Belgrano y los primeros momentos de nuestra historia
Un nuevo mes de junio nos trae el recuerdo de don Manuel Belgrano, en este mes que lo vio nacer en Buenos Aires un día 3 (1770), morir en su ciudad natal un día 20 (1820) y asumir a perpetuidad en el Consulado de la ciudad del puerto un día 2 (1794).
Sin embargo su recuerdo debe alcanzar a mucho más de esas icónicas fechas y entenderse, también, que fue demasiado más que el creador de la bandera nacional, debiendo su figura ser indisolublemente ligada a los primeros -y difíciles- momentos de nuestra Historia Patria . Veamos.
Así, llegado a estas tierras tras cursar sus estudios mayores en la península -Universidades de Salamanca y de Valladolid-, asume como Secretario Perpetuo del Consulado de Buenos Aires, función desde la cual desarrolló una muy destacada gestión, en especial en favor de Educación y del Libre Comercio.
Las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807 lo encuentran en plena faena militar, siendo nombrado, tras el primer conato británico, Sargento Mayor de Regimiento de Infantería Patricios, unidad emblema de la ciudad del puerto, cuerpo que comandaría años después en reemplazo de Cornelio de Saavedra.
Los sucesos de Mayo de 1810 lo tienen como protagonista principal, participando activamente del bando patriota en especial en el forzamiento al virrey para que convocara a la decisiva jornada del 22 de mayo, Cabildo Abierto del que participó, desembocándose en la instauración de la Primera Junta de Gobierno Patrio el 25 de mayo de 1810, la que integró como Vocal.
Ante la resistencia del Cabildo de Montevideo, primero, y del de Asunción, luego, fue puesto al frente de las respectivas expediciones político-militares, siendo de resalto la cumplida hacia el Paraguay en cuyo tránsito fundo las ciudades de Nuestra Señora del Pilar de Curuzú Cuatiá y Mandisoví -ésta actualmente llamada Federación-, para, el 30 de diciembre de 1810, en su improvisado comando militar, dictar el Reglamento de Misiones -o de los Treinta Pueblos-, documento considerado uno de nuestros primeros esbozos constitucionales.
Ya en funciones al frente Patricios, habiendo superado el llamado “Motín de las Trenzas, con su tropa a orillas del Río Paraná en cercanías de Rosario el 27 de febrero de 1812 enarbola el pabellón patrio de su creación.
Puesto luego a frente del Ejército del Norte protagoniza -en el contexto de la Expedición al Alto Perú- tres hitos decisivos de nuestro pasado nacional: el Exodo Jujeño y las Batallas de Tucumán y Salta.
Sigue a ello la función diplomática, encabezando la misión que junto a Rivadavia lo lleva al Imperio de Brasil y al continente europeo con el fin de exponer la postura independentista.
De regreso es puesto, nuevamente, al frente del Ejército del Norte -por expresa y elogiosa recomendación de José de San Martín-, por lo que de camino a asumir ese destino militar pasa por la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde se celebraba el cónclave convocado por el Reglamento de 1815, llevándose a cabo, a su instancia, la decisiva sesión secreta del 6 de julio de 1816, donde expone los resultados de la misión diplomática que encabezara destacando la urgente necesidad de declarar la independencia a la vez que expone su proyecto nacional, de contenido político y geopolítico. Días después se declara nuestra Independencia Nacional.
Ya en plena función militar su salud se resiente debiendo volver a su ciudad natal en la que fallece y al morir expresa ¡Ay, Patria mía!
Esas palabras finales, demostrativas de que hasta el último momento su pasión por nuestra Patria estuvo presente, nos pone frente a uno de nuestros mejores hombres, de indudable ejemplaridad, a quien al preguntársele si se sentía un Padre de nuestra Patria respondió que se contentaba con ser un buen hijo de ella.
Que su permanente presencia nos guíe.
Miembro de la Junta de Estudios Históricos del Neuquén. Presidente del Centro de Estudios Constitucionales del Comahue
Un nuevo mes de junio nos trae el recuerdo de don Manuel Belgrano, en este mes que lo vio nacer en Buenos Aires un día 3 (1770), morir en su ciudad natal un día 20 (1820) y asumir a perpetuidad en el Consulado de la ciudad del puerto un día 2 (1794).
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