección de Economía Social. «Como productores artesanales no teníamos espacios en las ferias convencionales artesanales. Vendíamos nuestros productos a los comercios o afuera de Bariloche. Lo que planteamos fue que la economía social merecía un espacio y empezamos a trabajar a cielo abierto«, recuerda Gustavo Hernández que forma parte de la globa «desde el día cero».
«Podés tener el mejor producto pero ni no tenes dónde comercializarlo es la pata que no cierra el circuito. Sobre eso trabajamos nosotros: conseguir un espacio de comercialización«, agrega este rosarino que produce utilitarios en madera, como relojes, cajas de té y souvenires desde hace 30 años. «Me radiqué en Bariloche en 1996 buscando un cambio de vida y la carpintería era un viejo oficio que se fue modificando a través del tiempo hasta llegar a lo que tenemos hoy», explica.
En 2013, durante la gestión de Martini, se compró la primera globa que se dispuso en la calle Pagano y permitió trabajar, en principio, los meses más crudos del invierno. Más adelante se implementó todo el año.
Huemil relata que «el hecho de vender a cielo abierto era una lotería porque se dependía del clima. Justo te tocaba un día que llovía a cántaros y era imposible armar. Estar bajo una carpa nos permite estar todos los días«. Pero asegura que la carpa anterior «no daba para más. Estaba deteriorada y el aspecto hacia afuera era espantoso».
Pasaron diez años y aseguran que las condiciones de la globa eran deplorables. Por eso, se gestionó la ayuda de Nación para renovarla. La remodelación alcanza los 9 metros de ancho por 52 de largo, que totaliza 468 metros cuadrados destinados a la exposición de productos artesanales.
«Cuando hablamos de productores hablamos de familias detrás. Es un plan de comercialización de la economía social, popular y solidaria», plantea Hernández.
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