Río Negro y Neuquén: claves del éxito en un escenario político fragmentado
Pragmatismo, transversalidad y polarización fueron los recursos de los ganadores. La cooperación entre fuerzas incorporadas con su caudal será clave para efectivizar las políticas y aprobar leyes.
Si de algo no nos queda duda, es que el sistema de partidos que conocimos con la recuperación institucional sufre una metamorfosis desde inicios del siglo XXI. El nuevo escenario de transformación en las formas de hacer política y de las organizaciones tradicionales se cristalizó en las últimas elecciones provinciales en la norpatagonia. Los sistemas políticos locales se transformaron en base a una ‘practicidad’ política estratégica de candidatos con liderazgo, a la hora de realizar acciones políticas, acuerdos, alianzas y discursos para la interpelación a la población. La lógica de ideales políticos estuvo ausente o esmerilada en pos de ligar las fragmentaciones partidarias con actores económico-sociales, sindicales, empresariales en un escenario de polarización, evitando la dispersión de votos.
Para el caso neuquino, la ‘cuasi monocracia’ familiar del poder provincial centrada en una persona, Jorge Sapag (2007-2015), cuya autoridad partidaria fuertemente legitimada en la ‘tradición parental patrimonialista’, conservó en las periódicas posibilidades de ser revocada con sabiduría política y consenso popular, pero su poder de convocatoria electoral se vio esmerilado en las dos últimas elecciones, a gobernador (2019) y legislativas (2021). Sin embargo su liderazgo no había sido confrontado hasta estas elecciones, donde su candidato, Marcos Koopmann, sin trayectoria política pero con experiencia tecno-burocrática, no alcanzó a sostener la gobernación para el MPN ‘oficial’ después de 60 años, conservando como bastión el municipio de Neuquén capital, recuperado en 2019.
En este escenario de polarización, un dirigente con una amplia trayectoria y recorrido político en el movimiento popular neuquino, desde su juventud en la militancia universitaria (Comahue, 2000), pasando por dos gestiones municipales (Huinganco y Chos Malal), por la vice gobernación (2015-19), diputado nacional hasta el presente, entre otros desempeños de gestión política, con una perspicaz estrategia de colectoras enfrentó y venció al oficialismo del MPN.
Rolando Figueroa, poseedor de una personalidad carismática ‘labrada desde el llano en la arena política’ logró en tiempos de hartazgo y cansancio ciudadano, con un discurso dirigido a desmontar un liderazgo familiar y crear expectativas, ampliar su capital político y triunfar junto a Gloria Ruiz, ante Marcos Koopmann/Ana Pechén en lo que fue una interna a escala popular provincial. El 16 de abril de 2023 marca un clivaje en la historia política del partido de gobierno alcanzando su escisión más visible desde los años de Sosbich, con las primeras internas. Seguramente pasará a la historia como el exdirigente del MPN que pudo destronar a la familia Sapag del centro del poder local.
Nuevo teatro político
En el nuevo teatro político electoral de Neuquén como de Río Negro se caracteriza por el tejido de coaliciones y alianzas y por las colectoras en un caso y la modificación del código electoral, con la adhesión de boletas en la otra. Este nuevo estado de cosas fue clave para los exitosos resultados electorales, a partir de la fragmentación de las fuerzas políticas dominantes en el sistema de partidos y la denominada transversalidad. La experiencia transversal es novedosa en el sistema político neuquino.
En Río Negro, se inauguró en las elecciones a gobernador del 2007 con la creación de Concertación producto de acuerdo de la UCR local con el kirchenismo nacional a la que se incorpora del PPR. Sin embargo, en 2011 la alianza entre el FdT y el Frente Grande y la fórmula Soria/Weretilneck desplazó al radicalismo después de casi tres décadas.
El resto de la historia de predominancia de Juntos Somos Río Negro (JSRN), seguramente los lectores de esta reflexión están al corriente. Acá también el candidato que obtuvo el segundo lugar Aníbal Tortoriello/Juan P.A.Guerrero (Cambia Río Negro-JxC) no procede del campo de la política, es un empresario que administró un municipio valletano pero, seguramente, con escaso capital político propio.
El candidato a gobernador rionegrino repitió la fórmula de 2015, Weretilneck-Pesatti, quedando el gobierno municipal de Viedma en manos de un referente del partido provincial y conservando municipios donde se reeligieron jefes comunales afines; los acuerdos con sectores del kirchnerismo, sobre la base del PJ como núcleo dominante y restableciendo acuerdos con la UCR. Esta transversalidad suma expresiones variopintas en término de ideas y de candidaturas a intendencias y a la Legislatura.
Horizontalidad o disputas
Ahora bien, una institucionalidad débil puede posibilitar una horizontalidad en las decisiones e integrar en los cargos claves a políticos, a partir del nivel alcanzado en los ámbitos procedencia -trayectoria en el partido de identidad-. No obstante, dicho esto, también encontramos que es un desafío legislativo el que abren las nuevas composiciones de las Legislaturas provinciales.
Asimismo, una baja institucionalización del espacio político construido puede alentar las luchas entre los grupos de procedencia por llegar a influir en la toma de decisiones de la coalición y a formar parte de su núcleo dirigente.
En un escenario de posiciones encontradas y contradictorias con relación a políticas públicas, leemos que posiciones más estatistas, mas privatistas, etc., será un interesante reto.
Tanto en Neuquén como en Río Negro, la relación de cooperación entre las fuerzas incorporadas con su caudal será clave a la hora de efectivizar las políticas y aprobar las leyes. El panorama será complejo tras las próximas elecciones nacionales y las demandas de los recursos. La situación poselectoral implicará, intercambios materiales y/o simbólicos entre el núcleo, las fuerzas políticas y su relación con el poder central.
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