De Plottier a Italia: una familia que vendió alfajores en la ruta para cumplir su sueño
Una mala pasada los dejó sin empleo y comenzaron un emprendimiento familiar con venta de alfajores de maicena. Todos los días se colocaban a la vera de la Ruta 22 entre Plottier y Neuquén con su producto, así lograron juntar dinero para comenzar una nueva vida a más de 11 mil kilometros de Argentina.
Una familia de Plottier cambió su vida con un viaje que «comenzó por un sueño», según lo contó Laura Martínez protagonista de esta gran aventura. Una mala pasada los dejó sin trabajo en 2016 y comenzaron un emprendimiento familiar de alfajores de maicena, todos los días se levantaban, cocinaban y salían a la Ruta 22 para venderlos. Atravesaron la pandemia y luego de hablarlo, no lo dudaron: ahorraron, vendieron todo, juntaron coraje y se fueron a Italia.
La familia Piaggesi-Martínez integrada por Laura Martínez, Darío Piaggesi y sus dos hijos mellizos de 11 años, Paula y Santiago-más sus dos mascotas-, es oriunda de Mendoza, pero desde 2014 habían comenzado a vivir en Plottier. Sin saberlo, esta sería la primera de sus aventuras. Con Darío dedicándose a la soldadura y Laura a la cocina, la familia comenzó un sueño por construir su hogar propio esperando establecerse en la ciudad neuquina, pero en 2016 por una mala pasada Darío perdió su trabajo.
Sin ingresos y con la preocupación latente por la falta de dinero en el hogar para alimentar a sus hijos, decidieron buscar una alternativa y así dieron inicio a un emprendimiento familiar: la venta de alfajores de maicena. En diálogo con RÍO NEGRO, Laura Martínez relató cómo desde aquel momento su vida dio un giro rotundo pasando a ser conocidos por los ciudadanos de Plottier y Neuquén como: «los chicos de los alfajores».
Cada día se levantaban y luego de llevar a sus hijos a la escuela, se ponían a cocinar las tapitas de alfajores para salir a vender. Darío era la cara visible porque se instalaba en la ruta que da unión la ciudad de Plottier con Neuquén hasta agotar la mercadería, pero detrás de escena siempre estaba Laura elaborando. Vendiendo la docena a $70 pesos en 2016, comenzaron sus primeros ahorros para lograr comprar un terreno. «Ya el último año la docena la empezamos a vender a $1800, todo aumentó», contó Laura.
Así lograron mantenerse por años, pero sin imaginarlo otro problema que afectó a todo el mundo llegó: la pandemia por el virus Covid-19 y sus restricciones. «No sabíamos qué hacer porque no podíamos salir a la calle», manifestó Laura y contó que por eso comenzaron a usar sus redes sociales publicando sus números celulares para que los contactaran: «por suerte teníamos clientes fijos que buscaban nuestro producto y las ventas no nos aflojaron».
Dejarlo todo en Plottier y empezar de cero en Italia por un sueño
La familia Piaggesi-Martínez se mantuvo a la lucha por varios años con la venta de alfajores sin importar la lluvia, el viento, el calor o el frío. Hasta que una noche en la que Laura tuvo un sueño «casi revelador» donde ellos se mudaban a Italia. Al despertar se lo contó a su esposo y tras conversarlo, decidida, dijo: «tenemos que hacerlo».
Así comenzó a acelerar aquel trámite que habían iniciado hace tiempo: conseguir los documentos para obtener la ciudadanía italiana, una ciudadanía a la que podían acceder debido a los ancestros de Darío. El proceso fue largo, recordó Laura, pero nunca se detuvo. A la par continuaron con la venta de alfajores y con el apoyo de su familia comenzaron a vender todos aquellas cosas que habían comprado para su hogar: «vendimos el terreno que tanto nos costó pagar y muebles. Todo lo que te puedas imaginar, lo vendimos».
Cuando menos se lo imaginaron, su pequeño hogar se convirtió solo en un par de valijas llenas de sueños, ilusiones y algunos miedos por alejarse de su familia y amigos. Laura comenta que les resultó un poco difícil comunicarle a sus hijos la decisión de mudarse, pero cuando les explicaron que todo era por «mejorar su futuro, para que ellos puedan salir sin sentir miedo y tener una mejor educación», ambos pudieron comprender.
Una semana antes de la fecha a emigrar comenzó la difícil tarea de despedirse, no solo de su familia sino también de sus clientes, que antes les pidieron alguna que otra docena más de alfajores. «Mi amiga hasta el día de hoy tiene congelada una docena de alfajores, es increíble», contó Laura.
El 28 de octubre de 2022, con valijas hechas, pasajes en mano y los papeles necesarios para poder viajar con sus dos perros y terminar el trámite de ciudadanía, la familia partió primero de Neuquén a Buenos Aires y de allí a Roma, Italia. Un vuelo de casi 17 horas atravesando más de 11 kilómetros.
Empezar de cero en Italia: nuevo idioma, cultura y vida
Laura Martínez contó que llegaron el 30 de octubre a las 6 de la mañana a Roma y desde allí se tomaron un tren en el cual viajaron siete horas rumbo a Reggio Calabria, un pueblo al sur de Italia, donde los esperaba su gestora con las llaves de su nueva casa.
Así comenzaron una vida distinta y ya para el 1 de marzo de este año, luego de varios trámites, lograron obtener la ciudadanía y los documentos italianos.
Laura relató que, una vez instalados, en diciembre sus dos hijos comenzaron a ir a la escuela donde sus compañeros y compañeras habían sido informados que se sumarían nuevos niños oriundos de Argentina. «Fue una bienvenida hermosa, cada nene les hizo un dibujo para recibirlos y todos les decían: queremos hablar argentino». Esto llevó a que tanto Paula como Santi, pudiera adaptarse de forma rápida solo con algunas frases básicas del idioma.
En cuanto a Laura y Darío, ambos, a la semana de instalarse en Italia, consiguieron trabajo. Darío volvió al rubro de la soldadura y Laura siguió dedicándose a la cocina.»Por suerte todo lo programado, salió perfecto», expresó.
«Lo más difícil es extrañar», sostiene y cuenta que todo el tiempo mantuvo contacto con su familia y amigos. Pero aclara que no solo se extraña a las personas, sino también aquellas «cosas basicas» de vivir en Argentina: «yo me traje ocho kilos de yerba y hace un mes, se me terminó el último paquete». Sin embargo, la necesidad de encontrar estos productos los llevó a contactar a una mujer que tiene un mercado donde vende solo mercadería argentina: «es como comprarse un producto por mercado libre, lo encargas y tarda una semana en llegar».
Laura y su familia llevan instalados en Reggio Calabria alrededor de seis meses, pero adelantaron que en agosto volverán a mudarse, esta vez al centro de Italia a «empezar de nuevo en otro lugar». Laura señaló que ante el primer cambio, migrar dentro de Italia ya no le preocupa siempre y cuando se mantengan unidos como familia. A su vez sostiene que es importante animarse y sobre todo seguir los sueños, «es difícil, es duro porque no voy a mentir, pero siempre se puede»
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