Vaca Muerta, el cepo y el dilema del ritmo de crecimiento
Los CEOs de las petroleras y los consultores especializados coincidieron en que el crecimiento de la producción es ya un hecho, pero no su velocidad. Cuáles son las claves para potenciar el desarrollo o para frenarlo.
El jueves se realizó en Neuquén el encuentro Experiencia IDEA Energía, una cita que reunió no solo a las autoridades gubernamentales de Nación y las provincias productoras, sino también a los CEOs de las principales operadoras y los consultores especializados. Hubo un consenso optimista: el crecimiento de la producción de Vaca Muerta está garantizado en el corto plazo. Pero también una advertencia seria, y es que el ritmo de ese crecimiento depende de una serie de factores clave, en medio de un año electoral.
Desde hace algunos meses la producción de Vaca Muerta viene en una seguidilla de récords que además llevan a que la provincia que capitaliza la formación shale también esté anotando al tope de los registros históricos la producción de petróleo de los últimos meses.
Marzo acaba de cerrar con una producción promedio de 332.000 barriles diarios extraídos en Neuquén, el mayor nivel en los 104 años de actividad petrolera de la provincia.
Con una serie de obras de infraestructura de gran envergadura en marcha, como la duplicación de Oldelval, la reactivación del Oleoducto Trasandino (Otasa) y la pronta finalización del oleoducto Vaca Muerta Norte, la cuenca shale se encamina claramente a elevar aún más su producción.
“El escenario de cara a los próximos 3 años está despejado, pero no el ritmo”, alertó el director de G&G Energy Consultants, Daniel Gerold. En la misma línea en la que el presidente de Shell, Ricardo Rodríguez, señaló que “esta cuenca tiene un potencial de producir 3 ó 4 veces lo que está produciendo en un término de 10 a 12 años. Para eso necesitamos equipos y bienes de servicios del doble o triple de actual”.
Rodríguez, quien llegó al país tras comandar la actividad de Shell en el play de Permian, apuntó de lleno al renglón de lo que falta para que ese potencial se alcance, o dicho en los términos de Gerold, para que el ritmo sea el mejor posible.
“Para atraer esos equipos y servicios necesitamos condiciones de acceso a divisas y también un marco regulatorio y reglas de juego claras para que además podamos atraer nuevas inversiones, porque vamos a necesitar capital de afuera”, planteó.
Mientras hubo consenso entre los actores sobre la ayuda que Vaca Muerta podrá dar en los próximos años a las finanzas del país, en términos de reducción del déficit de la balanza comercial energética, pero no como un salvavidas para el país, el acceso al capital fue el gran punto de encuentro de los especialistas.
El dilema en este caso es similar al del huevo y la gallina: para que Vaca Muerta pueda crecer más rápidamente se necesitan más inversiones, más capital que ingrese desde el exterior, pero las restricciones impuestas por el gobierno frenan esa llegada de fondos que, con el actual cepo, quedarían de rehenes en el país.
“El problema fundamental de la industria es el capital. Se interrelaciona con la economía, con la seguridad jurídica. Son inversiones multimillonarias las que se hacen, todo esto tiene que ver con un conjunto de condiciones que están dadas hacia adelante y por eso es importante sostenerlos”, sumó Gerold.
Pero alertó que, así como anclado a estos marcos normativos está la llegada de capital por parte de las empresas del sector, esa llegada de dólares frescos no sucederá si antes no hay marcos claros.
El CEO de Tecpetrol, Ricardo Markous, fue tajante al respecto. Recordó que “el gobierno había dado una señal con la Resolución 277 de libre disponibilidad del 20 al 30% de las divisas que debería haber estado vigente desde el 1 de enero y, entendemos condiciones, pero es una señal muy importante para empezar y aprovechar esta extraordinaria ventana de oportunidad que tenemos”.
Enfatizó que “hoy el problema es el capital, mientras se normaliza la situación de Argentina, alguna señal hay que dar. La Resolución 277 debe aplicarse como un puente hasta tanto haya libertad de mercado que tiene que ser el horizonte a mediano plazo para que crezca la producción de Vaca Muerta”.
Markous remarcó que “Vaca Muerta ayuda a la macroeconomía porque va a generar dólares, pero esta macroeconomía genera restricciones” para Vaca Muerta. Un punto sobre el que Rodríguez, de Shell, indicó que les “gustaría invertir más en Argentina pero es el desafío que tenemos, poder competir con proyectos en el resto del mundo por ese capital”.
El director de Economía y Energía, Nicolás Arceo, sumó a esto que “Vaca Muerta tiene la posibilidad de revertir la restricción externa que enfrentó la economía argentina a lo largo de la última década”.
Sin embargo, el elefante en la sala del encuentro de IDEA fue la incertidumbre de un año electoral, que ya tuvo comicios en Neuquén pero que sembraron más dudas que certezas.
El presidente de Shell hizo un claro resumen del actual escenario que enfrenta la formación: “un pozo en Vaca Muerta produce un 20 ó 30% más que en las mejores partes de Permian. Pero uno de los retos del corto plazo es el acceso de divisas, no solo para las operadoras sino también para las empresas de servicios, porque necesitamos un mejor mercado de servicios, sino el diferencial que tenemos geológicamente con el Permian es muy difícil de materializar”.
La ventaja de Vaca Muerta está debajo de la tierra, pero la velocidad a la que podrá desarrollarse y traer consigo los beneficios económicos asociados, dependerá de algo que curiosamente es más impredecible por estas horas, y es lo que pase al nivel de la superficie de una Argentina que palpita día a día la disparada de la inflación y el clima electoral.
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