Milei y su primer mes en el Congreso: entre los agravios a los legisladores y la necesidad de votos
El presidente inició su gobierno de espaldas a los legisladores y los cargó de insultos, pero se da de bruces con la realidad numérica y los tiempos parlamentarios. La “ley ómnibus”, el primer gran test. El “juego del policía bueno y el policía malo”.
Corresponsalía Buenos Aires
Por un lado, un discurso de asunción de espaldas al Congreso y agravios reiterados hacia los legisladores. Por otro, un oficialismo en extrema minoría y la necesidad de acuerdos con otras fuerzas políticas. El primer mes de gestión de Javier Milei transcurrió entre dos dimensiones contradictorias entre sí, con resultados que se verán en los próximos días.
En un enero atípico en el Parlamento, las sesiones extraordinarias se transformaron en el terreno donde el Gobierno busca plasmar lo más rápido posible la legitimidad de las urnas, con Victoria Villarruel y Martín Menem como las principales espadas.
La Libertad Avanza enfrenta su primer gran test parlamentario con la “ley ómnibus”, una apuesta por demás ambiciosa que choca con dos realidades: el oficialismo tiene tan solo 38 diputados y siete senadores, y la “urgencia” marcada por Milei no se condice con los tiempos que suele tomarse el Congreso para los debates.
Lejos de dar señales para conseguir votos, en el inicio de su gobierno Milei acusó a los legisladores de ser “idiotas útiles” y de buscar “coimas”, mientras el vocero Manuel Adorni culpó al Congreso por la suba del dólar y el ministro de Economía, Luis Caputo, anticipó que habrá “medidas más duras” si no se aprueba el “megaproyecto”.
En ese contexto, el Gobierno hace esfuerzos discursivos para no hablar de “negociaciones” y acude a eufemismos, al afirmar que solo aceptará “sugerencias” y “mejoras”. Pero en simultáneo se suceden gestiones para conseguir votos, focalizadas en el ministro del Interior, Guillermo Francos, quien dialoga con todos los gobernadores.
“Juegan al policía bueno y al policía malo”, se escuchó decir en los medios de comunicación y en las comisiones en la primera semana de debate de la “ley ómnibus”, donde quedó demostrado que, para salir airoso, el Gobierno deberá ceder en varios puntos, como los “superpoderes” y el paquete de privatizaciones.
El PRO, la UCR y Hacemos Coalición Federal, el bloque de Miguel Pichetto, envían permanentes señales de colaboración y esperan que el oficialismo abra una instancia de diálogo para depurar el texto original y facilitar su aprobación, pero a pesar de la buena voluntad de Menem no encuentran el “feedback” esperado.
¿Desorganización o estrategia deliberada? Las lecturas son tantas como legisladores se consulten.
El primer mes de Milei en el Congreso: logros y tropiezos
El oficialismo debutó en el Congreso con logros y tropiezos. En Diputados, La Libertad Avanza apostó fuerte al colocar a Martín Menem como presidente de la Cámara en lugar de ampliar su base de sustentación y cederle el lugar a algún representante de otro bloque, como Cristian Ritondo o Florencio Randazzo, los dos nombres que se evaluaron.
Menem se mueve por los pasillos en tándem con su primo Eduardo, más conocido como “Lule”, un integrante de la exfamilia presidencial, de muy bajo perfil, que todavía no tiene un cargo formal pero participa de las tratativas en forma subterránea.
Martín Menem enfrentó su primer escollo con la conformación de las comisiones, que se demoró más días de los previstos. Tras dificultosas negociaciones por el reparto de lugares que pusieron al titular de la Cámara contra las cuerdas, el oficialismo pudo conformar recién el 4 de enero las tres comisiones que intervendrían en el debate de la “ley ómnibus”.
En la distribución de diputados, La Libertad Avanza encontró ayuda en una amplia gama de espacios de la oposición que se aliaron para conformar un único bloque “colaborativo” de 23 integrantes, Hacemos Coalición Federal, con Pichetto a la cabeza. Unión por la Patria perdió casilleros y no logró hacer valer su condición de primera minoría.
En el Senado sucedió algo similar: Villarruel se anotó un primer gran triunfo al sacar adelante la sesión preparatoria donde se eligieron las autoridades, gracias a un acuerdo con la UCR, el PRO y espacios provinciales que se tradujo en una mayoría de 39 senadores, calificada por el kirchnerismo como el “grupo motosierra”.
Sin embargo, no tardó en quedar demostrado que esa alianza fue circunstancial, ya que el oficialismo aún no termina de asegurarse los 37 votos para aprobar la boleta única de papel: llega al recinto con un dictamen que logró la mayoría por tan solo una firma de diferencia sobre el de minoría, en medio de las dudas de bloques provinciales.
A eso se suma que solo recibieron dictamen tres de los cinco convenios internacionales que están bajo análisis del Senado. Obtuvieron luz verde los acuerdos para eliminar la doble imposición con China y Turquía, y promover inversiones recíprocas con Emiratos Árabes, pero están trabados los tratados con Japón y Luxemburgo.
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