En complejo clima social, Chile busca otra Constitución
Hay apatía y desinterés hacia el nuevo proceso para reformar la carta magna heredada de la dictadura. El hastío tras el fracaso del anterior intento, problemas económicos, de seguridad y el avance de la ultraderecha hacen incierto el resultado.
Será la tercera la vencida? Los chilenos irán otra vez a las urnas mañana domingo para elegir a los 50 redactores de una nueva constitución, en otro intento por reemplazar a la carta magna legada por los militares hace 42 años, en medio de un ambiente de indiferencia. El primero ocurrió en 2018, cuando la expresidenta Michelle Bachelet propuso un proyecto en el final de su mandato, que no prosperó. El segundo intento de cambio surgió tras el estallido social de 2019. El proceso fue elogiado internacionalmente porque fue una salida pacífica a las protestas más graves desde el retorno a la democracia, y porque el órgano constituyente fue plenamente democrático y el primero en contar con una composición paritaria de género en el mundo y con la inclusión de representantes de pueblos originarios. Pero la propuesta elaborada por una Asamblea Constituyente dominada por la izquierda y movimientos sociales, fue rechazada por el 62% del electorado en septiembre de 2022.
A diferencia de la efervescencia del año pasado, este nuevo proceso constitucional se desarrolla en un ambiente apático y con escaso conocimiento de los candidatos: sondeos de Criteria y Cadem de abril y fines de marzo, respectivamente, indicaron que cerca de 70% de los consultados tiene poco o nada de interés.
En los últimos tres años los chilenos ya acudieron a las urnas en seis ocasiones, lapso en el que cambiaron sus prioridades, que pasaron de una gran voluntad de cambio a una amplia preocupación por la seguridad, el desempleo y la inflación. Los analistas indican que en este desinterés también pudo influir el hastío que dejó el fracaso del anterior proceso constituyente.
Hay otros condimentos que hacen muy incierto el resultado de esta nueva iniciativa. No habrá “carta blanca” como en 2022 sino que se trabajará ya sobre la base de un grupo de expertos designados por el Congreso.
Se produce en un momento de baja popularidad del gobierno del izquierdista Gabriel Boric y se prevé un ascenso de fuerzas de ultraderecha con un discurso “antipolítica” que en muchos casos reivindican a la dictadura militar.
Y además, los comicios serán de participación obligatoria: quienes no acudan se arriesgan a multas que van desde los 31.000 a los 189.000 pesos (38 a 230 dólares), con lo cual la tasa de participación es una incógnita.
Poco entusiasmo
Según la encuesta Criteria, publicada a de comienzos de abril, tan solo el 31 % de los chilenos está interesado en la redacción de una Constitución que sustituya a la actual, heredada de la dictadura (1973-1990) pero reformada varias veces durante la etapa democrática.
“Sólo iré a votar porque no quiero pagar la multa” dijo Patricia Borzone, una arquitecta y ejecutiva de un tienda, de 45 años, quien explicó que desconfía que el proceso constitucional garantice mejoras concretas en educación y salud, “que son fundamentales para que el país de verdad se desarrolle”.
Los 50 redactores que integrarán el Consejo Constitucional serán electos entre 351 candidatos que representan a tres pactos políticos y a dos partidos que compiten solos.
Los electores deben votar por un candidato de alguna de las cinco listas en competencia: una de centroderecha, otra de centroizquierda y una de la izquierda más cercana al presidente Gabriel Boric. Además, hay una del populista Partido de la Gente y otra del conservador Partido Republicano, que siempre ha dicho que no le interesa cambiar la constitución de los militares.
Los diversos sondeos coinciden en que la oposición, especialmente los republicanos, obtendrían más votos que el oficialismo, que va dividido.
El senador oficialista Juan Luis Castro declaró que “es inevitable que tengamos un revés las fuerzas del oficialismo porque no hay interés, hay desconfianza y hay un grado de desaprobación al gobierno”. La aprobación de Boric bordea el 30%.
Las bases del proyecto
Los consejeros no comenzarán desde cero, trabajarán a partir de un anteproyecto que redactan 24 expertos designados por los partidos políticos y ratificados por el Congreso.
Los expertos trabajan sobre 12 bases constitucionales elaboradas por los partidos políticos, entre las que figuran que Chile es un Estado unitario, el reconocimiento de los pueblos indígenas como parte de una nación indivisible, la separación de los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo y la garantía del respeto de derechos y libertades, incluidos el derecho a la vida, a la propiedad y la igualdad ante la ley.
Los redactores del nuevo proyecto podrán aprobar, modificar o eliminar normas del anteproyecto con al menos 30 de los 50 votos de sus miembros.
Los expertos, en su mayoría abogados, entregarán el 6 de junio su anteproyecto a los redactores, los que deberán respetar las mismas bases y entregar su propuesta en octubre que será aceptada o rechazada el 17 de diciembre en un plebiscito también de participación obligatoria.
Desgaste
Una de las razones de la apatía es el desgaste que produjo el fallido proceso anterior. “La convención anterior era prácticamente un ‘reality’. Tuvimos transmisión en vivo 24 horas al día. Fue (un proceso) muy largo y desgastante”, señaló a medios chilenos Federica Sánchez Staniak, de la Universidad Alberto Hurtado. “El control del proceso anterior estuvo en manos de la ciudadanía y ahora estará en los partidos. Antes había una hoja en blanco y ahora no, porque la clase política definió unos márgenes para acotar la discusión”, describe Sánchez Staniak.
Ascenso de la derecha
Hace dos años, la palabra que más se escuchó en la campaña fue “dignidad”: pensiones dignas, salud digna, educación digna. Hoy las prioridades son totalmente distintas y la crisis de seguridad que atraviesa el país tiene un papel protagonista en la campaña. Muchos candidatos han hecho una campaña más pensada como un comicio presidencial que en uno sobre temas institucionales.
El analista Javier Couso asegura que “teniendo en cuenta que lo único de que se habla en Chile es seguridad y migración, me temo que el sesgo de esta convención sea más a la derecha que la (posición ideológica) media del votante”. La clave estará en los escaños que consigan el ultraderechista Partido Republicano y el Partido de la Gente (derecha populista), porque son formaciones creadas recientemente, y que defienden la actual Constitución de 1980.
Más que obstaculizar el proceso, estos partidos tratarán de garantizar que se mantenga el status quo. (Ver aparte)
Con informes de AP, AFP y propios.
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