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Un símbolo de la crueldad y contra el negacionismo

La repatriación del Skyvan es una prueba material del horror de la última dictadura, pero también un lugar donde los familiares pueden ir a llorar a sus muertos, si así lo desean.

Miriam Lewin*


Si tuviera que explicar qué simboliza el Skyvan diría que es un refinamiento en la crueldad. Es una clara muestra de que el plan siniestro de la dictadura era hacer desaparecer hasta los cuerpos de los desaparecidos. No solamente nos arrancaban de nuestro entorno, de la familia, de nuestro mundo, sino que una vez que te mataban querían que no quedara recuerdo de eso, que no se pudieran recuperar ni tus huesos. Te arrojaban al mar para que nunca nadie más pudiera recobrar tus restos. Que no quedara prueba alguna del crimen.

Por eso, estoy convencida de que es importante la repatriación de este avión. Es una prueba material del horror de la última dictadura, pero también un lugar donde los familiares pueden ir a llorar a sus muertos, si así lo desean.

Es el último lugar donde estuvieron vivos, además del valor histórico: se usó para tirar a las aguas a tres integrantes de Madres de Plaza de Mayo (Azucena Villaflor, María Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco), a las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet y a otros siete militantes que se reunían en la Iglesia de Santa Cruz.

Los “traslados” en la ESMA ocurrían regularmente los miércoles. El 14 de diciembre de 1977 fue miércoles. Ese fue el último día en el que quienes sobrevivieron a la Esma vieron a las Madres, a las monjas y al resto de los secuestrados de la Santa Cruz. Ese día el Skyvan PA – 51 hizo un vuelo nocturno y las arrojó al agua, probablemente inconscientes.

Fue Giancarlo Ceraudo, un fotógrafo italiano quien me consultó si alguna vez me había preguntado qué había pasado con los aviones que se usaron para arrojar a personas adormecidas a las aguas del Mar Argentino y del Río de La Plata.

Una pregunta que prendió en mí y derivó en una búsqueda conjunta que concluyó en 2010 cuando encontramos el PA-51 en Fort Lauderdale, Florida. Con el avión, se hallaron las planillas de vuelos, material que nos permitió llegar a la condena a prisión perpetua a los responsables.

Mario Arru y Alejandro D´Agostino los pilotos de ese vuelo, fueron los únicos que llegaron con vida para escuchar su condena. Enrique de Saint Georges murió antes de la sentencia. Hasta su detención, Arru y de Saint Georges eran comandantes de vuelos internacionales de Aerolíneas Argentinas.

La repatriación del Skyvan para ser exhibido en el Espacio de la Memoria y Derechos Humanos es un paso más en la construcción de Memoria, Verdad y Justicia de la que la Argentina es un faro en el mundo.

Todos los argumentos de los negacionismos que creíamos haber dejado atrás y ahora resurgen deberían callar frente a tamaña evidencia.

* Sobreviviente de la Esma, autora del libro “Skyvan, aviones, pilotos y archivos secretos”, y actual Defensora del Público de la Nación.


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