El sueño de llegar a primera: es de Cipolletti, tiene 13 años y juega en las inferiores de Independiente
Mateo Valenzuela es categoría 2010 y en febrero comenzó a vivir solo en Buenos Aires para cumplir el sueño de ser futbolista en Independiente. Luego de seis meses, regresó a visitar a su familia y contó la experiencia de esta nueva vida.
Muchos jóvenes amantes del futbol sueñan con poder replicar las carreras de los deportistas más famosos que se ven en la televisión. Desde muy chicos inician pruebas en diferentes clubes y con un bolso y una ilusión parten desde su ciudad para entrenar e intentar llegar a la Primera División del Futbol Argentino. Ese es el caso Mateo Valenzuela, un niño de 13 años que viajó desde Cipolletti para instalarse en las inferiores de Independiente.
Mateo y su madre, Liliana Flores dialogaron con Diario RÍO NEGRO y detallaron cómo fue el cambio de vivir con su familia en Cipolletti a tener que manejarse solo en Buenos Aires. Valenzuela actualmente está jugando en Independiente, se encuentra en la categoría Pre Novena y se desenvuelve como «enganche o interno», según comentó. Y contó cuáles son sus principales habilidades: «me gusta la pelota parada y gambetear».
«Me fui en febrero de este año a Buenos Aires, esta temporada nos fue bien, en liga estamos entre los primeros peleando el puesto, pero en Afa no nos fue tan bien pero estamos en progreso, estoy alternando entre las dos categorías«, explicó Mateo sobre su primera experiencia en Buenos Aires.
Mi sueño es jugar en primera y jugar un mundial.
Mateo Valenzuela
Actualmente está viviendo en una pensión en Lanús y aseguró que «me va bien en el colegio también». Con respecto a su rutina, el sacrificio y la responsabilidad son fundamentales ya que debe coordinar líneas de colectivos para poder asistir al colegio como a los entrenamientos. «Me tomo dos colectivos para ir a entrenar y uno para ir al colegio«, explicó el joven que cursa en la secundaria N°6 de Avellaneda.
Sobre su adaptación a una nueva vida lejos de la familia, comentó que «al principio fue difícil pero me acostumbre, con la familia siempre hacemos llamada y mensajes, todo. Llevo bien el tema de entrenar y me hice amigos«.
El apoyo de la familia a más de mil kilómetros
Su madre, Liliana Flores explicó cómo fue el momento de tomar la decisión para que se vaya a vivir a Buenos Aires, en busca de cumplir su sueño. «Para nosotros no nos fue una decisión fácil cuando nos avisaron que había quedado en Independiente. Ya había hecho muchas pruebas pero no lo autorizábamos porque era muy chiquito para ir. Cuando llegó el momento, la decisión fue tomada», explicó.
Y destacó el principal motivo de haber aceptado la propuesta: «Él nos dijo que se quería ir y quería vivir la experiencia. Así que la familia lo apoyó, su hermana, los papas y toda la familia».
Liliana describió que la prueba de Mateo se realizó en febrero a partir de la conexión con un club de Catriel. «Él viajó en febrero con un equipo de Catriel llamado Corintios, ellos hace dos años lo invitaron a jugar, lo llevaron a jugar a Necochea en ese momento. Al año siguiente lo fueron invitando a otros torneos en otras provincias y este último año fue a Buenos Aires a hacer diferentes pruebas. Independiente se comunicó para manifestar su intención de llevarlo y tomamos la decisión«, explicó.
Liliana detalló el contacto permanente que mantiene con Mateo y comentó cómo son sus días lejos de la familia. «Como mamá estoy en un grupo, el profe constantemente nos escribe para saber si Mateo va a viajar o se queda, para tenerlo en cuenta en los torneos, me dijeron que es un chico introvertido, súper respetuoso, que acata las órdenes que le dan y no ha tenido problemas. Cumple con los entrenamientos y bueno son mensajes lindos que uno recibe estando lejos, nos llena de orgullo, lo mismo que nos avisa la preceptora», destacó.
En relación a su rutina, describió que «él está haciendo una vida de adulto solo, la pensión la pagamos nosotros. Se maneja solo, arranca a las 6 de la mañana, sale a tomar el cole y en una hora está en la escuela. Cuando sale del colegio, se toma dos coles para ir al entrenamiento. Entrena dos horas y de ahí, los dos coles de vuelta a la pensión, llega alrededor de las 19.30, descansa y así otra vez al otro día».
«La verdad que todos los días hablamos por WhatsApp, a la mañana el buen día, cuando está en la parada, gestionando cuando necesita un remís, es muy absorbente eso pero estamos contantemente«, describió Liliana.
Mateo explicó que en la pensión convive con diferentes chicos que también están jugando en clubes de la zona. «Hay jugadores de Catriel, son cuatro, también hay de otras provincias, un compañero juega conmigo, después los otros están en Arsenal, Los Andes y Lanús», contó.
Liliana comentó que esta semana fue el primer reencuentro con la familia luego de aquella incorporación en el club de Avellaneda. «El 25 de febrero se incorporó allá, hasta la semana pasada que volvió a Cipolletti», dijo.
Cómo fueron sus inicios en el fútbol de Cipolletti
La mamá de Mateo explicó que «empezó a jugar de chiquito pero por cuestiones laborales no pudimos coordinar para llevarlo a un club así que comenzó a ir a una escuelita del barrio que quedaba en la esquina de casa, la escuelita Luz. Ahí arrancaba a las 6 de la tarde y se hacia dos o tres turnos con las categorías».
Pero el paso de la pandemia y la cuarentena afectaron en su vida, «nos agarró la pandemia, perdimos al abuelo, yo me quedo embarazada y eso hizo que él frenara, entró en un estado depresivo que hizo que no quiera salir«, confesó Liliana.
A partir de este hecho y junto a la motivación que le inculcó Henry Saez, el reconocido jugador, Mateo volvió al ruedo futbolístico hasta llegar a disputar la Liga Confluencia: «Empezó a ir a la isla Jordán, Henry Saez lo empezó a entrenar junto con unos amigos. El «Goldo» le hacía unos entrenamientos, íbamos las mamás y los veíamos. Cuando se abrió todo lo vio Miguel Mariano y lo invitó a San Isidro, empezó en la categoría 2008 en Liga Confluencia, después pasó a la 2009 y cuando entró la 2010, hizo su primera participación con su categoría».
«Como profesora de educación física yo notaba que era distinto, la visión de juego que tenía, paraba la pelota y veía cómo definía las jugadas, tiene una cabeza muy madura para el deporte y eso lo notaba», destacó Liliana.
Mateo comentó que es hincha de Boca y comentó quiénes son sus referentes, «miro mucho a Román y a Messi, no he visto tanto de Independiente pero me dijeron que Bochini era muy bueno», explicó con cierta timidez.
Sus objetivos para esta próxima temporada se centran en: «Pasar a novena división».
«Se hace una nueva prueba de los 70 chicos que hay y de ahí se pasa a juveniles, es una prueba que tiene ahora», aclaró la madre.
El reencuentro con la familia en Cipolletti luego de seis meses solo en Buenos Aires
Liliana aseguró que el reencuentro luego de 6 meses fue emotivo pero hasta último momento no sabían si se iba a poder concretar, «lo esperábamos, no sabíamos si lo iban a autorizar a venir», comentó.
Aseguró que solo pudo viajar por vivir en el interior del país ya que el club continuó con los trabajos: «El club siguió en competencia y solo autorizaron a los chicos del interior. Así que les dieron una semana para viajar. El club es muy atento en todo sentido, nos pregunta cómo lo vemos, cómo le va en el colegio, está en los detalles».
Mientras que para Mateo este reencuentro también fue especial, «estoy muy feliz por venir y ver a mi familia, muy contento porque vi a mi hermana más grande», dijo.
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