¿El Maracaná en duda?: Podría cambiar la sede de la final de la Copa Libertadores
Por cuestiones organizativas, Conmebol analiza cambiar de estadio a casi dos semanas del partido por el título entre Boca y Fluminense.
A 16 días de la final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense, corre riesgo que el partido se juegue en el estadio Maracaná y Conmebol podría modificar la sede.
El principal motivo es un conflicto organizativo con Flamengo, que habitualmente juega de local ahí. El club no quiere mudar su localía en el partido que tiene una semana antes contra Red Bull Bragantino.
Conmebol solicita que no haya eventos en el estadio hasta 12 días antes de la final. A eso se suma que el estado de las instalaciones está lejos de ser el deseado.
En Brasil aseguran que «hay butacas sucias, rotas, inodoros rotos, suelos destrozados, las señales de ingreso al estadio rotas, fuentes sin servicio, cables de alta tensión sueltos en los pasillos y acumulación de heces de gatos en el área del ascensor central».
También aseguran que Flamengo quiere tener a disposición más entradas que los propios finalistas, otra complicación luego de que Fluminense haya agotado las 20.000 que le dieron.
Se especula con que el Estadio Morumbí de San Pablo sea una opción si se cambia de sede. El problema es que tiene capacidad para 66.000 espectadores, 14 mil menos que el Maracaná.
Ya existen antecedentes de cambios de sedes por parte de la Conmebol. Además, de lo que ocurrió en 2018 entre Boca y River y el partido en Madrid, en 2019 se pasó de Santiago de Chile a Lima a solo 18 días de la final entre el Millonario y Flamengo por el conflicto social en el país trasandino.
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