Desgarradoras palabras del papá del soldado muerto en Zapala, durante un acto del Ejército
Juan Córdoba y su esposa Natalia Uribe reclamaron justicia y expusieron públicamente que el o los asesinos de su hijo "podrían estar entre nosotros portando uniformes".
Juan, el padre de Pablo Córdoba, el soldado voluntario hallado muerto de dos disparos en la cabeza mientras cumplía guardia en el Grupo de Artillería 16 de Zapala, protagonizó un emotivo y desgarrador momento durante el acto de la jura a la bandera del Ejército. Allí, pidió permiso a los altos mandos y leyó un discurso escrito por puño y letra donde se refirió a la investigación y reforzó la hipótesis que sostiene la familia respecto a que la muerte del joven de 21 años no se trató de un suicidio. «Vengo a desterrar definitivamente la idea de un suicidio», dijo.
Frente a todo el regimiento, autoridades locales y vecinos de Zapala, Juan y su esposa Natalia Uribe (mamá de Pablo) se pararon con firmeza. Ella sosteniendo en alto la imagen de su hijo muerto, él con un papel que contenías las palabras que había preparado.
«Me paro aquí con todo el dolor de padre para decirles que a nuestro hijo lo mataron dentro de este cuartel, en cumplimiento de su deber como soldado», fueron algunas de las primeras frases que Juan leyó sin ayuda de micrófonos, pero que retumbaron en los rostros de los presentes.
«Sostenemos que el o los asesinos están formados aquí entre nosotros o llevan el mismo uniforme», dijo mientras miraba a los soldados formados, muchos de ellos compañeros de su hijo.
«En mi carácter de integrante del Ejército no puedo dejar de sentirme dolido, defraudado, por quienes tuvieron la obligación jerárquica de llevar adelante la toma de decisiones ante semejante hecho», dijo interpelando a las autoridades de la fuerza.
Con ese mismo tono, se dirigió directamente al Jefe Mayor del Ejército, de quien reclamó un gesto hacia la familia. «No sabe usted cuanto ansió este padre, este suboficial principal un llamado suyo, ante tan dolorosa e irreparable pérdida de lo que teníamos en común, ni más ni menos que un camarada», gritó a viva voz.
«Apagaron una luz que iluminaba a toda una familia», siguió y remarcó que su hijo debía estar en ese acto. «Debería haber estado aquí formado, orgulloso, estoico, seguro de que iba detrás de sus sueños con su corazón noble, latiendo fuerte, esperando escuchar esa fórmula para decir ¡Si, juro!», destacó los sentimientos desbordados.
Por último, antes de saludar a las autoridades de la milicia que le permitieron irrumpir en el protocolo del acto, eligió terminar su discurso con un «me paro frente a todos ustedes con el alma destrozada, vacío por dentro, para pedirles que nos ayuden a pedir justicia por Pablo Jesús Córdoba». A lo que todos los presentes acompañaron.
Comentarios