Tomizu y Cho, custodios del misterioso paraíso de Neuquén
El matrimonio Hiroki fue propietario de 50 hectáreas de la confluencia, que incluían la península desde la cual se puede ver la unión de los ríos Neuquén y Limay.
No fueron Adán y Eva, pero tuvieron su propio paraíso. Tomizu y Cho fueron los dueños, promediando los años cuarenta, de una de las grandes bellezas naturales de la ciudad de Neuquén.
El matrimonio Hiroki se asentó junto a sus siete hijos en unas 50 hectáreas de la Confluencia, rodeadas, en un costado por el río Neuquén y por el otro lado por el río Limay. De muy cerca, podían ver el nacimiento del río Negro.
«Su casa se ubicaba muy cerca del río, a la altura de lo que ahora es la rotonda de la Confluencia, mientras que su patio trasero miraba a lo que en la actualidad, es el Paseo Costero”, describen las crónicas que se guardan en el museo Paraje Confluencia.
Allí armaron una chacra en la que la familia se dedicó al cultivo de fruta fina como frutillas y frambuesas. Plantó nogales, sauces y álamos. Tiempo de después, anexaron las huerta de verduras. Todo lo producido era vendido en el comercio neuquino.
Durante muchos años, la península Hiroki fue un misterio que éstos inmigrantes japoneses compartieron con un puñado de familias vecinas, más precisamente con los niños y niñas. Los hermanos Hiroki solían invitar a sus amigos a recorrer los laberintos verdes de su chacra y pasar la tarde pescando en el río o simplemente tirados en el pasto mirando el cielo. Así lo recuerda un puñado de primeros pobladores que fueron vecinos de esta familia nipona. Lo que no pudieron recordar con precisión es si efectivamente alguna vez llegaron hasta la confluencia de los ríos, un lugar insondable por aquellos años.
La historia que sigue luego es conocida por muchos. Tomizu falleció en 1983 a los 80 años, Cho a los 94 años en 2006. La chacra entró en sucesión y sus herederos resolvieron ceder parte de sus tierras al Estado municipal y así nació el Paseo Costero. Hoy el paraíso es de todos, por lo menos hasta que llegue la ambición de las inversiones y las urbanizaciones.
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