Quién es Osvaldo Giordano, el economista del schiarettismo que reemplazaría a Píparo en Anses
Figura cercana al gobernador cordobés, dirige desde 2007 la Caja de Jubilaciones de su provincia. Sin embargo, su perfil no coincide con el "plan motosierra" propuesto por el libertario. Mirá...
En las últimas horas se conoció que Carolina Píparo no estará al frente de la Anses durante la presidencia de Javier Milei. En su lugar sería designado Osvaldo Giordano, un hombre de confianza del actual gobernador cordobés, Juan Schiaretti.
Pero, ¿quién es Osvaldo Giordano? Tiene 61 años, se crió en barrio Argüello y siempre destacó el esfuerzo y la apuesta de sus padres por la educación pública. Estudió en la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), donde se recibió de Licenciado en Economía.
Fue pasante de IEERAL de la Fundación Mediterránea. “Fue una etapa muy importante en mi vida porque hasta ese momento sentía mucha confusión sobre mi vocación”, reveló en una entrevista. Además, recordó que su paso lo ayudó a descubrir su “pasión por las políticas públicas” que enriqueció como consultor del BID y del Banco Mundial en Uruguay, Chile, Paraguay, El Salvador, México, República Dominicana y Costa Rica.
En diciembre del 2007, asumió la Caja de Jubilaciones de Córdoba, instancia que definió como el “desafío más grande” que enfrentó en su vida profesional. Desde el 2015, esta a cargo del Ministerio de Finanzas de la Provincia, bajo la gobernación de Juan Schiaretti.
Quién es Osvaldo Giordano: un perfil diferente al plan «motosierra»
Es uno de los autores del libro “Vacuna contra la Decadencia”, que cuestiona consensos en torno al funcionamiento del Estado argentino. Allí propuso un plan económico que no postula pasar la motosierra ni impulsar medidas de shock. Por el contrario, es un plan gradualista.
En la presentación, Giordano planteó la «diferencia» entre ajuste y ordenamiento: «Ajuste es suspender la obra pública, despedir, alterar la movilidad previsional para conseguir efecto inmediato… pero eso no arregla las cosas, o no se puede hacer porque es insostenible. En el ordenamiento se ve cómo adapto lo que tengo para tener mejores resultados. Gradualmente, sí, irá bajando el gasto«.
Su principal ejemplo de este ordenamiento gradualista del gasto es lo que ocurrió en la Caja de Jubilaciones de Cordoba, que él administra desde hace una década. En los últimos años no hubo un despido, pero tampoco se hicieron nombramientos, lo que permitió una reducción del 25 por ciento de la planta de empleados.
Giordano tampoco es partidario de un ajuste previsional. De hecho, repite que en esta materia «no hay que ser ansioso». Para él, «es inconcebible legal y socialmente» cambiar las reglas a los jubilados o a quien está muy cerca de jubilarse. Según Giordano, este tipo de medidas de fondo no le dan a la administración «superávit el mes que viene», pero sí «crédito porque se demuestra que el Estado corrige los problemas estructurales».
En su esquema, no hay «saltos al vacío» ni ninguna propuesta «arriesgada». Sin embargo, en su diagnóstico, Giordano coincide con Milei respecto de que los ministerios de Salud y Educación a nivel nacional son «pura burocracia», ya que son las provincias las que gestionan ambos servicios.
En su libro, Giordano dice que «la principal limitante dentro del sector público es carecer de las capacidades para asignar (los recursos) con pertinencia y administrarlos eficientemente». «Muchas veces la principal carencia no es la escasez de recursos, sino la falta de capacidad para administrarlos bien. Esto lleva a la principal conclusión que invalida el planteo de Barrionuevo. No sólo se necesitan funcionarios honestos, sino idóneos», agrega el economista, para quien «la ineptitud y la desidia provocan dentro del sector público más daño que la corrupción».
Hay otro párrafo de su libro que, de alguna manera, choca con esta premisa libertaria de que al ajuste que viene debe hacerlo la política, como se escuchó repetir a Milei y a Diana Mondino durante la campaña. Giordano, en cambio, impulsa una mejora salarial para los funcionarios: «En ninguna organización se cuestiona que haya diferencias de remuneraciones en función de diferencias de responsabilidades. En el sector público, por el contrario, hay preferencias y presiones para el achatamiento y la homogeneidad. En estos planteos subyace una visión oportunista que conspira contra la eficiencia y transparencia del Estado».
Con información de TN
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