Buscó sin descanso y así capturó la magia de Valle Encantado en un video
Omar Moya grabó este video entre llamativas formas de cerros y montañas, en un lugar único, cerca de Bariloche, en el que el verde de la flora contrasta con el agua turquesa del Limay.
Hacía tiempo Omar Moya veía imágenes de Valle Encantado y se preguntaba ¿De dónde la tomaron? Interrogó como a diez viajeros y de respuesta encontraba silencio. Pero como siempre para por allí, se propuso encontrar ese punto para hacer una de las cosas que más le gustan: inmortalizar paisajes soñados de la Patagonia, en sus videos.
Valle Encantado está a 62 km de San Carlos de Bariloche y a unos 25 de Villa Traful. Es un paraje que tiene una magia especial. Un regalo de la naturaleza para admirar en cualquier época del año. Está rodeado de montañas que parecen castillos, leones, torres; formaciones que reciben el nombre de El dedo de Dios, El Centinela del Valle o La Montura Chilena.
Omar Moya siempre viaja con su cámara y su dron, registra lugares únicos y los comparte en sus redes (@omaralexismoya). En diciembre fue con amigos y lo encontró lleno de agua. «Ese día armamos la carpa en la orilla del río, despertamos y teníamos el agua re cerca. Si no voy a acampar, voy de paso a casa de mi primo que vive en Villa Traful. Pero siempre paro, porque a la hora que vayas, siempre da para la foto. Es tremendo ese lugar».
«A la noche, las estrellas se ven muy lindas. En Valle Encantado ves todo», dice y asegura que buscó en cuatro o cinco oportunidades ese punto panorámico perfecto. «Ese día caminamos como unos seis o siete kilómetros y llegamos al punto desde el que hice esta toma«, dice y comparte las imágenes. Cuenta que subieron una montaña, pero es una zona privada, que esta frente al Dedo de Dios.
Si bien fueron a acampar, no hay camping, solo un puesto en medio de la ruta que vende torta fritas, agua caliente para el mate, gaseosas, en un lugar en el que había una YPF que cerró hace unos tres años.
«Lo único feo es que mucha gente pasa, se queda y deja su basura. Está lleno de botellas, papeles. La gente se mete acampa y deja todo sucio», cuenta y agrega que volvió hace dos semanas y se sorprendió porque «ya no queda nada de agua».
«Está re al fondo el río Limay, hay mucha costa, se veía raro. Es loco cómo, de un momento para otro bajó. Estás ahí y decís como si nevó un montón, dónde fue a para el agua».
Para llegar, hay que conducir unos 20 kilómetros desde Bariloche por la Ruta Nacional 237, hasta el Río Limay, que en este punto divide las provincias de Río Negro y Neuquén. Una vez que se atraviesa la estancia Jones y se conducen 10 km más después de pasar La Lipela, se llega hasta la playa de la confluencia de los ríos.
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