¿Quién ganó el debate presidencial?: réplicas, propuestas generales y chicanas

En Santiago del Estero, los candidatos a presidentes se cruzaron sobre economía, educación y convivencia democrática. Cada uno mostró su impronta, sin demasiadas ventajas.

Dos minutos antes de que se iniciara el debate presidencial, el primero de los dos obligatorios por ley, entró Eduardo «Wado» de Pedro al salón del Forum. Y detrás, Karina Milei. Enseguida, la organización pidió silencio, el aire acondicionado perdió vigor y el lugar se tiñó de luz azul.

Abrió la transmisión televisiva ante un auditorio con 400 personas (había lleno total, y gente de pie), que debía guardar estricto silencio, no usar los celulares y ni siquiera salir para ir al baño. Enseguida, ingresaron Javier Milei, Juan Schiaretti, Patricia Bullrich, Sergio Massa y Myriam Bregman. Así se ordenaron frente a sus atriles (el cordobés fue el único que tenía una banqueta desde el comienzo).

Durante una hora en continuado los candidatos se mantuvieron en vivo, frente a cámara, intentando captar la atención de los televidentes. Mientras que entre el público presente, la tensión crecía y se desinflaba según quien hablara.

La primera intervención que despertó murmullo fue la de Bregman, cuando llamó “gatito mimoso del poder económico” a Milei. Rápidamente, los periodistas en penumbras tuitearon la expresión que se hizo viral en pocos minutos.

En vivo, Bullrich parecía cansada. Su postura corporal, con los dos brazos sobre el atril y la posición central no le jugaron una buena pasada. Además, en el bloque de economía, volvió a mostrar el gran déficit que sus asesores de campaña reconocen: no logra solidez.

Mientras esperaba su turno, Schiaretti tomaba Coca Coca. Tenía el vaso debajo del atril. Al comienzo del gobernador le faltó energía, pero luego acomodó el tono de la voz, apeló al discurso del “modelo Córdoba” y se mantuvo ahí, algo que le dio buenos réditos.

Milei no paró de hacer caras. Las hacía hacia su gente, pero sabiendo que la tele tomaría los planos. La intención era descalificar a sus oponentes sin decir nada. Hasta que tocara el momento, sobre todo en lo económico, para desenfundar sus citas teóricas y fórmulas de libro.

Y Massa fue y volvió. Primero, con un pedido de disculpas a la población por la inflación y el mal momento económico. Y luego, con propuestas inéditas (“Vamos a poner en marcha la moneda digital argentina”, por ejemplo), y su siempre eficiente mensaje de esperanza.


Réplicas en el debate presidencial


El “botón para réplica” fue una de las novedades. Ante una alusión, un candidato podía pedir la palabra para contestar (tenían 5 para todo el debate).

Lo curioso fue que en el primer bloque, cuando se habló de economía, todos comenzaron a pedir réplicas. En el salón, primero fueron comentarios y luego, risas. “El que se va ahorrar algunas va a ser Schiaretti”, dijo alguien en voz baja.

Dicho y hecho. El cordobés fue uno de los que logró mantener una réplica para el segundo bloque, algo que Massa y Milei no se cuidaron de preservar.

La llegada del primer corte rompió todos los protocolos. El Forum, que debía mantener sus puertas cerradas, las abrió apenas los candidatos abandonaron el escenario y la tensión que se había acumulado hasta ese momento pareció ceder… hasta los sándwiches y las gaseosas que esperaban en el VIP para los invitados especiales.

En menos de 10 minutos avisaron que volvía el aire televisivo. Con algunos apuntes en los atriles, Bullrich logró mejorar su actuación, sobre todo en algunas réplicas a Bregman y siempre con un recurso efectivo: llamar por el apellido al rival, dejando luego un silencio.

Schiaretti siguió explotando la veta cordobesa en todo momento. Nunca leyó, ni tampoco dudó en las respuestas. Y pudo exponer algunas ideas concretas (darle al Banco Central a la oposición, o explicarle a Milei que la educación depende de las provincias).

La lucha de Massa siempre fue cargar contra Milei. Polarizar a como diera lugar, para mostrarse como el contraste al libertario. Lo logró en pocos momentos. Uno fue cuando le dijo que le daba la oportunidad de pedirle perdón al papa Francisco por lo que había dicho de él. El libertario no lo pidió, pero dijo haberlo hecho antes.

Y Bregman volvió a meter otra frase para Twitter. “El comunismo donde se aplicó fue un fracaso en lo económico, en lo social, en lo cultural y mató a 150.000.000 de seres humanos, ¿me quiere decir por qué lo quiere aplicar acá?, le preguntó Milei. “Yo no sé si eso te lo dictó Macri y el Rincón del Vago, pero la verdad que es falso”, le respondió la candidata de la izquierda.

Los presentes en el Forum coincidían anoche que, al final, Bregman había sido la más sólida, y Schiaretti el más convincente.

Hubo elogio a Milei por insistir con un mensaje duro sin complejos, destacaban a Massa por la capacidad de surfear la realidad de la que es responsable, y subrayaron que Bullrich logró contraatacar cuando debió hacerlo (como en el caso Maldonado). Es decir, no hubo un claro ganador.

El segundo tiempo se jugará el domingo que viene, en Buenos Aires. Con los apuntes de las conclusiones, y las elecciones a la vuelta de la esquina.


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