El relato de la maestra que iba en el auto cuando Matus disparó: «tengo lastimaduras en el alma, en la psiquis»
Fue en el contexto de la represión del 4 de abril de 2007, que terminó con el asesinato de Carlos Fuentealba en Neuquén. El policía está acusado de haberle tirado al vehículo con una escopeta 12/70, mientras escapaba de la estación de servicio YPF.
Cuando se desató la represión en Arroyito, el 4 de abril de 2007, un gran grupo de docentes fue a refugiarse a la estación de servicio, ubicada a la vera de la Ruta 22. Una de esas maestras fue Angélica Cisterna. Contó que los gases lacrimógenos dificultaban la respiración y les impedía correr, muchas de sus compañeras se caían. Finalmente se subió al auto Ford Escort en el que había ido y que estaba en las inmediaciones de la YPF. Marcelo Marenco conducía, del lado del acompañante se sentó Teresa Gómez y ella fue en el asiento de atrás. Sacó la cabeza por la ventanilla derecha y le gritó al policía vestido de civil que tenía una escopeta 12/70: «basta, ya no estamos en la ruta, basta«. Y lo insultó. Según precisó, él se dio vuelta y apuntó. «Agáchense que nos tiran», advirtió Marenco.
La docente fue la primera testigo de la cuarta jornada del juicio contra ocho policías que participaron del operativo en el que fue asesinado el docente Carlos Fuentealba. En este caso a quien se acusa de ser el tirador es al comisario inspector Benito Matus, que por entonces era oficial y que había ido a llevarle el desayuno a los efectivos que estaban en Arroyito. Por eso es fácilmente identificable: es el único que no lleva uniforme, sino una camisa blanca. Tanto la fiscalía como la querella sostienen que le disparó al auto en movimiento.
Cisterna planteó: «hace 16 años que pasó y todavía nos juntamos los docentes y seguimos llorando, por eso digo que nos ha marcado, nos ha marcado la represión y nos ha marcado que nos apunten con un arma».
En la audiencia le mostraron las imágenes en el que se ve al policía disparando para que se reconociera. El defensor de Matus, Juan Coto, le preguntó: «¿Alguien de ustedes fue lastimado en ese momento en que se produce este incidente que mostramos en el video?»
-«Físicamente, no. Pero emocionalmente, sí», respondió.
-«Yo le decía lastimadura física», indicó el abogado.
-«Usted dijo lastimado, yo tengo lastimaduras en el alma, en la psiquis. Haber pasado por ese trauma es una lastimadura. No física, no salió sangre. Lo sentimos con el cuerpo, el cuerpo nos pasó factura de eso«, explicó Cisterna.
Gómez, que también compareció ayer, afirmó que antes de disparar le dijo a Matus: «qué nosotros nos estábamos yendo, qué éramos maestros, qué pensara en sus hijos, lo que salía realmente le estábamos gritando para que se dejaran de tirar». Señaló que escuchó «un ruido en la chapa» que «tocó y saltó». Ella pensó que era una piedra, pero Marenco le contestó que habían disparado.
En su declaración, el conductor y dueño del Ford Escort, recordó que quiso entrar a la estación pero estaba colmada de gente, por eso fue a su auto. Relató que oyó a Matus que le decía a sus compañeros: «alíniense, mierda» y «vamos a terminar con esto». Marenco subrayó que él sintió el impacto sobre la chapa, aunque no haya roto nada del vehículo. Aseguró que recibió disparos en su cuerpo esa jornada, y que fue a atenderse al hospital Castro Rendón, pero que esas lesiones «no eran mi prioridad», ante la magnitud del crimen de Fuentealba.
«Yo en un momento arrojé piedras, señor», le contestó el testigo a Coto y aclaró que no lo hizo cuando el efectivo tiró.
«Le dije que se quedara para la protección»
Si la función de Matus en el operativo era el racionamiento ¿por qué terminó disparando en el playón de la estación de servicio?
El comisario mayor, Hugo Millapan, ya retirado, declaró que en aquella época trabajaba en Bomberos, y fue enviado al lugar el 3 de abril de 2007, junto a otros siete efectivos, incluyéndolo. Pasaron la noche en la rotonda de Arroyito. Además de la autobomba fueron con el camión hidrante y un Volkswagen Polo, que adentro tenía una escopeta 12/70. El arma, argumentó, fue llevada «por prevención, para custodia del personal, para disuasión».
La autobomba tuvo un problema mecánico, quedó sobre la ruta, junto al auto. El oficial Matus, indicó Millapán, «que nos había llevado el desayuno a la mañana, le dije que se quedara para protección de los vehículos». El policía hizo el curso de escopetero, que como explicó en el juicio el instructor José Ramón Rotetta, se aprueba con un examen teórico y práctico y se habilita mediante una resolución de la jefatura.
-«¿Por qué le pidió eso al oficial Matus?», preguntó el fiscal jefe Maximiliano Breide Obeid.
-«Por que como el arma la usamos nosotros solamente para la protección del personal y yo iba a continuar caminando, para no llevarme el arma y proteger al personal le solicité a él», respondió Millapan.
De los siete efectivos de bomberos, cuatro iban en el hidrante. El chofer estaba en la autobomba, que esperaba ser reparada, y en el Polo no había quedado nadie. Los dos policías que completaban ese equipo -Millapan y un oficial- se habían ido caminando.
Cuando lo volvió a encontrar a Matus verificó el arma y observó que faltaban cartuchos, es decir, había sido utilizada. Le mostraron al testigo el video para ver si cuando el imputado disparaba en la estación de servicio había alguien de Bomberos, a quien se le había encomendado proteger. Contestó que no.
El policía está imputado por abuso de armas y lesiones leves, agravadas por su condición de funcionario público.
Matus está acusado de haber golpeado con el arma, además, a Miguel Alejandro Castelar. La médica que lo asistió en el hospital Plottier, Lucía Vidal, le dijo al tribunal que de acuerdo al libro de guardia el docente concurrió a las 13.10 del 4 de abril por una luxación en el hombro, que es cuando la cabeza del húmero sale de la cavidad.
Dejó asentado que fue una agresión, provocada por un persona desconocida, en la ruta y que se produjo por una «caída en el mismo nivel». Allí se le practicó la maniobra para acomodarle el hombro.
El dato
- 19
- testigos declararon hasta ayer en el juicio contra ocho policías que participaron en el operativo represivo.
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