Quería hacer fotos a ciervos en brama en La Pampa, los siguió 4 días y mirá qué belleza lo que encontró
Es un espectáculo natural único que atrae a visitantes de todo el país a la Reserva Parque Luro (a 35 km de Santa Rosa) para ser testigos de cómo los ciervos defienden su territorio y sus hembras en el monte. El relato y las impactantes fotos de cuatro días inolvidables.
Un jueves de marzo a las cuatro de la mañana suena el despertador. En ese momento empieza el relato de un viaje maravilloso que hacía muchos años quería hacer: ir a sacar fotos de la brama de los ciervos. El lugar elegido, el Parque Luro en La Pampa, que hace unos meses visité y tuve el placer de fotografiar la increíble fauna que lo habita. Esos estremecedores bramidos con que los machos llaman a su harén por el que están dispuestos a pelear para conservarlo, se dan una vez al año, en marzo y abril. Llegaba el momento tan esperado: ser testigo de un extraordinario espectáculo natural que convoca a visitantes de todo el país, aunque también llegan desde el exterior atraídos por una experiencia inolvidable.
Del Alto Valle al Parque Luro
Ese jueves de marzo, ya tenía todo cargado en la camioneta, sólo faltaba revisar nuevamente que estuviese todo ok el equipo fotográfico y arrancar. Salgo y paso a buscar a Paul y después a Nacho, dos de los tres grandes amigos de la vida que conocí gracias a la fotografía de fauna (Axel, el tercero, no pudo ir en este viaje).
Los 455 km que separan el Alto Valle del Río Negro del Parque Luro, fue sólo un tramite. Entre charla y mate, fueron 5 horas que parecieron menos: se hizo corto por las ganas de llegar y hacer fotos, por las charlas y las planificaciones de otros viajes.
Llegamos a media mañana, un día soleado y con un calor agobiante. Entramos al parque y fuimos al Restaurante Quincho Parque Luro, donde también está el camping: teníamos que esperar hasta la una que nos entregaran la cabaña que habíamos alquilado.
Pero eso no nos importó mucho, sacamos los equipos de fotos y salimos a fotografiar la maravillosa fauna del lugar. Justo cuando estábamos caminando por el parque llegó Mechi, un gran fotógrafo pampeano que me demostró que también es una gran persona.
Entre otros aportes, fue muy generoso con los consejos a la hora de ir a fotografiar la brama, algo que me haría renegar un rato y me haría caminar más aún. Él se unió a nosotros en esta aventura fotográfica.
Entre los imponentes caldenes empezamos a ver distintas aves y a fotografiarlas, también nos colgamos haciendo fotos a los guanacos que están muy tranquilos en la reserva y te dejan retratarlos sin ningún problema, no cómo los esquivos ciervos que quería registrar en la brama, que me hicieron más complicada la búsqueda.
¿Y dónde están los ciervos?
Las altas temperaturas hicieron que la salida de los ciervos del monte de caldenes se atrasara y no salieran a los espacios limpios a bramar y dar ese espectáculo único.
La famosa brama estaba retrasada y es ahí donde me empecé a preocupar. «Disfrutá del viaje, fotografiá lo que puedas y si no podés registrarlos ahora será una buena excusa para regresar más adelante», pensé.
Ese jueves por la tarde salimos a ver si lográbamos dar con los ciervos. Ellos salen del monte a la tardecita, están toda la noche en los blancos de pastizales y regresan al caldenal a la mañana temprano: el tiempo para fotografiarlos con buena luz es muy poco así que hay que estar atento en ese momento para no perder ni un minuto si lográs encontrarlos.
La brama es un espectáculo increíble. El ritual de los ciervos colorados se da una vez al año: es en este momento donde comienza su ritual para la reproducción, los machos marcan su territorio emitiendo ese sonido potente, luchan con otros de su especie para medir fuerzas y así conformar su harén de hembras. En esta lucha sale favorecido el más fuerte.
Caminamos y no logramos encontrar a los ciervos, los escuchábamos pero el sonido nos indicaba que seguían en el monte: se terminó el jueves sin hallarlos.
Viernes 5.30 AM, a buscar a los ciervos otra vez
El viernes nos levantamos a las 5.30 de la mañana para desayunar y salir hacia el monte antes de que el sol mostrara sus primeros rayos de luz y así poder llegar a encontrar algún ciervo comiendo en los blancos del monte o con su famoso ritual de la brama.
Caminamos un largo tiempo hasta que pudimos ver a un macho bramando con un grupo de hembras pero a una distancia de no menos de 600 metros.
Pudimos fotografiar al macho con un lindo paisaje de monte de caldenes, pero muy lejos, no quedé conforme con la foto que logré, no era fea, pero no era la que quería hacer.
Las horas pasaron, caminamos por el monte y no pudimos hacer mas fotos, los ciervos, que tiene una vista tremenda, un oído y olfato increíble, se daban cuenta de nuestra presencia y huían.
Ahí decidimos regresar al sector del camping para ver si podíamos fotografiar a los cardenales amarillos: esta especie se encuentra en peligro de extinción, se estima que en el mundo hay unos 3000 ejemplares, un número muy bajo. Por eso desde hace un tiempo esta ave es objeto de programas y tareas de conservación.
El Parque Luro es un lugar donde lo podes encontrar viviendo en plena libertad, la búsqueda logró que pudiéramos encontrar una familia de cardenales amarillo, un macho que no habíamos podido fotografiar en el viaje anterior, una hembra y un macho juvenil, eso nos puso contentos, se están reproduciendo.
Estuvo bueno encontrar y fotografiar a los cardenales, pero quería fotografiar la brama, el objetivo de mi viaje. Paul, Nacho y Mechi se quedaron ahí fotografiando aves, yo encaré una caminata que me demandaría varias horas y varios kilómetros buscando a los ciervos.
¿Hacia dónde ir? Los ciervos con su bramido me marcaban el camino a seguir. Caminé por varios km ese viernes fueron 10 kilómetros de caminata por el interior del monte, ahí logré encontrar varias hembras a las que fotografié, pero a ningún macho.
Fue a la tarde donde esa caminata logró llenar de alegría mi alma, me crucé con una persona en el parque que me dijo donde los había visto el día anterior así que me fui para ese lugar, me quedé ahí esperando por varias horas hasta que una hembra salió del monte a controlar el lugar.
Aprendí que las hembras son las que protegen a los machos, ellas están atentas olfateando, mirando y oyendo para resguardar al macho de posibles peligros.
Si sienten que hay algo extraño y peligroso emiten un sonido como un tosido y es ahí donde el grupo de ciervos se introducen en el monte para escapar.
Como yo estaba entre los arbustos y arboles del monte en silencio, sin moverme todo camuflado, no lograron verme y es ahí, en ese preciso momento apareció un ciervo macho a unos 40 metros de donde estaba.
Por fin pude fotografiar a ese animal imponente con una ornamenta increíble, creo que en 30 segundos lo registré con 200 fotos. Mi viaje comenzaba a dar sus frutos: el viernes me había regalado ese momento para fotografiar. Pude registrar al ciervo macho en una hermosa postura, aunque no bramó.
La noche llegó y tenía que regresar a la cabaña que estábamos alquilando en el parque. El viernes se terminó con buenas noticias, pronostico de lluvia para la madrugada del sábado y cambio de temperatura.
Sábado, 6 AM
El sábado nos levantamos a las 6 de la mañana para regresar al lugar donde los había visto el viernes a la tarde, había llovido casi toda la noche y la mañana estaba bastante fría, eso indicaba que podríamos encontrarnos con mas ciervos.
Fuimos hacia ese lugar pero llegamos tarde, los ciervos ya habían ingresado al monte. Ahí nos dividimos, mis tres amigos salieron a hacer fotografía de aves y yo a seguir caminando en busca de los ciervos bramando.
Pasada las 10 de la mañana de ese sábado veo a dos hembras comiendo pasto fuera del bosque, comienzo a fotografiarlas y me doy cuenta que empiezan a salir más hembras del bosque hasta que en un momento un macho sale sin ningún problema y pasa frente a mí, se para, me mira y sigue caminando como diciendo, me pudiste fotografiar, estas contento ahora? Y sí, lo pude fotografiar y estaba feliz.
Caminaron como mil metros por la parte limpia del monte hasta que se perdieron entre los caldenes. Pude hacer muchas fotos de distintas situaciones, pero hasta ahora nada de brama, sólo el ciervo que fotografié el viernes, pero a muchos metros.
Seguí caminando hasta el lugar donde se perdieron entre los caldenes para ver si los podía encontrar y fotografiar, pude registrarlos en varios momentos.
Ya cerca del mediodía comenzó a llover intensamente, adentro del monte no se sentía mucho pero afuera sí. Los ciervos se alejaron y yo regresé al lugar donde estaban mis amigos sacando fotos.
Ellos me contaron que habían estado fotografiando flamencos en la laguna así que me fui a ese lugar, llegué y me encontré con cientos de ellos, el color rosado de estas aves teñía la laguna.
Mientras les sacaba fotos, en la costa opuesta salieron unos ciervos a caminar por la playa, la imagen que formaban el monte de caldenes, los ciervos en la playa y los flamencos en la laguna me emocionaron mientras con la cámara dejaba registro de ese momento alucinante.
A la tarde de ese sábado regresé al mismo lugar del viernes donde había podido fotografiar al macho, fui temprano y me instalé atrás de un gran caldén esperando que el comportamiento de este animal se repitiera.
El sonido de la brama de varios ciervos se escuchaban bastante cerca. En un momento unas hembras salieron al descampado, pero no fotografié a ninguna: esperaba al macho que seguía bramando y ese sonido lo sentía cada vez mas cerca, hasta que la espera valió la pena: un enorme ciervo estaba bramando a pocos metros de donde estaba escondido, no dejé de fotografiar ni un segundo, terminé una tarjeta de memoria y seguí con otra.
A los pocos minutos salió otro ciervo en otro sector del descampado y otro más, tres ciervos estaban luchado con su brama por llegar a conquistar mas hembras. La sensación en ese momento no se puede contar, no encuentro las palabras para describir ese momento, hay que vivirlo y disfrutarlo.
En un momento de la lucha de bramidos pensé que llegarían a una lucha cuerpo a cuerpo, pero la luz del día se terminaba y mi momento de fotografiarlos también, si la lucha se dio fue de noche y no la viví.
Mi viaje había llegado a su finalidad, encontré ciervos bramando y pude hacer hermosas fotos. Gracias al cambio de temperatura la brama está en su mejor momento, muchos ciervos ya se dejan ver.
Domingo: último regalo inolvidable
Pero todavía faltaba la mañana del domingo, ese día nos levantamos y fuimos a la laguna para ver si los ciervos regresaban por ahí para entrar y perderse en el monte, teníamos poco tiempo porque queríamos emprender el viaje de regreso no muy tarde: No tuvimos que esperar mucho, los ciervos empezaron a aparecer y cruzar caminando y otros corriendo la laguna, fueron esas imágenes las que coronaron este hermoso viaje: los ciervos cruzando y bramando muy próximos a los flamencos fueron las fotos que dieron punto final a este viaje por el maravilloso y sorprendente Parque Luro en La Pampa.
Lo que hay que sabe para ir a la Reserva Parque Luro en La Pampa
* El Parque Luro está ubicado en el departamento Toay a 35 km al sur de la ciudad de Santa Rosa, sobre la RN 35. La Reserva Provincial Parque Luro recibe a sus visitantes todos los días del año de 9 hs a 19 hs.
* Las cabañas cuestan 15.000 pesos por día. Con todos los servicios básicos con capacidad para cuatro y cinco personas. Se encuentran equipadas con sommiers, aire acondicionado frío-calor, mini heladera, ropa de cama y baño privado.
* Los dormis cuestan 10.000 pesos por día. En ambos casos se entra a las 13 hs y la salida es a las 10.
* Sector de acampe: con todos los servicios; capacidad para 100 personas. Este sector cuenta con fogones, mesas de madera, baños públicos con piletas lava vajillas y duchas. Iluminación y conexiones a energía eléctrica.
* Las visitas guiadas cuestan 2.500 pesos y de lunes a sábados hay dos turnos por día. A las 6 (con desayuno) y a las 17.30 (con merienda).
Escuchá la charla que tuvo Alejandro Carnevale en «Ya es tiempo» por RÍO NEGRO RADIO:
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