«Un vecino gruñón»: otra actuación para el recuerdo de Tom Hanks
“A man called Otto”, remake del film sueco nominado al Oscar en 2016, estrenó en HBO Max. Con un excelso reparto, nos presenta una historia para emocionarnos y disfrutar durante dos horas.
Hay películas que traen aromas, recuerdos, sensaciones diferentes. Producciones que destacan porque tienen “algo más”, porque logran conectar con el espectador de una forma distinta.
“A man called Otto”, conocida en español como “Un vecino gruñón”, es uno de los recientes estrenos de HBO Max en Latinoamérica, aunque se estrenó en la pantalla grande durante 2022. Con Marc Forster como director y Tom Hanks como protagonista excluyente, fue un hit para la audiencia pero no contó con la mejor respuesta por parte de la crítica especializada. Y es en ese quiebre que quizás podemos encontrar su esencia.
Esta película no está hecha para agradar a los críticos. Es una historia clásica, con aroma a ese Hollywood de otras épocas, donde se priorizaba el relato y no los efectos. Donde lo importante era el viaje y no el resultado final. Donde queríamos ver algo que nos emocione y no algo sobrecargado, denso, tumultuoso.
“A man called Otto” es la remake de la película sueca de 2015 “A man called Ove”, basada en una novela homónima, que fue un éxito para la crítica y que hasta llegó a estar nominada en la categoría “Mejor película extranjera” en los Oscars de aquel momento.
En esta adaptación, Tom Hanks encarna a Otto, un vecino gruñón que lleva una vida anacrónica: no tiene celular, no usa redes sociales y parece más preocupado por hacer cumplir las normas de convivencia en su barrio que por otra cosa. Otto es viudo, y este es el vértice desde el que vamos tejiendo el relato, con flashbacks (protagonizados por el hijo de Tom, Truman Hanks) en los que vemos su historia.
La parsimonia de Otto contrasta rápidamente con la llegada de Marisol (Mariana Treviño, la carismática protagonista de “Club de Cuervos”), la nueva vecina mexicana, que junto a su marido Tommy (Manuel García Rulfo) y sus hijas Abbie y Luna revolucionan un vecindario en el que la mayoría de los habitantes son mayores. Con la calidez de Marisol, Otto empieza a ver modificada su rutina, justo en el momento en que intenta quitarse la vida sistemáticamente.
A lo largo de las dos horas de película iremos viendo la transformación de un Otto que no encuentra sentido a la vida sin su esposa, al tiempo que entendemos los motivos que lo llevaron a convertirse en un ser retraído. Comprenderemos también que hay algo antinatural en ese Otto huraño, que reacciona con dolor cada vez que alguien lo llama “cascarrabias” o “antipático”.
Con pasajes de comedia muy efectivos, el relato se sostiene gracias a las brillantes interpretaciones de todo el reparto, que parece funcionar a la perfección en conjunto. Es una película dramática, está claro. Y aún en el dolor que generan ciertos pasajes, nos encontramos con una historia hermosa, que nos hace sentir parte constantemente.
Tom Hanks lleva adelante una interpretación sublime, que nos carga de cariño. Es que incluso en ese primer tramo de la película, donde Otto es capaz de armar lío en un mercado por unos centavos de vuelto (hay toda una capa de humor negro allí) y donde trata sin ningún rastro de amabilidad a todos sus vecinos, sabemos que estamos viendo un caparazón. Que hay algo atrás, que Otto no es esa persona.
Con una receta conocida, “A man called Otto” logra grandes resultados. Lo dicho con “Misántropo”: no es necesaria una revolución cinematográfica para triunfar.
“A man called Otto” nos lleva a ese cine de videoclub, a la elección de una historia por su reparto y por su propuesta. Es un relato que nos llama la atención -como toda historia de “redención”- y que cuenta con protagonistas brillantes. Y cumple con sus promesas, que no es poca cosa.
Siempre es un placer ver a Tom Hanks actuar. Siempre es un placer emocionarse con una película. Y para quienes logren encontrar la belleza en ese primer acto gris y triste, “A man called Otto” les guarda una alegría.
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