Aterrizar en septiembre
El piloto Miguel Fitzgerald denominó “Luis Vernet” al avión que piloteara rumbo a Malvinas. Inscribió para siempre, una acción personal y trascendente en la historia de la Patria.
Septiembre en Malvinas, con seis horas de sol diarias y un clima que se reparte en 15 días de lluvias, tres de nieve y el resto seco y ventoso -según datos-, aquél 8 de septiembre de 1964, un avión Cessna 185, monomotor de 260 HP, con la matrícula LV-HUA irrumpe en el cielo enajenado de las islas…
El piloto argentino, de ascendencia irlandesa Miguel Fitzgerald, que denominó “Luis Vernet” a ese avión que piloteara rumbo a Malvinas, cumplió 58 años el mismo día que inscribe para siempre, una acción personal y trascendente en la historia de la Patria. Hijo de irlandeses, nació el 8 de septiembre de 1926 y falleció el 25 de noviembre de 2010. Era la primera vez que un argentino llegaba solitario en un avión a Malvinas, a plantar nuestra enseña celeste y blanca el 8 de septiembre de 1964…
Diría después de la memorable acción: “Me di cuenta que en ese año, 1964, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) trataría en su agenda temas relacionados con la descolonización de territorios. Decidí que era hora de pasar el plumero sobre el sentimiento nacional, para mantener viva en el país la reivindicación sobre el suelo arrebatado de manera inadmisible”.
Efectivamente en ese año y en esos días el Gobierno del Pte. Illia envía al Consejero Legal del Ministerio de Relaciones Exteriores, Dr. José Maria RUDA como representante ante la ONU, con la misión de exponer ante dicho subcomité la situación de las Islas Malvinas. En aquél momento pronunciará un memorable discurso, “El célebre alegato Ruda” defendiendo la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, de tal forma argumentados (aprobados por unanimidad) que dieron origen, base y cimiento a la Resolución 2065.
Fitzgerald, al relatar su vuelo reivindicatorio dirá: “Al pasar por arriba de las estancias, sorprendí a los malvinenses porque el avión no tenía flotadores, como ellos estaban acostumbrados a ver. Aterricé en la cancha de cuadreras y sin detener el avión, bajé. No había ninguna persona. Coloqué el mástil de la bandera en el enrejado de la cancha” Llegó un poblador y mantuvo con él un diálogo en inglés… “Tome, entréguele esto a su gobernador” era la Proclama en castellano que portaba; se acercaría otra gente, el subió al avión y despegó normalmente, todo esto le llevó unos quince minutos.
Al llegar a Rio Gallegos “le tributaron recibimiento fraterno”, y en distintas escalas fue calurosamente recibido, en Capital, firmó autógrafos e incluso miembros de la Agrupación Tacuara lo aguardaron con júbilo, pero no aseveramos que el haya pertenecido o nó a dicho movimiento. El presidente Illia impidió sea sancionado por la Fuerza Aérea y lo invitó a la Casa de Gobierno.
Los siguientes son dos párrafos sobresalientes de la Proclama dejada por Fitzgerald en las Islas Malvinas: “Han transcurrido casi 132 años del acto de piratería y avasallamiento de la soberanía argentina en las Islas que hoy ocupo simbólicamente. El despojo perpetrado por los corsarios de la fragata Clío…Los argentinos estamos resueltos a no permitir que Inglaterra siga ocupando un archipiélago que por razones geográficas, históricas, políticas y de derecho, pertenece a la República Argentina”.
La ocasión de este viaje llevó al novel diario Crónica, a agotar su tirada y a su fundador y director, Héctor Ricardo García a ser un promotor permanente de la Causa Malvinas y a grabar a fuego la frase “las Malvinas fueron, son y serán argentinas”.
Por gentileza del Correo Argentino, se realizó un matasellos especial alusivo al Cincuentenario del Vuelo de Miguel Fitzgerald a las Islas Malvinas el 8 de septiembre de 2014. (Fuentes: Fundación Marambio, Diarios Crónica y La Prensa/ Pablo Otero)
Diplomada en Preservación del Patrimonio NyC (UBP)
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