La necesidad tiene cara de hereje

La política de ser el arte de posible es también el arte de mostrar para obtener alguna acción positiva para la provincia, según el nuevo esquema. El aumento de las retenciones fue un acto de disciplinamiento y por eso Figueroa cumplió el papel de ilusionista en Buenos Aires.

Frente a la territorialización de la política que usó Rolando Figueroa como un traje perfecto para ganar las elecciones en abril, puso a prueba la flexibilidad ideológica de su frente Neuquinizate que le valió la herejía de enfrentarse al Movimiento Popular Neuquino.

Apenas se recibió de gobernador en la Legislatura, desplegó un discurso en el que describió “la pesada herencia” que recibía de su antecesor Omar Gutiérrez, quien estaba ahí presente en la Legislatura. Algunos dicen que le había comprado un presente, similar al que recibió de Jorge Sapag cuando lo ungió como gobernador, pero como le cayó mal ese abrupto final a la buena onda de la transición, no se lo entregó.

Se le reconoce a Figueroa la capacidad para empatizar con quienes le entregaron sus expectativas, en ese discurso se diferenció, y mucho, de lo que se escuchaba del titular del Ejecutivo en los últimos años. No mencionó la palabra Vaca Muerta y las melifluas estadísticas que son el hobby del reducido círculo rojo, pero que no tienen el menor impacto en la sociedad. Claro que después cumplió con su promesa e hizo asumir a Gutiérrez en el directorio de YPF, con un sillón mullido en uno d e los 33 pisos de la torre que diseñó César Pelli en Puerto Madero.

Después de que Figueroa fue compelido a asistir al acto de Sergio Massa y debió abandonar su autoimpuesta independencia de la política nacional quedó anotado en una suerte de lista en el gobierno de La Libertad Avanza.

Se puso él mismo en el centro de la tormenta, actitud que fue interpretada, en Buenos Aires, como que si bien había mantenido un silencio incómodo cuando Javier Milei habló de privatizar YPF, luego anduvo portándose en forma incorrecta al ir de visitas con los contrincantes.

Le contaron las costillas en cuanto a la recepción de regalías que se usan para pagar sueldos y sopesaron los “gastos de la política” donde incluyeron las jubilaciones –apuntan a la edad jubilatoria y el método para calcular el haber- y el sistema de actualización salarial por inflación a los empleados públicos, de hecho superó por dos puntos a la medición nacional.

En ese esquema es que se resolvió aumentar del 8 al 15 % las retenciones a las exportaciones de hidrocarburos, que no se coparticipan. Después de descontar las retenciones, se calculan las regalías del 12% que integran el fondo anticíclico que ahora se usa para pagar jubilaciones de los empleados públicos.

Conocedor de la política y con la experiencia de la transición ordenada y tener que cumplir con la derecha y la izquierda que integra su frente, Figueroa se dijo a sí mismo que debía “mostrar” que podía ir en el mismo sendero que la línea ideológica nacional. Recorrió canales de televisión nacional donde los periodistas lo entrevistaron con tono de curiosidad. “O sea que lo que usted hace en Neuquén está en línea con lo que hace Milei en el país”, le dijo Eduardo Feinmann y en los oídos de Figueroa, en el estudio, sonó el himno a Neuquén con los acordes de la orquesta sinfónica, mientras asentía.

¿Cómo se transitó esa política extraterritorial fronteras adentro? Con actos de herejía hacia el mismísimo MPN que le había prometido lealtad. Salvo Gutiérrez y, hasta el viernes, unos 12 funcionarios del sector Azul y que integran el gobierno de Figueroa, el resto de la dirigencia, con o sin cargo, sintió picazón.

El diagnóstico de la “pesada herencia”, las poco convincentes operaciones para enviar mensajes a organismos que aún no están colonizados por Neuquinizate y el no reconocimiento a que la devaluación tendrá un impacto positivo en las finanzas provinciales, fueron como minas activadas en un campo que se pensaba que se parecía a la pampa de Lonco Luan.

El ámbito de disputa fue la Legislatura. El proyecto para eliminar las jubilaciones de privilegio que cobran quienes ejercen cargos electivos, aunque sea por un año, pero sin tocar la que cobran los jueces, llevó al límite la convivencia, máxime cuando se insistió en describir en forma abyecta la pesada herencia. En definitiva, la idea era mostrar que acá también se reducen los gastos de la política, aunque en la práctica sea imperceptible. Los gestos en política cotizan en alza.


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